4 requisitos para embarcarse en una Formación de profesoras/es de yoga

2022-09-23

A la hora de tomar la decisión de iniciar una formación de profesoras/es de yoga es interesante hacerse la siguiente pregunta: ¿es esto para todo el mundo? Y si no es así, ¿qué requisitos debería cumplir una persona que se embarca en una formación de este tipo? Escribe Javier Hernández.

Formación de profesores

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Para dar respuesta a esa pregunta es fácil caer en la tentación de cuantificar el tiempo mínimo necesario de práctica previa, fijando unos mínimos de 1 año, 2, 3… cuando lo cierto es que el tiempo y su aprovechamiento puede ser muy relativo, por lo que en muchos casos ese dato no resulta un criterio determinante.

También podemos pensar en términos de las cualidades personales que hacen a alguien más apto para la enseñanza del yoga. Hablaríamos entonces de aptitudes como la capacidad de comunicación, el liderazgo, la paciencia, la confianza en uno mismo, etc. Eso sin entrar en otras consideraciones físicas como la flexibilidad o una voz aterciopelada…

Por supuesto, siempre será de gran ayuda poseer estas cualidades de partida u otras similares, pero precisamente entre los objetivos de un buen curso debería figurar el de capacitar para desarrollar estas cualidades en los futuros profesores y hacer que afloren, aunque estuvieran escondidas al inicio de la aventura.

En mi caso personal, si me hubieran preguntado al comenzar mi formación, allá por el 2005, cuáles de estas cualidades poseía, hubiera dicho que ninguna de ellas. De hecho, cuando decidí vivir la experiencia de mi formación ni siquiera contemplaba la idea de dedicarme a la enseñanza del yoga…

Por ello, reflexionando sobre los ingredientes que una persona debe reunir para emprender la aventura de formarse como profesor/a de yoga, me atrevería a señalar los siguientes:

  • En primer lugar, es necesario mirar dentro y reconocer un profundo anhelo por conocerse a uno mismo. Ese anhelo es el motor que impulsa la decisión de practicar yoga y el resto de decisiones durante el camino.
  • Por otro lado, para que ese anhelo no se quede en una mera intención, hace falta pasar a la acción y dedicarle tiempo a la práctica. lo cual requiere una cierta disciplina y un firme compromiso con la evolución personal.
  • No podemos olvidarnos de una necesaria vocación de servicio, y del impulso para acompañar a otras personas en el camino que uno mismo ha recorrido y el deseo de compartir con ellas todo lo aprendido.
  • Pero sobre todo es un elemento clave la predisposición a disfrutar de la experiencia. Considero que es fundamental encontrar en la propia formación una recompensa en sí misma, al igual que la encontramos en la práctica diaria del yoga, en la que nos entregamos a cada acción en cuerpo y alma. “En el camino está la meta”.

Quiero hacer especial hincapié en este último requisito, que considero esencial ya que lo verdaderamente importante en una formación de este tipo es el proceso de transformación que se experimenta como consecuencia del trabajo en grupo y de la enseñanza vivencial de las valiosas herramientas de la disciplina del yoga y la meditación.

Así que, si estás pensando en emprender el viaje de una formación de profesoras/es de yoga o te encuentras ya en ese proceso, te invito a leer este inspirador poema: “Camino a Ítaca” de Konstantino Kavafis, en el que Ítaca simboliza nuestros objetivos, propósitos y metas (en este caso el ansiado diploma de instrucción en yoga)

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

Nos pasamos la vida haciendo cosas para que, una vez conseguidos nuestros fines, podamos sentirnos más plenos, estar más tranquilos, o más felices. Y en el camino, nos perdemos la vida, que solo sucede aquí y ahora.

Si quieres llegar a ser un/a gran profesor/a de yoga, ¡disfruta del camino!

Om Shanti!

Javier Hernández es formador junto Elena Martín en la Formación de profesoras y profesores de yoga de Respira Yoga, que comienza el próximo 8 de octubre.

www.respirayoga.es
www.yohagoyogahoy.com