Diarios de Yoga 3: Echamos de menos la espiritualidad

2022-10-13

Fui educada en la religión católica y me encontré cómoda en ella hasta la época de la universidad, donde tuve un momento de cuestionarme que si la Iglesia representaba tanta contradicción para mí y que si había dejado de ir a misa los domingos, tal vez tenía que reconocer, como la mayor parte de la gente de mi edad, que yo no era cristiana. Escribe Ana Perea.

Ana Perea

Había sido muy crítica con el sistema económico, social, político, pero el religioso había sido el último en el que posicionarme, seguramente porque había desarrollado naturalmente una relación con lo divino a través de ese camino y mi propio corazón y ambos estaban entrelazados.

Pero hubo un momento de quebrar esa relación conscientemente, aunque seguía en mi corazón sintiendo la presencia de lo divino verdadera y auténtica. En ese momento llegó el Yoga y empecé a practicarlo y a recordar o reconocer otros caminos de conectar con esa presencia interna que estaba más allá de mi yo conocido…
Éste seguramente es el proceso de muchos. Siento que profundamente echamos de menos la espiritualidad.

La fe es del corazón, el criterio es de la mente

Para muchas personas la fe representa un pilar en sus vidas. Muchas otras valoran que quienes tienen fe, tienen una confianza ciega y sin criterio en supersticiones y dogmas religiosos. Mi valoración es que cada uno hace lo que puede y que muchas veces allá donde juzgamos un acierto o un fallo en otros, nos queda algo por aprender.

Creo que la verdadera espiritualidad no tiene tanto que ver con creencias sino con una experiencia mística e intuitiva, de conexión con el espíritu y con la vida misma, que es una parte de nuestra vida imprescindible para sentir satisfacción en la vida.

Tal vez la fe sea propiedad del corazón y el criterio sea un fenómeno mental. No creo que ambos se contradigan.

Limpiarnos las gafas

A grandes líneas no veo que ningún enfoque religioso esté fundamentalmente bien o mal, todos son intentos… Creo que siguiendo cualquier camino con honestidad y buenas guías se puede desarrollar el potencial humano. También veo que por buenas que sean las guías esenciales, si hay ignorancia de nuestro verdadero ser, si hay “error” o “pecado” en nuestra forma de mirar, seguiremos creando espiritualidades a medias tintas o incluso dañinas. Esto es, si las gafas a través de las que leemos un texto o vemos una indicación están manchadas, arañadas o no están bien graduadas, todo lo que vemos está distorsionado. Y es solo a través de avanzar limpiando esas gafas como podremos ver con claridad. ¿Será esa la espiritualidad que buscamos? Limpiemos las gafas…

Nos hemos emancipado

Nos hemos emancipado espiritualmente de la jerarquía religiosa en muchos casos, y hemos despertado nuestro propio instinto y criterio para saber alejarnos de aquellos intentos de manipulación (intencionados o sin mala intención consciente) que tienen un resultado desempoderante en los miembros de la comunidad espiritual. Sin embargo, en ese camino de empoderarnos plenamente de presencia espiritual a veces nos hemos quedado a medias y sin confianza de poder aceptar guías en el camino, ni pautas para caminarlo…

Algunas personas acuden al yoga, al budismo, a religiones o caminos que conocen a medias y que profesan a su manera. Yo he tenido la suerte de encontrar un maestro que ha resonado y ha abierto la confianza en mí. Gracias a eso he avanzado más de lo que hubiera podido hacer sola.

Ahora me doy cuenta de que para muchas personas seguir a un maestro es un síntoma de no tener criterio y seguridad en uno mismo. Pero un verdadero maestro o maestra no habla de sí mismo, no inventa reglas ni pide absorber creencias, sino que dirige a los practicantes y buscadores hacia sí mismos.

Muchos caminos llevan a lo alto de la montaña (de tu ser)

Es una buena señal, para mí, que cuando uno dirige de esta manera la atención hacia el sí mismo íntimo, descubre la universalidad de las indicaciones espirituales. Que si bien son obvias y sencillas, también son misteriosas y ocultas a los ojos comunes. O sea que hay algo que se necesita “desvelar” y eso solo se consigue con fe y/o con compromiso con un camino o práctica espiritual. Lo cual no quiere decir que tu camino, práctica o fe sea la única buena o exclusiva para todo el mundo, sino tu manera de llegar a ver lo que está más allá del velo.

Para mí es como subir a lo alto de una montaña en la que hay muchos caminos; has de tomar uno, pero el final es común y, una vez arriba, la vista está despejada.

Nos hemos empoderado

El camino no tiene por qué ser uno restrictivo de tu propio sentir, pensar e intuir. Has de validar quién eres, qué ves y sientes. Pero a la vez hemos de estar abiertos a que eso cambie si nuestra experiencia nos muestra algo distinto. Hemos de estar dispuestos a tomar las hipótesis de los grandes maestros y contrastarlas con nuestra intuición y nuestros pasos. Es el tiempo de validarlas, de ponerlas a prueba y de entender por fin el significado que vive en nuestro corazón.

Ana Perea (Swarupa) comparte clases de meditación y yoga semanalmente en Barcelona y a través de Zoom. Está licenciada en Ciencias de la Información y en Antropología Sociocultural y se ha formado en Hatha, Kundalini y Anusara yoga. Actualmente sigue las enseñanzas del maestro advaita Mooji. Encontrarás más información  en su web y sobre sus clases: https://yogahorabcn.com/clases-online/

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