Hemos visto esta entrada en el blog del estupendo portal de clases de yoga en vídeo Aomm.tv, escrita por la profesora Cristina Herrero. Según nos explica André Van Lysebeth en su maravillosa obra Pranayama, a la serenidad por el yoga, Prana, con mayúscula, es la Energía Universal indiferenciada, energía que todo lo penetra y mueve; y prana con minúscula es la energía diferenciada y manifestada en cualquier forma.
El magnetismo, la electricidad o la gravitación son manifestaciones del prana. El prana se encuentra presente en el aire, en los alimentos, el agua, la luz solar… pero no es ninguno de los elementos que la ciencia moderna haya conseguido observar y cuantificar. Los antiguos sabios de la India y la misma filosofía del yoga afirma que el prana puede ser acumulado y almacenado en el sistema nervioso, concretamente en el plexo solar, y además que el yoga nos da la capacidad de dirigir voluntariamente la corriente de prana mediante el pensamiento.
La ciencia del control del prana en el organismo es el Pranayama, aunque todos los ejercicios de yoga tienen este objetivo, y no únicamente las técnicas de respiración. Si es tu primera toma de contacto con las técnicas respiratorias yóguicas no te agobies. Aquí te ofrecemos unas sencillas pautas y consejos para introducirte poco a poco en las profundas aguas del pranayama.
- Practica con paciencia y perseverancia.
- Progresa lentamente en las técnicas respiratorias, respetando las indicaciones para cada ejercicio concreto.
- Realiza con regularidad tu sesión de asanas como preparación para el pranayama. No hacerlo sería un error, ya que las asanas mantienen la columna vertebral y el cuerpo flexible libre de bloqueos.
- El prana obedece al pensamiento, de modo que practica con atención y concentración.
- Comienza siempre por limpiar las fosas nasales. La ducha nasal o jala neti es una manera perfecta de hacerlo.
- Adopta una rutina y permite que tu cuerpo y tus pulmones se adapten a ella. No modifiques tu programa ni practiques al azar.
- Adopta una postura adecuada para realizar los ejercicios. La columna debe permanecer erguida y el rostro, hombros y brazos relajados. La postura de meditación es la más adecuada para ello. Puedes ver cómo adoptar esta postura pinchando aquí.
- La respiración debe ser silenciosa y lenta.
- No practiques hasta la fatiga. Si se presenta interrumpe tu práctica y descansa en la postura de relajación Savasana.
- Presta atención a la fase de exhalación (rechaka).
- Inspira y espira por la nariz siempre que no se indique lo contrario.
- Practica al aire libre o en una habitación bien ventilada.
Fases de la respiración
Puraka
Es la fase de inspiración, que debe ser lenta, uniforme y completa. La concentración debe estar sostenida en la entrada del aire por la nariz.
Kumbhaka
Es la fase de retención del aliento. Los yoguis distinguen entre kumbhaka con los pulmones llenos (después de la inhalación), y kumbhaka con los pulmones vacíos (después de la exhalación). Durante esta fase se produce la liberación de prana en el cuerpo, que puede ser conducida a voluntad por el yogui. Durante la fase de kumbhaka también se estimula la respiración intracelular, que consiste en la absorción del oxígeno por parte de las células del organismo, y la expulsión de CO2. Este intercambio tiene como resultado la liberación de energía con la consiguiente producción de calor interno, además de la estimulación de los procesos vitales en todas las células del cuerpo.
Rechaka
Es la fase de la exhalación. Debe ser lenta y completa. Es la fase más importante desde el punto de vista mecánico, ya que sin una exhalación completa no se puede conseguir una inspiración correcta. Para llenar un recipiente (los pulmones) este tiene que haber sido previamente vaciado. De la combinación de estas tres fases rechaka, kumbhaka y puraka, nacen los distintos ejercicios de control del prana.
Puedes encontrar distintos ejercicios de pranayama en las clases y prácticas de Aomtv.
Cristina Herrero es profesora en aomm.tv.