Mientras yo hago la postura de la torsión, para desbloquear toda la espalda y ejercer masaje sobre todos los órganos abdominales, el yogui Emile practica, como nadie, la postura de relajación conocida como Postura del Cadáver, pues exige máxima inmovilidad para poder soltar todos los músculos y encontrar un estado de alerta serena o sosiego atento. Escribe Ramiro Calle.
Tras mi sesión diaria de asanas, yo le imitaré y la cerraré entregándome a la relajación, que es sin duda una medicina natural extraordinaria y sin ningún tipo de contraindicación, y además para todas las personas cualquiera que sea su edad y tanto si están sanas como enfermas.
Como Emile sabe de sus excelencias, no deja de practicarla y ha adquirido en la misma una sagacidad extraordinaria. Mi neurólogo y gran amigo Antonio Tallón (que descubrió el yoga a la misma edad que yo: a los 15 años) ya me dijo un día a propósito de Emile: «Es como usted, pero percibe más que usted».
Los misteriosos gatos tienen muchos dones y uno de ellos es saber estar muy atentos y a la par muy relajados, o sea que practican el denominado mindfulness (atención total) de la manera más natural. Por eso, y por el amor que transmite, es un gran compañero de práctica. Además no le distrae a uno hablando y si emite un suave maullidito es como un mantra que ayuda a interiorizarse.
Gracias, Emile, al final te convertirás, si es que no lo eres ya, en mi guru.
Ramiro Calle
Más de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.
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