La meditación no es tensarse, sino soltarse; no es contraerse, sino relajarse; no es crear resistencias o conflictos, sino superarlos. La meditación no tiene ningún secreto. Forma parte de la vida de los animales, pero es dificil para el ansioso e insatisfecho ser humano. Tu gato medita, tu perro medita, el cocodrilo y el hipopótamo meditan. Escribe Ramiro Calle.
El ser humano tiene que aprender lo que ya debería saber y experimentar. La meditación es atención y quietud, pero el ser humano no está atento conscientemente y menos sosegado; la meditación es consciencia y ecuanimidad, pero el ser humano no es consciente ni ecuánime; la meditación es ir más allá de las barreras del ego, pero el ser humano está encapsulado en su ego y no sabe salir del mismo. Siempre recuerdo aquel consejo que me dieron hace muchos años en la India: «Medita». ¡Qué gran consejo! Y las palabras de mi amado Babaji Sibananda de Benarés: «La meditación es el camino más directo hacia el Ser».
Busca un lugar tranquilo y te sientas con el tronco erguido. Tu columna vertebral es como si fuera un mástil uniendo la tierra con el cielo y el cielo con la tierra. Calmas la respiración. Tu respiración es como una bendita ola de energía que viene y parte, plácidamente. Te recoges y concentras, como si esas ventanas al exterior que son los sentidos las cerraras para estar más en ti mismo durante unos minutos.
Eliges una de las numerosas técnicas de meditación y tratas de estabilizar y concentrar la mente a través de ella, sin tensión ni esfuerzo compulsivo, con paciencia, corrigiendo cada vez que te distraigas. Cada vez que descubres que la mente se marcha, tú la detienes en el soporte de la meditación. No pienses, no analices, no reflexiones, no divagues. Estate atento y tranquilo. El ego no quiere parar; se empeña en seguir haciendo, se va al pasado y al futuro, imagina y ensueña, se aburre e incluso desespera. No importa. Paciencia. Poco a poco la consciencia se activa y la ecuanimidad aflora.
Durante unos minutos, no hay pasado, no hay futuro; ningún sitio del que venir o al que ir. Estás. Las distracciones son olas que no te arrebatan. Estás en calma y poco a poco aprendes a disfrutar de tu introspección, de estar en ti mismo y contigo mismo, pero no como un juguete de tu ego.
Como se aprende a meditar meditando, medita. La misma meditación te va enseñando, pero hay que practicar con regularidad. ¿Tienes algo que perder? Sí. Las actitudes egocéntricas, los temores infundados, la avidez y el odio, la ofuscación y la ansiedad. La meditación no pertenece a una tradición u otra. La meditación es la meditación, y del mismo modo que el agua turbia se esclarece cuando se remansa, mediante la meditación –que es detención consciente– nos esclarecemos para beneficio propio y de los demás.
Ramiro Calle es pionero de la enseñanza del yoga en España, disciplina que imparte desde hace más de 30 años en el centro de Yoga Y Orientalismo «Shadak». Es el más importante escritor orientalista de este país y uno de los más importantes de toda Europa. Autor de numerosas obras, ha estudiado en profundidad los efectos terapéuticos de las psicologias orientales y de los aportes de la meditación al psicoanálisis, la psicoterapia y la neurociencia. https://www.youtube.com/results?search_query=ramiro+calle
Todos sus libros en la Biblioteca Ramiro Calle de Editorial Mandala:
https://www.mandalaediciones.com/autores/ramiro-calle.asp