La Biotensegridad aplicada a las posturas de yoga

2024-05-27

La forma en la que la sociedad actual nos hace comportarnos y los efectos de la gravedad, además del envejecimiento, interfieren en nuestra postura generando a largo plazo una mala calidad de vida, con la pérdida de la funcionalidad y del bienestar. Pues bien, vamos a desarrollar este tema un poco más. Escribe Keilla Dias.

biotensegridad

Imagen de Rachel Scott en Pixabay

Las costumbres de la sociedad actual interfieren directamente en nuestra forma de estar de pie y movernos y, consecuentemente, en nuestra postura y humor. Basta observar los diseños y usos de los muebles, calzados, teléfonos y otros aparatos tecnológicos, etc, para constatarlo. Vivimos en una sociedad mayormente sedentaria, con muchos puestos de trabajo que requieren numerosas horas sentados delante de un ordenador o de pie, generando cuerpos rígidos y entumcidos.

Los efectos de la gravedad sobre nuestro cuerpo hacen que, poco a poco, a medida que vamos envejeciendo, nuestras articulaciones y discos vertebrales también estén más comprimidos. De esta forma vamos adoptando una postura más encorvada y más rígida, con menos espacios para que las articulaciones puedan cumplir bien con su función.

¡Pero no todo está perdido!

La buena noticia es que podemos tomar medidas, sobre todo si llevamos una vida activa que incluye movimientos que nos aportan salud y funcionalidad. La biotensegridad y el buen cuidado de nuestro tejido fascial pueden echarnos una mano a fin de que tengamos una postura más equilibrada y nos  movamos por la vida con más salud y libertad. Es aquí donde como profesoras/es de yoga podemos jugar un papel muy importante no sólo en la esterilla, sino también fuera de ella, transmitiendo a nuestros alumnas/os la importancia del cuidado de la postura fuera de la clase.

Se abren nuevas formas de enseñar y compartir el yoga de manera más adecuada gracias a los avances tecnológicos. Sabemos mucho más sobre el cuerpo y sus conexiones, aunque personalmente creo que lo que nos queda por conocer aún es mucho y que el cuerpo humano sigue siendo un territorio por explorar.

¡Así que vamos con la biotensegridad!

La biotensegridad es un término relativamente nuevo acuñado por Dr. Stephen Levin. Hace 40 años desarrolló un concepto basado en el trabajo de Kenneth Snelson y Buckminster Fuller sobre la tensegridad, que significa “integridad tensional de un organismo vivo”. Este término, tensegridad, es utilizado en la arquitectura para definir la “combinación de fuerzas que existen en una estructura formada por una red infinita de elementos de compresión (elementos rígidos) interconectados a través de elementos ténsiles (elásticos) que le dan a la estructura su integridad total”.

Como actúa la biotensegridad en la práctica corporal

En la práctica del yoga utilizamos los principios de la biotensegridad para generar una práctica equilibrada, armónica y fluida que nos aporta más consciencia corporal, y eso se ve reflejado en la mente y las emociones a través del equilibrio interno. El cuerpo se autosostiene sin esfuerzo y mantiene su integridad estructural. Los elementos de compresión son los huesos y los elementos elásticos son las fascias.

Una de las premisas de la biotensegridad es que los cambios que ocurren en una parte del cuerpo afectan a otras partes, aunque sean equidistantes. Es omnidireccional.

Existen algunos ingredientes que facilitan a poner en práctica los principios de la biotensegridad:

–Polaridades.
Todo en la naturaleza del plano físico, mental o emocional tiene dos aspectos que se rigen por polos opuestos con grados de diferenciación entre sus extremos. Uno no existe sin el otro, pero ambos se dan sentido y se complementan: día y la noche, yin y yang, dinámico y estático, derecha e izquierda, alegre y triste…

En el movimiento trabajamos el equilibrio entre polaridades para conseguir tensegridad en el cuerpo, llamada biotensegridad. Son como dos energías opuestas que se nutren entre sí para complementarse y armonizarnos de manera integral, la energía vital que trabaja para integrar las partes, constituyendo así un todo.

Las partes del cuerpo actúan como estructuras suspensas e interconectadas por una red de tensión continua, la fascia. El espacio entre esas estructuras forma un equilibrio de tensión y compresión flotante que empuja y tira y así genera el equilibrio entre el movimiento y la estabilidad para mantener la forma y función sin importar en qué posición se encuentra el cuerpo.

—Expansión.
El concepto spanda viene del sánscrito y significa pulsante, movimiento, vibración, expansión. El cuerpo es pulsante, está en constante movimiento a través de la respiración, de los fluidos internos, de los impulsos nerviosos, del ritmo del corazón y de los movimientos peristálticos. Este ritmo constante de expansión y condensación nos lleva a optimizar los espacios y la integración del cuerpo como un todo. Se trabajan los límites, la vitalidad, en el sentir el cuerpo interno (interocepción) y en generar espacio (propiocepción del cuerpo interno).
El cuerpo interno se expande y el cuerpo externo le abraza y le sostiene.

—Tono uniforme.
Nos aporta integración, unidad y firmeza para movernos de forma eficiente en las posturas. Es el abrazo de los tejidos hacia el hueso y del hueso a los tejidos. El tejido interno flota dentro de la uniformidad, donde ninguna parte del cuerpo trabaja con exceso o defecto.

Cuando trabajamos la biotensegridad nuestra figura se muestra más ligera y flotante, como si camináramos sobre nubes. El cuerpo tiene mayor capacidad de soportar el estrés, además de ayudar a disminuir la carga y absorber el impacto.

Utilizamos estos ingredientes para trabajar el movimiento integrado y llevar la práctica de yoga a otro nivel, generando una sensación de unidad que es experimentada por nuestro cuerpo tanto interiormente como exteriormente.

Cuando el cuerpo está integrado expresamos armonía y seguridad, proyectamos una imagen auténtica de nosotros mismos.

Cuando se trabaja con bases sentadas en la percepción, en las sensaciones y en el movimiento consciente, somos capaces de escuchar a nuestro cuerpo y de atender sus necesidades. Somos capaces de desarrollar todo su potencial unificado con la mente y con las emociones.

Keilla Dias es profesora de yoga desde 2010, autora de herramientas pedayóguicas y desde 2014 viene especializándose en el Sistema Fascial con más de 400hrs certificadas. Ha desarrollado su propia metodología holística interdisciplinar llamada Fascintegrity que trabaja con la perspectiva de la fisiología y anatomía fascial aplicada al movimiento y al alineamiento postural. Actualmente imparte cursos a profesionales y clases a alumn@s que quieran practicar y desarrollar habilidades para autogestionarse en el cuidado de su cuerpo de manera integrada: cuerpo-mente-emociones.

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