Tuve la inmensa fortuna de que a los quince años escuché hablar de yoga y comencé a adquirir y leer libros sobre el tema. Mi madre y primera gurú me llevó a recibir clases a un lugar al que ella asistía, impartidas por un mentor indio que se había radicado en las entonces afueras de Madrid. Escribe Ramiro Calle.
Siempre he considerado que el yoga es idóneo para los niños, y que los padres que practican yoga deben abrirles este camino a sus hijos y practicar incluso con ellos. Después, cuando alcancen la edad de adultos, se sentirán muy agradecidos por haber podido practicar esta disciplina de mejoramiento humano desde niños y la adoptarán como una valiosa y eficiente herramienta de bienestar psicosomático a lo largo de su vida. También les resultará de gran ayuda también para afrontar las vicisitudes y dificultades que surgen en la vida.
El yoga le enseñará al niño a estirarse, respirar, relajarse y meditar.
Desempeñará un papel muy importante para prevenir y ayudarle a combatir trastornos habituales en niños y adolescentes, como la relación con la alimentación (hay innumerables trastornos de apetito), las alteraciones de la estática y el crecimiento, los traumatismos por la hiperactividad propia de la edad, los trastornos de relación con los padres u otros niños, las perturbaciones emocionales diversas, los trastornos derivados de la escolaridad o el estrés escolar y tantos otros. Las técnicas yóguicas actúan favorablemente tanto sobre el cuerpo como sobre la mente, mejorando el rendimiento psicosomático, desarrollando el sentido de la disciplina, fortaleciendo el carácter y previniendo el nerviosismo propio del niño, neutralizando el exceso de agresividad y tranquilizando el sistema nervioso.
Es una oportunidad preciosa que los padres que practican yoga también lo hagan con sus hijos. Hay que adecuar el lenguaje y la práctica a la edad del niño y jamás imponérsela. El niño debe aprender a disfrutar y divertirse con el adiestramiento y sentirse contento por el bienestar que siente.
En esta época en la que los niños viven bombardeados constantemente por el ruido, con problemas de concentración, disfunciones en el sueño, hiperactividad y demás, el yoga demuestra ser una herramienta maravillosa para desarrollar la atención y el equilibrio.
(En la foto aparece mi encantador amigo, hijo y nieto de yoguis, Adrián).
Ramiro Calle
Más de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines.
En su canal Youtube podéis visionar gratuitamente los documentales Viaje a los adentros, Ramiro Calle, El Ramiro más íntimo y Sadhaka, la senda del yoga. Asimismo decenas de clases de hatha-yoga y meditación a partir de sus conferencias, talleres y seminarios. https://www.youtube.com/results?search_query=ramiro+calle
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