Normalmente asociamos el Yin yoga con la flexibilidad y con aumentar nuestro rango de movimiento. Sin embargo, esta práctica también puede aportarnos fortaleza. Descubre 4 formas en las que el Yin yoga estabiliza y proporciona equilibrio al aparato locomotor y más allá. Escribe Elena Sepúlveda.
Después de un tiempo practicando Yin yoga, es fácil sentir el efecto de las posturas y notar cómo estas pueden potenciar la movilidad al incidir sobre los tejidos conectivos. ¿Pero qué pasa con la estabilidad?
Ambas, tanto la movilidad como la estabilidad, son indispensables para un equilibrio saludable del aparato locomotor.
La alquimia de la mecanotransducción
Es gracias a un proceso llamado mecanotransducción que las células de los tejidos conectivos tienen la capacidad de absorber la fuerza mecánica (tensión o compresión) y transformarla en respuesta química favorecedora. Las células (entre ellas, los fibroblastos) son una parte de la composición de estos tejidos; la otra es la matriz extracelular, que incluye fibras de colágeno (aportan fuerza) y elastina (aportan flexibilidad), así como una sustancia fundamental tipo gel con moléculas hidrófilas grandes (aporta jugosidad).
A continuación se describen cuatro beneficios potenciales que las posturas de Yin yoga tienen para estos tejidos conectivos (los tejidos “yin”) y que contribuyen a su estabilidad.
1. Favorecer la producción de colágeno
El estímulo resultante de las posturas de Yin yoga (y otras formas de acupresión) puede favorecer la activación de los fibroblastos, las células responsables de la creación de fibras de colágeno. La producción de colágeno mediante ejercicio es necesaria para fortalecer los tejidos conectivos, pero demasiado colágeno también puede enmarañar y empobrecer las fibras y tener el mismo efecto que la falta de ejercicio, el exceso de ejercicio o una lesión: tejidos más débiles y menos movilidad. Por eso es importante conocer nuestros límites al practicar Yin yoga e incluir posturas neutras de descanso (ver punto 2).
El tejido óseo tiene una estructura similar: células, fibras y sustancias fundamentales. Entre las células se encuentran los osteoblastos, cuya función es también generar fibras de colágeno que más tarde se mineralizan para formar masa ósea. Se cree que en personas con osteopenia (condición precursora de la osteoporosis o disminución de la masa ósea), la compresión en ciertas zonas generada por las posturas de Yin yoga puede contribuir a fortalecer la densidad mineral del hueso y aportar estabilidad.
2. Permitir la recuperación tras el ejercicio
Al hacer Yin yoga ejercitamos los tejidos conectivos sometiéndolos a un estrés positivo moderado. Como después de cualquier tipo de ejercicio, es necesario un periodo de descanso que permita la recuperación y la correcta absorción del colágeno producido.
Más allá de cultivar la escucha interna, esta es una de las razones del Rebound en Yin yoga. Cuando hacemos ejercicio Yang, el tejido muscular se puede sentir dolorido 24-48 después y la sensación persiste unos días (“agujetas”). Con el ejercicio Yin, el tejido conectivo se siente dolorido inmediatamente después, pero la sensación desaparece rápido. Es normal sentirse frágil o vulnerable al salir de una postura de Yin y no hay necesidad de “deshacerse” de esta sensación con una contrapostura inmediata y relativamente brusca.
Pasar unos momentos en una postura de rebound como Savasana nos permitirá observar la forma en que los tejidos se van realineando en los espacios que hemos creado y propiciar la recuperación antes de la siguiente asana.
3. Restablecer las curvaturas lordóticas
La función principal de la columna es proporcionar estabilidad. Su forma de “S” incluye cuatro curvaturas: dos lordóticas (cervical y lumbar) y dos cifóticas (torácica y sacra), las cuales se van desarrollando en el bebé a medida que crece y hasta que aprende a caminar. Con el tiempo y debido al efecto de posturas sedentarias repetidas día tras día, año tras año, estas curvaturas se van perdiendo, sobre todo la lumbar, y el peso del cuerpo comienza a recaer verticalmente hacia abajo, presionando vértebras y más tarde discos intervertebrales, sobrecargando también los ligamentos vertebrales.
Posturas de Yin como la Esfinge y la Foca implican una compresión profunda del arco sacro lumbar y pueden tonificar la columna contrarrestando los efectos de posturas sedentarias. Cuando las curvaturas de la columna están sanas, esta estructura actúa como un muelle que absorbe el impacto del peso y nos proporciona estabilidad tanto en quietud como en movimiento.
4. Preparar el cuerpo para la meditación
Con sus innumerables terminaciones nerviosas, los tejidos fasciales son el segundo órgano sensorial más grande del cuerpo después de la piel. Si estos están hidratados, fuertes y sanos, nos será más fácil sentarnos en postura de meditación durante períodos más largos sin experimentar dolor.
Y la meditación nos trae otro tipo de estabilidad, uno que va más allá del aparato locomotor: es la estabilidad del cese de las fluctuaciones de la mente (yoga chitta vritti nirodha), que a la vez nos aporta templanza para saber cuándo necesitamos practicar y cómo para lograr ese equilibrio entre la movilidad yang y la estabilidad yin a distintos niveles.
Nota: Guíate por tu propia experiencia al practicar Yin yoga
En yoga estudiamos los beneficios de las posturas, pero nunca podemos garantizar una relación causa-efecto directa; no es algo tan simple como “hago esta postura y obtengo este beneficio”. Nuestra práctica nos debería empoderar para ir comprobando por nosotras mismas sus resultados en base a nuestra propia experiencia; para ir discerniendo, integrando y adaptando a medida que pasa el tiempo y nuestras necesidades y circunstancias van cambiando.
Elena Sepúlveda es profesora y formadora de Yin yoga. En marzo de 2023 imparte su siguiente formación presencial en Sevilla. Para saber más, visita elenasepulveda.com/eventos/