Los chakras principales se ubican en Pranamaya, el cuerpo energético. Los que se denominan nanochakras tienen un diámetro de 10 nanómetros (un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro) y se encuentran en Annamaya, el cuerpo físico. Estos nanochakras son centros energéticos que poseen todos los seres vivos y se encargan de generar la energía necesaria para que se realicen las diferentes funciones vitales. Escribe Pedro Lopez Pereda.
La palabra chakra viene del sánscrito y significa “círculo en movimiento” o “rueda”. La tradición nos ha transmitido que los antiguos maestros ya conocían los chakras principales y los millones de pequeñísimos chakras que servían de fuente de energía a nuestro organismo. Actualmente sabemos por la ciencia que tenían razón.
¿Qué son los nanochakras que detectaron los antiguos maestros? Estos maravillosos elementos giratorios de los que hablaban los sabios desde tiempos ancestrales se denominan actualmente ATPasas, y son una clase de enzimas que sintetizan (producen por medio de una síntesis) el ATP (el trifosfato de adenosina) que también es llamado «moneda universal de la energía».
Se podría decir que cada ATPasa es una nanomáquina que se encuentra en la membrana interna de la mitocondria (orgánulo de las células que tiene como principal función la producción de energía) que fabrica ATP y lo hace con un flujo continuo de protones que impulsa la rotación de una “rueda” móvil y de su eje interno. Al girar activan esta enzima, dando como resultado la síntesis de la moneda universal de la energía que hemos mencionado en el párrafo anterior. Este complejo proceso ha sido objeto de estudio de muchos grupos de investigación, ya que su comprensión ha revelado cómo los seres vivos fabrican y hacen uso de la energía.
¿Qué es la moneda universal de la energía?
El trifosfato de adenosina (en inglés, adenosín trifosfato: ATP) es considerado por los biólogos como la moneda universal de la energía. Es la molécula que necesitamos todos los seres vivos para realizar nuestras funciones biológicas. Aproximadamente, un 70% de esta energía generada por el cuerpo humano es utilizada por las células para producir proteínas, conseguir nutrientes o eliminar del organismo ciertos desechos, además de para lograr un correcto funcionamiento de nuestros órganos internos… El resto de esta energía la utilizamos los individuos para nuestras tareas cotidianas: deambular, correr, hablar, trabajar…
¿Cómo funciona nuestra moneda universal?
Podemos imaginar que el ATP es como una batería recargable que pasa por ciclos en los que tiene mucha o poca energía (según si esa batería está cargada o descargada). Cuando el ATP está descargado, se abastece en los nanochakras, y cuando se necesita energía en las células, se genera un proceso de ruptura de enlaces por el que el trifosfato de adenosina se convierte en difosfato de adenosina, liberándose la energía que se necesita.
¿Cómo aumentar la energía en el cuerpo humano?
Uno de los principales métodos para aumentar la producción de energía es la actividad física moderada y regular. Y otro, el que nos concierne, es la práctica regular de ásanas (sobre todos los realizados en extensión, como por ejemplo Adhomukhasvanasana).
La meditación y el pranayama son también magníficos sistemas para aumentar y equilibrar el porcentaje de la moneda universal de la energía en nuestro cuerpo.
El sueño de calidad también puede aumentar los niveles de ATP. En cambio, el estrés los disminuye.
Tenemos que ser conscientes de la importancia que tiene la práctica de yoga para las personas mayores, ya que la producción de la moneda universal de la energía disminuye con la edad, debido a que el funcionamiento de las mitocondrias se vuelve menos eficiente. Se ha constatado científicamente que los niveles de ATP en los glóbulos rojos de las personas de 70 años de edad contienen aproximadamente el 50% menos de ATP que el de los jóvenes de veinte. Estimamos, basándonos simplemente en nuestra experiencia, que un practicante regular de yoga de 70 años mantiene en sus glóbulos rojos el 65% del ATP del que tenía a los veinte.
Reservas de ATP del organismo.
La moneda universal de la energía se almacena principalmente en los glóbulos rojos y en los órganos internos, especialmente en el hígado.
Aun así, las reservas de ATP en el cuerpo son bastantes limitadas y deben ser sintetizadas continua y eficazmente para aportar existencias constantes de energía.
Lo que no tenemos tan claro es cómo se relaciona la energía del cuerpo físico con la de los chakras principales. Se aprecia que cuando salimos de una infección importante y ya no se precisa tanta energía para combatir a los gérmenes invasores, se produce un aumento energético importante en los chakras Muladhara y Svadhisthana. Por ello, sospechamos que ambas energías deben estar comunicadas y son compatibles.
Por último, una caída en la producción de ATP (por ejemplo debida a la edad) nos lleva a sentir debilidad, fatiga, molestias, fallos en el funcionamiento de órganos y músculos y hasta problemas cognitivos. En estos casos, potenciar la práctica regular de yoga y mantener una alimentación saludable es fundamental para conservar unos niveles aceptables de energía en nuestros cuerpos físico y energético.
Pedro López Pereda. Creador del centro Namaskar de yoga y autorrealización en la línea de Antonio Blay. Presidente de la Fundación Yoga y de la Asociación Yoga Meditativo. Miembro de la Asociación Nacional de Profesores de Yoga. Maestro de Reiki.
Ha publicado, entre otros libros: El mandala oculto (2017), El cuenco vacío (2018) y Las leyendas del Yoga. El origen mitológico de la meditación, el pranayama y las posturas de yoga (2021).