Hace unos años una mujer de 36 años, recién finalizada su formación de yoga, me pidió una revisión de su práctica, ya que desde aproximadamente un año atrás había empezado a tener un dolor de una intensidad más o menos persistente en la zona del plexo solar. Escribe Víctor Morera.
Este caso ejemplifica cómo una técnica y herramientas útiles en un momento específico pueden volverse ineficaces cuando las circunstancias cambian, a pesar de manifestar los mismos síntomas. (ver artículo anterior No todas las herramientas de yoga son para todas las personas)
En la observación postural de esta mujer, lo más destacado en relación con su síntoma era una lordosis acentuada lumbo dorsal (lordosis diafragmática), una caja torácica con poca movilidad y el cuello rectificado. Era una mujer que en todas sus acciones le ponía mucha voluntad.
Su gesto somático más característico era la constante activación de la musculatura posterior en cualquier postura, acompañada de la retención en inspiración al inicio de las mismas.
Le sugerí que tomara conciencia de sus gestos y modificara sus posturas habituales, evitando bloquear la respiración y la activación de la musculatura lumbar. Después de varias sesiones, al notar una gran mejoría, diseñé una práctica de mantenimiento para ella.
Sin embargo, dos años después, se puso en contacto conmigo nuevamente debido al retorno del dolor, manifestando que la práctica ya no le resultaba útil. Al preguntarle cuándo había reaparecido el dolor, me comentó que coincidió con el fallecimiento de su padre y las disputas sobre la herencia con su hermana.
En ese momento, le sugerí suspender su práctica habitual y realizar, durante una semana, una meditación. Es una práctica que se usa en la sanación y que aprendí en la formación de Sintergética. Nosotros, en nuestra escuela Pranamanasyoga, la llamamos “la reunión familiar”. Esta meditación incluye movimientos circulares y respirados, acompañados de una visualización.
Consiste en estos pasos:
- Poner la intención en armonizar las relaciones familiares.
- Llevar las manos cerca del hueso púbico, la zona que representa el primer centro o chakra, y evoca la imagen del padre.
- Poner las manos en el bajo abdomen, la zona relacionada con el segundo centro, y se evoca mentalmente la imagen de la madre madre .
- Las manos se colocan en la zona del plexo solar, zona asociada al tercer centro, y en ella se visualiza su propia imagen y la de su hermana (en este caso en concreto).
- Por último, las manos entran en contacto con el cuarto centro en el centro del pecho al mismo tiempo que imaginamos que se une toda la familia en un gran abrazo.
- La meditación se enfoca en la respiración con suspiros y movimientos diseñados para mejorar la comunicación entre los hemisferios cerebrales.
Esta práctica fue profundamente significativa para ella, permitiéndole sentir un proceso de sanación. El dolor en el plexo comenzó a disminuir, pero lo más importante fue que empezó a comprenderse y aceptarse, relajando una actitud interna de ‘tener prisa’.
Es una meditación que si logra conectar con los sentimientos es muy liberadora. Recuerdo también en otra persona que lo que más le había sorprendido era que no podía llevar su propia imagen al corazón. Esto fue el acicate para indagar y pedir ayuda para encontrar una conexión más positiva y amorosa consigo misma.
Víctor Morera es fundador de Pranamasyoga, escuela de formación en yoga terapéutico
Próximas formaciones en Madrid, Barcelona, Donosti.Víctor Morera es autor del libro Semillero. El uso de los sankalpas en el yoga terapéutico