Posiblemente te hayas dado cuenta de que en los últimos años está desapareciendo en España lo que comúnmente llamamos hatha-yoga, siendo sustituido por otras escuelas que (si bien dicen seguir la tradición del hatha-yoga) muestran diferencias profundas en sus metodologías. Escribe Javier Riutort.
Incluso recientemente, visitando Rishikesh, la llamada “capital mundial del yoga”, he podido comprobar que la mayoría de formaciones de profesores están dejando metodologías de hatha, apostando cada vez más por formas de yoga más demandadas. En esta misma revista, a través de artículos y de debates, se ha comentando el cambio de paragidma en el yoga, la pérdida del aspecto trascendente, así como su “deportización” (al ser considerado por las instituciones gubernamentales como deporte). A mi modo de ver, esto está relacionado con la caída del hatha y el auge de otras metodologías más aeróbicas y posturales.
En este artículo no voy a entrar en qué formas son más auténticas o más espirituales, o qué escuelas siguen más el hatha-yoga medieval, para ello os invito a leer mi artículo sobre los orígenes y desarrollo del hatha a lo largo de los siglos, así como mi tesis.
Si bien la mayor parte de escuelas de yoga consideran tener su origen en el hatha-yoga, en estas líneas me refiero a “hatha” como aquel estilo, o aquellas escuelas, que se autodenominan como tales, y que normalmente siguen metodologías de maestros como Swami Satyananda (Escuela de Bihar), Swami Vishnudevananda (Sivananda Yoga), André Van Lysebeth, o el yoga enseñado en la AEPY, por poner algunos ejemplos (podríamos incluir las metodologías de Swami Kuvalayananda de Kaivalyadhamma o de Sri Yogendra del Yoga Institute). Por tanto, no me estaría refiriendo a los discípulos de Krishnamacharya y a los yogas derivados de estos (vinyasas, ashtangas, Iyengar, anusara, power, etc.), como tampoco al Kundalini Yoga de Yogi Bhajan.
Estas líneas no quieren ser una apología al hatha ni una crítica a estas otras escuelas, sino mi granito de arena a la toma de conciencia de su desaparición, un intento de comprender qué está pasando y así contribuir al debate sobre el cambio de paradigma desde otras perspectivas. Mi pregunta es por qué está desapareciendo el hatha en España. Recordemos que el hatha fue la manera de entender el yoga más común que se tuvo durante décadas en España; de hecho, en un tiempo, la mayor parte de profesores enseñaban esta metodología, como parte indisoluble y fundamental de los Cuatro Yogas.
Del equilibrio a la especialización
Podemos afirmar que el hatha contemporáneo había llegado a un equilibrio respecto a diferentes metodologías yóguicas. De hecho, como se suele repetir en las clases de hatha, su nombre mismo simboliza la unión de los opuestos: el sol y la luna, la parte derecha con la izquierda, la parte mental con la física, el sistema simpático con el parasimpático para decirlo en un lenguaje más científico. Ha combinado el desarrollo de la fortaleza física, emocional y mental a través de técnicas milenarias, básicamente la combinación no solo de asanas, sino también de pranayama, mudras y bandhas, pero también otras prácticas como los satkarmas, kriyas y mantras. Si bien la base es corporal, el hatha busca la profundización espiritual a través del cuerpo, la respiración y la misma mente. Todas estas técnicas son el fundamento psicofísico para prácticas cada vez más meditativas (lo que llamamos raja-yoga desde Swami Vivekananda); el hatha-yoga por tanto es un paso en el camino espiritual y no un fin en sí mismo.
En cambio, parece ser que en la actualidad los practicantes de yoga buscan formas más especializadas (y no tan sintéticas e integrales como el hatha) a la hora de apuntarse a clases, por ejemplo escuelas sin duda más posturales y gimnásticas (ashtanga, vinyasa, Iyengar), más suaves, terapéuticas y relajantes (yoga terapéutico, yoga restaurativo o yin yoga), o más tántricas (Kundalini Yoga de Yogi Bajan). O una cosa o la otra, pero el equilibrio gimnástico, terapéutico y energético del hatha parece ya no interesar, como tampoco la práctica de los Cuatro Yogas. De hecho, a la hora de escoger prácticas meditativas muchos estudiantes apuestan por formas enseñadas en linajes del buddhadharma (vipassana, zazen, guru-yoga, etc.).
Posibles causas de la desaparición
Creo que es importante plantearse (quizá ya lo hayas hecho) por qué está desapareciendo este tipo de hatha en España. Lo he mirado desde diferentes ángulos. Una de las posibles razones es que muchos profesores de hatha (por ejemplo los formados en la ya legendaria AEPY) se están retirando, sin tener un relevo generacional. Los nuevos profesores preferirían otras metodologías.
