Yoga Academy/ ¿Qué yoga se ofrece en vida laboral y para qué?

2024-09-19

La integración efectiva del yoga en la vida laboral va más allá de hacer algunas posturas o ejercicios de respiración en la oficina. El yoga debería servir para reconectar con la propia humanidad, cultivando la conciencia y la compasión en medio de un entorno laboral que a menudo empuja hacia la competencia y la alienación. Escribe Mayte Criado.

En un mundo donde la prisa y las exigencias del trabajo pueden abrumarnos, encontrar momentos de calma y equilibrio se convierte en una meta cada vez más urgente. En esta búsqueda de encontrarnos a nosotros mismos también en el entorno laboral, el yoga se ha convertido en una opción que incluye la posibilidad de apaciguarnos en relación con el interés de las empresas, cada día más acuciante, de que estemos contentos y satisfechos en este entorno. Sin embargo, la integración efectiva del yoga en la vida laboral va más allá de simplemente adoptar algunas posturas en la oficina o realizar ejercicios de respiración en el descanso para el café. Se trata de una transformación profunda en la forma en que abordamos nuestro trabajo y cuidamos de nosotros mismos en ese proceso.

La sociedad de consumo en la que vivimos, con su énfasis en la competencia y la maximización del beneficio, ha transformado profundamente la naturaleza del yoga que se ofrece en el mundo en general. Asistimos a una especie de adaptación, no sé si necesaria, de las técnicas que el yoga propone como camino de autorrealización, para que sirvan a los intereses basados en la premura de reducir las presiones y las tensiones que el mundo laboral nos impone. Así, el yoga o la meditación se proponen ofreciendo un espacio de calma y conexión, especialmente valioso para la productividad, en un entorno caracterizado por el estrés crónico y la competencia despiadada.

¿Deshumanización del yoga?

Dudo si estamos asistiendo, como ocurre con otras muchas propuestas, a una especie de deshumanización del yoga. Hablo de deshumanización por el afán de convertirlo en un argumento que simplemente redunda en beneficios para obtener una mayor respuesta positiva en el trabajo, mantener contenta a la persona y hacer que sienta que es su propia responsabilidad sentirse bien y, por tanto, querer convertirse en más productiva a través del esfuerzo por sentirse bien. Cuando el yoga o la meditación se proponen en este territorio, la persona desconecta profundamente de lo que en realidad es el sentido de su vida y cuánto o cómo el trabajo que realiza cada día incide en su existencia y en su relación con el mundo.

Sin embargo, el yoga debería servir para reconectar con la propia humanidad, cultivando la conciencia y la compasión en medio de un entorno laboral que a menudo empuja hacia la desconexión y la alienación.

Me viene a la mente el filósofo Byung-Chul Han, que en su análisis crítico de la sociedad contemporánea argumenta que el exceso de positividad y la presión constante por ser productivos y exitosos han llevado a una cultura del rendimiento y de autoexplotación en la que ya no es necesario que haya un “explotador” o un ente que nos exige. Ahora somos nosotros mismos los que nos imponemos dichas presiones. ¿Es el yoga un refugio para no perdernos a nosotros mismos en medio de esta situación o hay un new-yoga contribuyendo a la tiranía del rendimiento y el agotamiento que caracterizan la vida laboral hoy día?

¿Qué yoga se está ofreciendo en el mundo laboral? Una de las principales contribuciones del yoga es su enfoque en la atención plena. La práctica de la atención plena nos permite estar más presentes en todo lo que hacemos y nos ayuda a responder de manera más consciente a la vida. Esto puede ser maravilloso si realmente nos mantiene conectados a nosotros mismos. Si estas capacidades se fomentan solo en relación con las demandas del trabajo, sin duda nos dejan a merced del entorno productivo. Cuando estas técnicas influyen de verdad en el sentido de percibirnos en la realidad que nos presenta la vida, incluyendo la realidad que nos presenta el trabajo que realizamos, operan siempre para que nos demos cuenta de quiénes somos y cómo estamos viviendo, entre otras cosas, nuestra propia vida laboral. Porque en un entorno laboral dominado por la competencia y la presión por la productividad, la atención plena puede mantenernos, por un lado, centrados y equilibrados en medio del caos, pero, por otro, también puede ayudarnos a estar centrados en las exigencias del momento sin capacidad para darnos cuenta de cómo nos sentimos.

Las posturas, la respiración consciente y la meditación deben enseñarnos a reconocer las señales de tensión y agotamiento en el cuerpo y la mente, y a explorar en qué consiste el cuidado hacia nosotros mismos. Sin embargo, mientras celebramos los beneficios del yoga en el mundo laboral, también debemos ser conscientes de los desafíos y las limitaciones que pueden surgir en esta integración. Es fundamental que la integración del yoga en el propio trabajo se haga con un enfoque consciente y equilibrado. Esto significa que es necesario saber que el yoga siempre debe proporcionarnos una mayor conciencia sobre nosotros mismos con independencia de si ello redunda en una mayor productividad. Establecer límites saludables entre el trabajo y el tiempo personal, así como priorizar el autocuidado y el propio bienestar es indispensable para que tomemos el yoga que se propone en el entorno laboral, como lo que es, un camino de autoconocimiento y transformación.

Rendimiento, disponibilidad, rivalidad

El yoga es más que una serie de ejercicios físicos o técnicas de relajación; es una filosofía de vida que invita a vivir y trabajar con mayor conciencia, compasión y equilibrio. Al integrar los valores del yoga en la vida laboral no solo podemos mejorarnos a nosotros mismos, sino que también podemos cambiar algunos patrones culturales que perpetúan el sufrimiento y el agotamiento de los seres humanos.

En muchos casos, la glorificación del trabajo duro y la dedicación total al empleo suponen desarrollar una mentalidad de «siempre estar en línea». Hay muchas personas que tienen dificultad para desconectar del trabajo. Además, la competencia exacerbada genera muchas veces un ambiente de rivalidad, donde el éxito se define en términos de superar a los demás en lugar de colaborar y apoyarse mutuamente.

La falta de autoestima, reconocimiento y valoración de uno mismo deja a las personas vinculadas exclusivamente con lo que consiguen y nunca con lo que son.

Es fundamental reconocer y abordar los entornos laborales como medios equilibrados y sostenibles donde las personas podemos prosperar y desarrollarnos plenamente a todos los niveles. A esto es a lo que debe servir el yoga en el mundo laboral.

Mayte Criado. Fundadora de la Escuela Internacional de Yoga

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