El Yoga no se hizo para ser mostrado ni demostrado. Sin embargo, hoy día proliferan la exhibición, los excesos, la competencia… y las lesiones. Lo peor de todo es, como tan certeramente señala Mayte Criado, que eso conduce a la desconexión con el propio cuerpo, su escucha, su cuidado. Ojo, porque siendo ese el objetivo de la práctica, nos estamos alejando de él.
Hay quienes piensan que la práctica del Hatha Yoga está perdiendo esa flexibilidad que se traslada del cuerpo a la mente. Muchos enseñantes y escuelas se aferran a normas muy rígidas y exigentes en sus prácticas, que acaban calando en sus propias estructuras físicas y psíquicas y las de sus alumnos. Lesiones en el plano físico e intolerancia y radicalidad en el plano mental son las consecuencias inmediatas, y están a la orden del día.
¿Qué está pasando? Es como si el mayor interés y conocimiento que despierta la parte más «técnica» del yoga, como anatomía, fisiología, biomecánica, etc., estuviera anulando lo fundamental del yoga, que es la intimidad, la conexión y la escucha con uno mismo. Es decir, lo funcional por encima de lo trascendente.
Las respuestas están en este vídeo de Mayte Criado titulado «El cuidado del cuerpo en la práctica de Hatha Yoga». Por eso en YogaenRed hoy queremos compartirlo, para recordar de nuevo cuál es el verdadero alcance del Yoga y lo que estamos perdiendo cuando enredados en lo superficial nos alejamos engañosamente de lo importante.
Claves para practicar y enseñar con seguridad, sensibilidad y respeto
Aconsejamos ver esta clase magistral de Mayte Criado en el vídeo enlazado arriba, pero además hemos extraído aquí sus enseñanzas más brillantes, para que quede constancia, pues nos parece que expresa con toda precisión y claridad lo que nunca deberíamos de olvidar quienes nos dedicamos a difundir y compartir el Yoga:
«Una sesión de yoga debe estar basada en la seguridad, el respeto y la sensibilidad –dice en el vídeo Mayte Criado–. La sensibilidad para mí es la puerta de la conciencia, esa conciencia que escucha, que mira, que explora.
En este momento confluyen dos situaciones muy diversas en la práctica de yoga: Por un lado, una manera de practicar basada en la exigencia, en la exhibición y en los excesos. Por otro, muchísimas personas que buscan el yoga como alivio a sus dolencias, lesiones o desánimo. Y en el medio, un interés exacerbado por la anatomía y las aplicaciones terapéuticas del yoga. Pero la paradoja es que, al mismo tiempo, hay más lesiones que nunca.
¿Cómo es posible que habiendo tanta información y siendo tan fácil hoy día el acceso a estos conocimientos se dé esta incoherencia?
Tengo la sensación, y es lo que vivo cada día, de que tiene que ver con que el profesorado de yoga posee muchos conocimientos pero al mismo tiempo se detecta una profunda desconexión. Es como si el profesor o profesora estuviera proponiendo vivir una experiencia que nunca hubiera pasado por su cuerpo.
Sin embargo, para dar sentido a ese viaje de autoconocimiento, a ese «algo más” que esperamos obtener de una sesión de yoga, lo que cabe esperar de una instructora o instructor de yoga que comprende lo que ofrece y vive lo que propone es que esa reflexión sea una Vivencia Personal con mayúsculas.
El yoga no es una práctica que se realiza para ser vista ni para demostrar. Nunca ha tenido esa vocación ni ha propuesto el exhibicionismo o los excesos. Es una característica del momento actual que prevalezca la estética, la consecución de una postura, la foto final, el reto, y por tanto la exigencia., cuando lo que debe prevalecer es el cuidado de la persona, el desarrollo de la escucha, de la sensibilidad, el respeto del cuerpo y, en definitiva, el contacto directo con las propias capacidades y limitaciones.
Parece que se ha pasado de no importar la anatomía ni la biomecánica y valerse de un conocimiento más o menos intuitivo a atender exclusivamente al tono muscular perfecto, al correcto alineamiento que está predefinido y protocolizado y a un tipo de yoga muy desconectado que nos ha ido alejando de los principios fundamentales de la práctica, enturbiando el objetivo más importante de la misma, que es el conocimiento de mí misma/o, la posibilidad de estar presente en lo que soy.
Lo fundamental de una clase de Hatha Yoga
Me parece que es fundamental que una sesión de Hatha Yoga ofrezca la oportunidad de crear esa conexión con nosotros mismos. Esa es la base a partir de la cual tiene sentido el yoga: empezar a comprendernos, a cuidarnos y conocernos.
Una sesión o una clase de yoga tiene que poder despertar en mí los recursos que sirven para escucharme y mirarme en las respuestas que tiene mi cuerpo, en sus fortalezas y en sus debilidades. Y debe transmitirme que, a través de las prácticas de las posturas, puedo encontrarme con el valor incalculable de ese «algo más», que está directamente relacionado con la verdad que soy, con el estar presente en mí misma. Una práctica de yoga basada en la exigencia y la complejidad no puede crear este espacio del que estoy hablando.
