La viviencia real, auténtica y transformadora del yoga

2021-12-16

Yoga no es una panacea ni un fin en sí mismo, sino un medio poderoso y hermoso que nos ayuda a transitar la vida con conciencia y equilibrio. Reduciendo el Yoga al yoga-fitness, nos perderemos obtener una vivencia real, profunda y transformadora. Escribe Juan Ortiz.

Llevo casi 50 años practicando, compartiendo y vivenciando el yoga y doy las gracias por haber tenido el privilegio de haber accedido a este sistema de mejoramiento milenario. Agradezco igualmente esa vivencia de este tiempo ya largo, y mi más profundo reconocimiento a las personas que me han transmitido sus conocimientos (recordad la sabiduría de los refranes: «Es de bien nacido ser agradecido”). Reconozco la experiencia propia como maestra de vida y también como un regalo que me ha nutrido e impulsado a seguir las sendas de la realización auténtica y la sabiduría. Hasta dónde he llegado es siempre un misterio hasta para mí mismo, porque a veces percibo que tengo cierta claridad y comprensión y otras veces me siento totalmente socrático y afirmo que “sólo sé que no sé nada”.

Vivo que lo que más me llena y me completa es el contacto y compartir con las personas que se acercan a nuestras clases, formación y actividades diversas; es en ese compartir donde se realiza la verdadera maceración y transformación, porque es ahí donde se pasa de las teorías a los hechos y se pone en acción el verdadero Amor y la verdadera Compasión (elementos imprescindibles del yoga y de la misma vida), tal y como preconizaba San Francisco de Asís:»Es al dar cuando se recibe”. Pero con una condición: no dar esperando recompensa o algún fruto, sino simplemente dar por el placer mismo de dar, por el misterio mismo de experimentar que tú y  yo somos uno… la misma vida… la misma esencia…Y esto se llama Bhakti Yoga, el yoga que nos proyecta a buscar la unidad por encima de diferencias de cualquier tipo.

El Yoga de la Vida

Como para mí yoga no es algo distinto a la vida, sino la propia vida que se hace consciente de sí misma, entonces cualquier persona que haya pasado por mi vida, sea cuál sea su visión, su creencia o no creencia (que es otra forma de creencia) forma parte de lo que yo llamoel Yoga de la Vida, y tengo el mismo respeto, afinidad y agradecimiento a estas personas porque algo me han inspirado y transmitido también, igualmente valioso, necesario y hermoso.

No somos un elenco de seres humanos especiales por encima de los demás (cuidado, porque sea consciente o inconscientemente casi siempre podemos albergar algún residuo de esta actitud egocéntrica, y esto es la rémora que no nos permitirá avanzar de una manera verídica). Practicar yoga no nos da un aura especial que nos coloque por encima de los pobrecitos humanos que no practican yoga, porque a veces hay personas que no forman parte del sistema yóguico pero son verdaderos yoguis por su actitud, por su conciencia, por su bondad y amabilidad, y éstos son para mí los verdaderos yoguis, porque tienen una verdadera humanidad.

Yoga no es una panacea ni un fin en sí mismo, sino un medio poderoso y hermoso que nos ayuda a transitar la vida con conciencia y equilibrio y nos sumerge en esa experiencia profunda de sí mismo que suele ser el coadyuvante del verdadero despertar.

Si os dais cuenta, no estoy hablando de yoga limitándolo a las asanas y al trabajo físico (eso de patita para arriba y patita para abajo) ni reduciéndolo a un yoga-fitness, que seguro que es saludable pero pierde su fuerza motriz de cambio integral.

Ya sé que cuando se trabaja el cuerpo, también se incide en los niveles psíquico-anímicos, ya que existe esa unidad psicofísica que es la base de la teoría y vivencia Yoga y viceversa. Pero también es cierto que una vivencia de nuestra conciencia meramente establecida en los niveles corporales es limitada a ese nivel. Aunque debe persistir la conciencia de la experiencia corporal, al mismo tiempo ésta tiene que impregnarse y ser, en lo psíquico y espiritual, de nuestra naturaleza y del cosmos en su totalidad y tener una vivencia de nuestro propio centro, de nuestra raíz esencial, del ser que somos, de lo profundo y del Misterio Insondable que está en todas partes y, por supuesto, en el ápice mismo del alma humana.

Todo ello, por supuesto, sin perder el anclaje en nuestro cuerpo y en nuestras funciones vitales, incluida la respiración (tan restringida siempre, pero sobre todo en estos últimos tiempos).

Ya sé que a gran parte de los practicantes de yoga modernos todas estas palabras les suena a algo desfasado y a rollo teórico. Ojalá lo fuera, pero la cuestión es que detrás de estas afirmaciones no solo hay palabras sino una concepción del sistema Yoga como (de ahí el título de este artículo) vivencia real, profunda y transformadora. Pues es así como podremos avanzar, superar todos los consumismos alienantes, desterrar todos los autoengaños y proyecciones egoícas y encontrar aquello que es la aspiración de nuestra dimensión humana: la paz y la plenitud existencial que, os garantizo, es posible y en cierto modo inevitable.

Yoga, el camino de la verdad

Quiero hacer un reconocimiento a muchas personas que han contribuido a esta visión profunda y esencial del yoga: son verdaderas maestras y maestros del yoga y de la vida. Aunque estas generaciones de fitness-yoga os criticarán y dirán que estáis anticuados y denostados, con el tiempo vuestra labor y el de tantas mujeres y hombres, verdaderos inspiradores del yoga de la vida, serán valorados en su justa medida y comprendidos.

No convirtamos el yoga en una anestesia para ocultar nuestros miedos internos, debilidades y tensiones, sino en la herramienta que nos permite mirar de frente y comprenderlos y, al mismo tiempo, nos posibilita la sanación y transformación ciertas.

Estoy feliz por lo vivido y compartido y me siento privilegiado por ello.

Espero seguir aprendiendo y avanzando en mi propia realidad individual, y ojalá que, de una manera u otra, sea yo capaz de seguir ayudando y compartiendo en aquello que me sea posible.

Mis mejores deseos para que puedas recorrer las sendas del Yoga y éstas te introduzcan en el camino, la verdad y la vida.

Juan Ortiz. Fundador y director de Escuela de Yoga Dhyana (Murcia).