Como cada lunes, celebramos el comienzo de una nueva semana con la inspiración de los Pensamientos simiente de la Fundación Ananta.
Nuestra vida tiene una dimensión material y otra espiritual.
En estas notas insistimos en la necesidad de contactar el espíritu cada día para vivir la materia desde el espíritu.
Ese ensamblaje es la unión, el yoga. Cuando ocurre, “las alegrías más sutiles vienen a visitarnos”, según preciosa expresión de Aïvanhov.
La vida diaria, sin embargo, se nos presenta como una experiencia puramente material, y es fácil dejarse llevar por esta ilusión.
Pero es una ilusión que lleva a un camino sin salida, que hay que desandar.
“Los pies en la tierra, la mirada e el cielo”, dijo un cierto maestro.
La vida recuperará entonces lo que nunca debió perder: las alegrías más sutiles.
«El ser humano viene a la tierra para trabajar sobre la materia: tanto sobre su materia física, como también, y sobre todo, su materia psíquica. Esta idea no debe nunca abandonar a quien aspira vivir la vida espiritual. A cada obstáculo, a cada prueba que encuentra, en lugar de quejarse y desanimarse, debe procurar movilizar todas las facultades que ha recibido del Creador, con el fin de dar cada vez un paso más en el camino de la luz.
Vivir la vida espiritual es una preocupación de cada instante. Nunca debemos sentirnos satisfechos de lo que somos, sino poner a trabajar nuestro intelecto, nuestro corazón y nuestra voluntad para eliminar lo que permanece todavía oscuro, desarmonioso en nosotros, y atraer las partículas más puras. Es así que, poco a poco, todo nuestro ser vibra de manera diferente, nuestra estructura etérica se modifica, se nos dan nuevas posibilidades y las alegrías más sutiles vienen a visitarnos”.
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: naturaleza en Galicia, abril 2013 (Rocío Bravo).
UN MUNDO, UNA HUMANIDAD
ONE WORLD, ONE HUMANITY