La práctica de ásana, de pranayama, de meditación debe estar al servicio de la persona, y no al contrario. En este sentido hay algunas claves en las que quiero incidir y tener en cuenta a la hora de cuidar el cuerpo en las clases de yoga sin perder la esencia de lo que el yoga nos ofrece y sin prescindir de lo importante.
Y lo importante es no perder esta idea: el yoga es la práctica de ese todo que llamamos cuerpo, y de aquí parte la expansión de la conciencia, mi capacidad de estar presente en cómo se relacionan las partes de mi cuerpo, cómo se reequilibran entre sí, cómo buscan la armonía, cómo participan con su acción y con su pasividad… Todas las partes de mi cuerpo están implicadas en la consecución de una determinada postura.
Nuestro cuerpo hay que considerarlo como un tesoro que nos ofrece mucha información sobre nosotros mismos. La misión fundamental del profesorado de yoga es crear el espacio para que el estudiante conecte con esa información.
Es fundamental comprender que el yoga que llamamos auténtico debe darnos el tiempo para explorar y escuchar las respuestas del cuerpo, para estar presentes él, con todo el corazón, y también con la mente.
La respiración es nuestra aliada, la gran organizadora del proceso de armonización de las partes del cuerpo. Es muy importante que nos aseguremos siempre de que nuestra respiración está libre en nuestra práctica de yoga, que tenga espacio para fluir y moverse.
Volver a valorar la suavidad
Otra de las claves para cuidar el cuerpo en las prácticas tiene que ver con recuperar la amistad con la suavidad, para salir del exceso y de la exigencia. Hemos madurado demasiado ese patrón muy de nuestra cultura que es: «si no duele, no vale», o «algo que no me lleva a mis límites, no es correcto». ¿Y por qué no desarrollar voluntad, esfuerzo, incluso cierta disciplina, pero siempre equilibrándola desde la suavidad y la calma?
Hay una frase mítica que viene de los Yoga Sutras de Patañjali que define el ásana como «sthira sukham asanam». Sthira es fortaleza, voluntad, estabilización, y suhkam es la calma, el deleite, lo que yo llamo suavidad. Si en las clases de yoga nos conducimos a través de la fortaleza pero dando cabida a la suavidad, sentiremos que nos cuidamos, que cuidamos nuestro cuerpo y que podemos responsabilizarnos de ese cuidado.
¿Un ejemplo? Atender que las articulaciones tengan libertad. Hay que recordar que el Hatha Yoga es una práctica para canalizar y liberar energía, y es muy importante que esta pase a través de las articulaciones.
Otra clave importante es poder generar espacios, que mi cuerpo ocupe el espacio, y esto tiene que ver con este tópico que manejamos todos de abrir la mente. Los yoguis y yoguinis ensayamos esa apertura en la esterilla buscando crear espacio en cada posición.
Naturalmente, otro punto fundamental es cuidar que no haya ningún dolor ni molestia en una postura, ni en la columna ni en el cuello.
Mi mantra fundamental es: no bloquear, no cerrar, no presionar. Conducirse siempre en los contrarios: abrir, desbloquear, descomprimir, crear espacio. La práctica del yoga va de esto. No olvidemos que el objetivo principal de la práctica de ásana es canalizar energía, liberarla. Y el lenguaje para transmitir las instrucciones durante una clase o sesión es fundamental para transmitir esto, pues para abrir o desbloquear no basta con indicarlo; debo de haber propiciado en los participantes la conciencia sobre su cuerpo y sus sensaciones, lo que nos dice la respiración sobre los propios limites…
Recordemos que la energía no se mueve en línea recta, que hay que dejarla fluctuar en libertad para que el alineamiento, eso tan nombrado en las sesiones de yoga, tenga un sentido desde el respeto a las curvas naturales de la columna.
Práctica meditativa y contemplativa
El respeto al cuerpo no es una cuestión de conocimiento anatómico, sino de sensibilidad, de percepción, de escucha. De Conexión con mayúsculas,. De tener claro que el yoga está pensado para que yo pueda acceder a regular mi energía, a obtener centramiento, ecuanimidad, en todas las capas de mi ser: en mi cuerpo, en mis emociones, en mi mente, en mis pensamientos… Todo nuestro ser está permanentemente buscando ese equilibrio.
El camino natural del yoga tiene que ver con la recuperación de la sensibilidad para poder estar conscientes y presentes en la respuesta del cuerpo en cada ásana.
No podemos olvidar que la práctica física del Hatha Yoga es un ejercicio contemplativo y meditativo. Meditativo porque requiere nuestra plena presencia para crear conciencia. Y contemplativo porque en el silencio se genera la conexión e intimidad con lo que somos y el reconocimiento de nuestra realidad y de la realidad última, que es lo más importante.
El yoga debe resultar simple y cercano, y sus aplicaciones, en todos los sentidos, ofrecernos la posibilidad de mejorar nuestra vida en lo cotidiano. Que nos conecte con las cualidades inherentes a nuestra propia vida: esa conexión con lo que somos, con lo que habita ya dentro de nosotros, es lo que nos va a hacer seres iluminados y realizados».
***Nota: En YogaenRed agradecemos a Mayte Criado y a la Escuela Internacional de Yoga la autorización para reproducir las enseñanzas del vídeo «El cuidado del cuerpo en la práctica de Hatha Yoga».