El pasado domingo 29 de septiembre murió en su residencia Bombay S. N. Goenka, a los 90 años, sin más causa aparente que su avanzada edad. Escribe Joaquín G. Weil.
S. N. Goenka nació en Birmania en el seno de una acaudalada familia de origen indio dedicada a los negocios. Unas fuertes migrañas le hicieron buscar una sanación por todo el mundo. Dentro de su Birmania natal, le preguntó al que luego fuera su maestro, Sayagyi U Ba Khin, si el Vipassana le podía ayudar. «Este no es un método de curación», recibió como respuesta. Asimismo, quiso probar esa técnica de meditación. El que consiguiera curarse fue un beneficio colateral, en un entrenamiento que duró años, transcurridos los cuales, en 1969, se estableció en India, donde comenzó a difundir el Vipassana, primero entre sus parientes y amigos y finalmente por todo el mundo.
En 1976 fundó el primer centro en las cercanías de Bombay. Hoy en día hay cientos de centros por todo el mundo, incluído uno en Palau Tordera, Barcelona, y próximamente otro en Candeleda, Ávila.
Entre sus principales logros, que podemos calificar de históricos, está el resurgimiento de la meditación Vipassana en India después de siglos de ausencia. Y de ahí su fulgurante difusión por todo el mundo.
Se trata de un tipo de meditación de origen budista, históricamente el pionero. Goenka tuvo el acierto estratégico de desproveerlo de cualquier tipo de icono, vestimenta o ritual. Si bien conservó intacto el dhamma o enseñanza y los sutras, que con voz magnética cantaba. Estos cantos y sus vídeos (en los que aparece acompañado de su mujer) han acompañado a miles o millones de meditadores que han hecho y hacen sus cursos.
Para la financiación de los cursos estableció un talentoso y efectivo procedimiento según el cual los meditadores sólo podían ofrecer un donativo voluntario al concluir el curso, no al inicio, con lo cual, en realidad, como si fueran antiguos monjes mendicantes, habían hecho el curso gracias a la generosidad de los anteriores estudiantes, al tiempo que podían patrocinar la meditación de los siguientes.
Armonía y paz
Entre los reparos, personalmente no comprendo que estableciera cursos para ejecutivos, empresarios y altos funcionarios. Tal vez una concesión al clasismo colonial británico y sistema de castas indio propio de su cultura de origen. Si bien es verdad, se mantuvo firme en no aceptar en sus cursos ningún signo distintivo, tan propio del subcontinente: pinturas en la frente, cordones brahamánicos, etc.
Su tarea de recuperación y difusión del dhamma (dharma) ha sido histórica y tranquilamente gigantesca. Y tiene todos los visos de sobrevivirle de largo en el tiempo. En nuestro centro de yoga y meditación Yoga Sala tuvimos el honor de albergar el grupo oficial de nuestra ciudad, Málaga, durante años. Y lo que es bien singular en todo tiempo y lugar, que conviviera con las principales tradiciones de meditación bajo un mismo techo: Zen, Vipassana, Gelugpa, Shambhala, Kadampa, etc. han estado celebrando meditación con nosotros con frecuencia al mismo tiempo. Lo cual, pensamos, debería ser lo habitual, pero como cualquier persona con experiencia sabe, es algo harto infrecuente.
Como el propio Goenka afirmaba, el dhamma es como el arroz con leche, si alguno de los ingredientes no te gusta, como la rama de canela, la corteza de limón o la pasa, puedes apartarlas y seguir comiendo. No podemos esperar a encontrar la vía perfecta para comenzar la práctica.
Goenka también bromeaba en uno de sus vídeos sobre cómo sería la muerte para un meditador de Vipassana: «Ahí va llegando, noto tal sensación en una pierna o en un brazo, me mantengo ecuánime, etc.» Las comunicaciones y noticias sobre su muerte que me van llegando afirman que ha sido, en efecto, conforme a sus enseñanzas. Como él dijo tantas veces, que todos los seres sean felices, obtengan la armonía y la paz.
Más información: http://www.neru.dhamma.org/
Quién es
Joaquín García Weil es licenciado en Filosofía, profesor de yoga y director de Yoga Sala Málaga. Practica Yoga desde hace veinte años y lo enseña desde hace once. Es alumno del Swami Rudradev (discípulo destacado de Iyengar), con quien ha aprendido en el Yoga Study Center, Rishikesh, India. También ha estudiado con el Dr. Vagish Sastri de Benarés, entre otros maestros.