Por su innegable interés y curiosidad, reproducimos (literalmente) el artículo del diario online InfoCatólica en donde se relata y enjuicia la organización de sesiones de yoga y kirtan en una parroquia de Amberes, Bélgica. El título: ‘Verano de yoga en la parroquia de Santiago (Amberes)’.
Este verano, la parroquia de Santiago, la más antigua de la ciudad de Amberes (Bélgica) después de la catedral, ha sido el escenario de unas actividades llamativas y poco habituales. La maravillosa iglesia gótica se construyó en el emplazamiento de un antiguo hospital para los peregrinos que iban a Santiago de Compostela y la santa Misa lleva celebrándose en este lugar desde 1431.
Durante julio y agosto, sin embargo, la iglesia ha albergado otro tipo de «celebración» de carácter completamente diferente: una sesión semanal de yoga, organizada en colaboración con la Federación Belga de Yoga. Todos los miércoles se retiraban los bancos de la iglesia, de modo que, a las ocho de la noche, unas sesenta personas pudieran participar en la sesión, que tenía lugar en la nave principal, frente al altar. Los asistentes acudían con ropa deportiva y sus alfombrillas para tumbarse en el suelo de la iglesia.
El curso fue publicitado como «una experiencia de yoga única en la iglesia de Santiago de Amberes». En el «verano largo y caluroso» que se avecinaba, la iglesia iba a ser «cada miércoles por la noche, el lugar más cool de Amberes» en el que uno se podía «relajar». Las actividades se recomendaron como «un verano de yoga en la iglesia» y una «experiencia única». Asimismo, se explicó que a través de «actividades divertidas, como el yoga en la iglesia», se quería «hacer más cercano el patrimonio artístico a la gente».
El programa incluía diversas actividades de yoga, como el yoga kirtana, una modalidad consistente en la repetición de mantras cantados. El organizador explicó que «mantra» venía de las palabras «man» y «tra», que según él significaban «ser humano» y «proteger», por lo que el mantra era una forma de proteger a los seres vivos. Lo cierto es que kirtan es una música religiosa devocional hinduista. La sílaba «om», que los participantes repetían una y otra vez, es una exclamación religiosa védica, adoptada después por el budismo y el jainismo, que supuestamente introduce en la esencia de la realidad última, el atman y el brahman.
Para participar en la sesión había que pagar una entrada de diez euros. A la entrada podía añadirse cualquier contribución voluntaria que se quisiera hacer y que se utilizaría para contribuir a la restauración de una capilla de la iglesia, en la que está enterrado el pintor Peter Paul Rubens. En total se obtuvieron seis mil quinientos euros.
El año pasado ya se realizó una representación de danzas grotescas y actuaciones teatrales en el templo, organizada por Theater Tol, una compañía dramática internacional. En otras ocasiones se han celebrado exposiciones de arte moderno sin ningún significado religioso dentro de la iglesia.
Resulta significativo que el pastor de la diócesis de Amberes, a la que pertenece la parroquia, sea Monseñor Johan Bonny. Este prelado es conocido porque, durante el primer Sínodo de la Familia, hizo repetidas declaraciones favorables al reconocimiento en la Iglesia de las parejas del mismo sexo, los anticonceptivos y el divorcio, así como al abandono de la doctrina católica sobre la ley natural. Después de hacerlo, los obispos belgas le eligieron su representante para el segundo Sínodo de la Familia. El año pasado, Mons. Bonny afirmó que estaba «avergonzado» porque la Iglesia no permitía bendecir las uniones homosexuales. La Asociación de Estudiantes Católicos de Amberes publicó una carta abierta afirmando que lo que el obispo proponía no era católico y el grupo de seglares belgas Pro Familia pidió en 2016 que fuera corregido por el Vaticano por sus continuas declaraciones frontalmente opuestas a la doctrina de la Iglesia, pero no sucedió nada.
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