No sé si os pasa a alguno más, pero yo, cuando escucho o leo a compañero/as profesore/as hablar sobre los alumnos y estudiantes en términos posesivos (“mis”) me suena como si se hablara de una propiedad privada. Me chirría cuando se utilizan expresiones tales como “me han quitado a mis alumnos”, o “mis alumnos se han ido con tal o cual profesor pero en realidad a quien siguen es a mí”… Escribe Hiria Bernal.
El alumno no es una propiedad; solo es un buscador, alguien que su primer compromiso lo tiene consigo mismo y con su práctica. Todos los maestros que conocemos y estudiamos tuvieron muchas referencias de aprendizajes, de linajes, y dentro de éstos, de maestros y guías.
Tanto si somos conscientes como si no, es el alma el que guía, no la persona en la que se aloja.
Así que no somos de nadie, somos seres que, a través de nuestra experiencia en este maya que nos rodea, buscamos referencias y caminantes que hayan recorrido el trayecto antes que nosotros, nada más.
Los alumnos no deben rendirnos lealtad o pleitesía, y nosotros solo estamos aquí para compartir lo transmitido, experimentado o revelado, lo cual no nos da ningún derecho sobre nada ni sobre nadie, sino solo agradecimiento al Espíritu, a Dios o a quien corresponda.
Del mismo modo que cuando se crea un utensilio, el objeto entra en una cadena de montaje para poder ser completo y llevar a cabo su función, nosotros, los profes, no somos más que un paso dentro de este proceso, una farola que ilumina momentánea y fugazmente algún camino. Y el resto no es más que apego. Es verdad que hay estudiantes y alumnos que llevan muchos años acudiendo a los espacios donde damos clases y que incluso les sentimos como nuestra familia o shanga, pero éstos están ahí por que así lo sienten y lo desean, incluso porque les pilla cerca de casa y les va bien así; o quizás porque empatizan con el canal en el que transmitimos o porque la energía que desprendemoss les resuena, pero en ningún caso son propiedad de nadie, no nos deben nada.
Postdata: los profes también somos alumnos.
Hiria Bernal es profesora de yoga, fundadora de la Escuela de Yoga Origen. c/Pedro Rico, 47. Barrio del Pilar- La Vaguada. Madrid
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