Fue tajante, fue definitivo, me miró con sus ojos de fuego, y me dijo: «Si quieres ver al diablo cara a cara, mira tu propio ego». Era un sadhu, vestido por el viento, fibroso y delgado, pómulos llamativamente marcados, una leve sonrisa cargada de misterio. No se trata de demonizar el ego, pero la verdad es que es un diablo. Escribe Ramiro Calle.
Lo que toca lo corrompe. Es una especie de licor que embriaga la mente, la aturde, la hipnotiza. Nos engaña al hacernos creer que así somos más fuertes y, sin embargo, somos mucho más fragiles y vulnerables. Pagamos un alto diezmo a la autoimportancia. Nos pasamos la vida apuntalando el ego, que es como una etiqueta pegada a ninguna parte.
Nos hace susceptibles, suspicaces, celosos, irascibles, necios y zafios. Si convertimos el ego en un secretario o siervo, podremos manejarlo, pero si nos domina estamos perdidos. Crea ñoños estados de ánimo, nos hace vengativos y crueles, nos induce a estar a la defensiva, acorazados, siempre pendientes del juicio de los demás, con derecho a ofendernos por todo, en la necia competicion narcisista, malas copias de nosotros mismos, de espaldas a nuestra naturaleza real. Un pésimo negocio.
Sin embargo, cuando «yo» no estoy, se acabó el problema. Ese pequeño y petulante y perturbador «yo» del que solo nos liberamos cuando estamos profundamente dormidos o en honda meditación.
Cuando meditamos el ego pierde poder. El ego es hermano gemelo del pensamiento y al cesar el pensamiento, el ego cesa. Por eso muchas técnicas del yoga han sido concebidas y ensayadas para lograr inhibir el pensamiento, y desde antaño los yoguis nos han dicho: «Cuando el pensamiento cesa, se revela la luz del ser».
Todo camino verdaderamente espiritual trata de desarmar el ego. Si lo está potenciando, ese camino está traicionando la esencia de la enseñanza. No es una enseñanza válida. Como me dijo en persona Baba Muktananda: «Sin ego comienzas a ser feliz». Tened al ego como un secretario, pero nunca como un señor. Hay un intenso trabajo que hacer sobre uno mismo para debilitar el ego. El ego forma parte de la mente pequeña y narcisista. Lo que está más allá de ambos es la mente grande o como queramos llamarlo, pues no hay palabra cierta y clara para designarlo. Por eso es experiencia y no creencia.
Ramiro Calle es pionero de la enseñanza del yoga en España, disciplina que imparte desde hace más de 30 años en el centro de Yoga Y Orientalismo «Shadak». Es el más importante escritor orientalista de este país y uno de los más importantes de toda Europa. Autor de numerosas obras, ha estudiado en profundidad los efectos terapéuticos de las psicologias orientales y de los aportes de la meditación al psicoanálisis, la psicoterapia y la neurociencia. https://www.youtube.com/results?search_query=ramiro+calle
Todos sus libros en la Biblioteca Ramiro Calle de Editorial Mandala:
https://www.mandalaediciones.com/autores/ramiro-calle.asp