Los yoguis fueron los primeros ecólogos del mundo, así como el yoga se convirtió en la primera psicología de la autorrealizacion del orbe y precursora de la ciencia psicosomática. Escribe Ramiro Calle.
Por algo su dilatada historia cuenta con más de 7.000 años, lo que le llevó al gran estudioso del yoga (y practicante) Mircea Eliade a decir que era un «fosil viviente», porque a pesar de su antigüedad está más vivo que nunca.
Los primeros yoguis fueron personas que sintieron en lo más profundo de su alma el llamado espiritual y se retiraron a las junglas, los bosques y las montañas para concebir y ensayar técnicas para la elevación de la consciencia y la liberación espiritual. Trabajaban sobre sí mismos en la grandeza de la naturaleza, conectados (yoga es unión, conexión, enlace) con las potencias y energías cósmicas, capaces de amplificar la consciencia y permitir que las energías fluyan más libremente.
En esta época veraniega es un momento oportuno para practicar hatha-yoga en la naturaleza. Ha es sol y tha es luna, porque se trata de unificar en uno mismo las energías positivas y negativas y encontrar así un punto de equilibrio imperturbado. En la montaña o en la playa, en el bosque o en una pradera, uno puede ejecutar las posiciones de yoga (asanas) y efectuar al aire libre las técnicas de control respiratorio (pranayama). El cuerpo se convierte en una especie de columna vertebral o «antena» entre la tierra (lo telúrico) y el cielo (lo etérico), entre la materia (prakriti) y el espíritu (purusha).
Uno siente en la naturaleza cómo el prana o fuerza vital parece adquirir mayor intensidad y cómo uno forma parte del cosmos como la ola del océano. Este cuerpo es un reservorio de energías sobre el que trabajamos con movimientos conscientes, respiración sosegada, mente alerta y motivación pura. Recordemos las significativas palabras de Yogananda: «Así como el carbón, al arder al rojo, revela la presencia del fuego, así también el maravilloso mecanismo del cuerpo humano revela la presencia original del Espíritu».
Ramiro Calle
Más de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.
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