Otra razón sería que el practicante (el cliente de yoga) busca formas más técnicas y gimnásticas para tonificar el cuerpo; buscaría sobre todo estar en forma. En este sentido el vinyasa o ashtanga serían más atractivos que el hatha, que no proporcionaría un cuidado del cuerpo tan efectivo.
Podría ser que fuera por escándalos recientes en algunas escuelas (Escuela de Bihar de Swami Satyananda, o Yoga Sivananda de Swami Vishnudevananda); pero también ha habido escándalos en el Ashtanga Vinyasa de Pattabhi Jois o en el Kundalini Yoga de Yogi Bhajan y no por ello los alumnos han dejado en masa sus metodologías. El regalo del maestro sigue siendo válido, a pesar de la cultura de la cancelación cada vez más presente en el yoga.
Otra razón, más de peso metafísicamente hablando, sería la muerte del guru y todo lo que supone. Es decir, la pérdida de figuras de autoridad, tanto de los maestros (gurus), como las mismas metodologías. Pero, de nuevo, las figuras de autoridad en Ashtanga Yoga, Iyengar, y el Kundalini Yoga parecen seguir fuertes. Sí que el hatha, por mi experiencia como alumno, parece haber explosionado en miles de estilos (“cada maestrillo tiene su librillo”), lo cual en parte puede ser que haya atomizado y dispersado su integridad.
¿Acaso no está de moda? Eso supondría reconocer que mucha gente sigue ciertas escuelas por moda, por influencia de redes sociales, estilos de vida más estéticos, etc. ¿No se está vendiendo bien el hatha en el mercado? ¿Están sus profesores demasiado desenganchados del mercado y el marketing, redes sociales, etc.? ¿No es un buen producto situado en el mercado del yoga?
Un yoga a demanda
Otro motivo (el que para mí sería más alarmante) es que la demanda está determinando la oferta. Es decir, los profesores están adaptando su yoga a aquello que los practicantes buscan, y piden; en definitiva a su manera de entender y practicar el yoga. Esto supone un problema puesto que la mayoría de alumnos no están formados y no tienen un criterio fuerte para decir y decidir qué es el yoga. Recuerdo una alumna en una clase mía (donde seguía métodos de la Escuela de Bihar) que me pedía hacer posturas con movimiento (supongo se refería a vinyasa), en palabras suyas no quería practicar posturas en “slow motion” (“ásanas en cámara lenta”…). Otra alumna me pedía más diversidad de posturas (obviamente le pre-ocupaban los aspectos más anatómicos). Por supuesto no cambié mis clases (mi oferta) por su demanda. Cambiar demasiado una clase, una metodología, puede hacer que se desvirtúe, que se haga descafeinado (algo que curiosamente los ashtanguis tienen bien claro, y creo que tiene que ver con la pervivencia estable y creciente de esta escuela). Es como si un profesor de matemáticas que tiene que seguir un curriculum escolar siguiera las peticiones de los alumnos: “profe, más sumas”, cuando ya toca multiplicar. Muchos alumnos desconocen qué es realmente el yoga; normalmente tienen una visión del yoga basada en el ásana, y consideran que el yoga es para estar en forma. Así, quieren y piden clases que se adapten a esa manera de entender el yoga.
¿Qué opinas? ¿crees que me he dejado algún aspecto clave de esta caída?
No obstante, también es importante indicar que muchos practicantes están profundizando en el camino del hatha-yoga, re-descubriendo técnicas milenarias que incorporan en sus sádhanas diarias, hacia formas cada vez más meditativas (tal y como vemos en textos como el Hatha Yoga Pradipika), como las kriyas o el nada-yoga, ahondando al mismo tiempo en las filosofías del vedanta, el samkhya-yoga y el tantra. Dejando de lado, en suma, metodologías hatha más contemporáneas.
En todo caso, la manera de entender el hatha que reinó durante décadas en España ha entrado en su crepúsculo. Sin duda estamos en un momento de cambio. El yoga es un río hecho de afluentes, meandros y vados, todos ellos oasis de serenidad necesarios en estos tiempos. Se empieza cerca de la orilla. Unos se dejan llevar por las corrientes de los tiempos hacia el océano infinito y otros deciden remar hacia la fuente, arriba en los Himalayas del alma.
Javier Riutort actualmente es investigador postdoctoral del yoga contemporáneo y sus interpretaciones de las filosofías de la India, al mismo tiempo que sigue enseñando como profesor-tutor en la UNED de filosofía y psicología. También asesora filosóficamente y tutoriza estudios yóguicos personalizados.
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