Si crees que cada postura que haces es la perfecta porque perteneces a una Tradición Original y Verdadera que tiene Todas las Respuestas… no practicas yoga; eso es idolatría. Escribe (y le toca dar caña hoy) Roberto Rodríguez Nogueira.
Una postura sólo se hace de una manera: la correcta.
El yoga es la verdad suprema porque es la base de todas las religiones y sistemas filosóficos, ya que no se adscribe exactamente a ninguno y es anterior en el tiempo, la práctica y la filosofía a todos los demás. Por eso todas las demás son peores.
El yoga es mejor que la ciencia; de hecho los científicos lo que realmente hacen, desde psiquiatras a neurobiólogos y físicos cuánticos, pasando por médicos y físicos, es confirmar lo que el yoga ha dicho siempre.
Practicar yoga nunca jamás provoca lesiones porque lo cura absolutamente todo.
El Ashtanga Vinyasa tiene miles de años; es el yoga que hacía Patanjali por las mañanas, antes de redactar los Sutras.
El sánscrito es La Palabra, el idioma original, el sonido de la divinidad materializando espacio y el tiempo, el más perfecto.
Esas «nobles verdades», ¿lo son?
Si eres sufí, el idioma perfecto es el árabe; si judío, el hebreo; si lakota, el lakota; y si lees El Quijote, a Juan de la Cruz, a Lope de Vega, a Gabriel García Márquez, a Octavio Paz, a Neruda… sentirás que el español, como decía Carlos I, es un idioma para hablar con Dios.
El pensamiento científico es una herramienta excepcional , aunque no todos los científicos lo practican. Por no hablar de los civiles, que solemos ser una panda de supersticiosos que tenemos fe (para bien y para mal) en un dios llamado “La ciencia” que ni conocemos ni pensamos.
El Ashtanga Vinyasa es tan genial que aunque fuese un invento de anteayer, y aunque no tengas idea de quién fue Patanjali ni de sus Sutras, recibes sus beneficios si practicas con diligencia, perseverancia y buenos maestros.
Practicar yoga puede provocar lesiones porque consiste en movilizar el cuerpo hasta su límite natural, y no siempre es sencillo percibir y manipular un espacio tan vasto. Y no pasa nada por lesionarse alguna vez haciendo yoga. Es peor no practicar: lesiona más.
El yoga no es verdad. Ni mentira. El yoga no existe. Lo que puede existir eres tú siguiendo instrucciones físicas técnicas y de atención mental y experimentándolas en el espacio de tu cuerpo en el momento presente.
¿Ah, pero El Yoga no era el producto de una revelación divina? ¿No era el proceso precipitado, condensado, exprimido del jugo de la práctica de generaciones de alumnos que se convierten en venerables maestros que enseñan a otros alumnos, siempre delgados, flexibles, remotos, severos, desnudos, vegetarianos, sabios, varones, pránicos e inmortales?
¿No es el yoga lo original del ser humano masculino (seguramente de origen extraterrestre-astral) que, escrito en el ADN, sólo se ha mantenido puro en India, la madre de todas las culturas, idiomas y religiones gracias a sadhus supremamente iluminados, melenudos y/o con tabiques atados al ciruelillo?
Preparar chapati para tu marido
David Swenson nos contó -allá por el 2001 en un curso en el Yoga Center de Madrid- una anécdota reveladora. Una mujer que asistía a un taller con él lo recriminó por no haber hecho nada “espiritual” en un par de días. La mujer sentía que todo lo que había hecho era físico, para estar cachas. Nada de meditación, nada de mantras, nada de venerable yoga indio tradicional del de toda la vida, del de verdad.
Aunque el Ashtanga Vinyasa se basa en meditar desde el ejercicio físico, se ve que la mujer no lo había pillado, y que para ella una cosa era el cuerpo y otra el espíritu. David respondió: “Si quiere seguir el camino del yoga indio tradicional, vaya usted a su casa a preparar chapati para su marido, sus suegros y sus hijos varones. Ese es el camino yóguico indio tradicional para las mujeres. Es en las últimas generaciones cuando maestros como Krishnamacharya, Pattabhi Jois, Iyengar y sus colegas han cambiado esto, así que todavía no ha pasado a ser tradicional. Es una innovación”.
Si en el fondo sientes que estás haciendo algo milenario, puro, pasado de maestro a discípulo ininterrumpidamente, emergiendo de la creación misma, prístino, intachable, perfecto. Si crees que cada postura que haces, cada atención sobre un comportamiento, es la perfecta porque perteneces a una Tradición Original y Verdadera que tiene Todas las Respuestas… no practicas yoga. Eso es idolatría.
Practicar yoga ayuda a aclarar las adicciones; la idolatría es una adicción. El yoga es un espejo, no un manual (puro, milenario) de cómo deberías ser. Más puro y milenario que tú no hay nada. Tienes la edad del Universo más un momentito: éste.
Quién es
Roberto Rodríguez Nogueira es profesor de yoga, blogger y escritor.