El ejercicio de la compasión junto con el de la atención consciente son clave para desarrollar la habilidad de poner en práctica valores humanos con uno mismo y con el entorno. Escribe Denis Criado.
Sin la compasión hacia uno mismo, sin la intimidad con el propio cuerpo que refleja el cuerpo emocional, de aprender a estar con los bloqueos psicosomáticos, con las limitaciones físicas que despiertan el sistema nervioso, de observarlo, de comprenderlo, es muy difícil desarrollar la compasión y la integridad para vivir plenamente de forma efectiva con el mundo.
El objetivo de cultivar meditación y mindfulness en el vida no es tanto para incrementar el bienestar o reducir el estrés; esos son frutos que se saborean en el camino con la práctica consciente. El objetivo principal es desarrollar la habilidad de “estar” en cada momento de la vida, con la vida tal como es, en saber responder sin reactividad y no vivir en evasión espiritual, escapándonos de aquello que más duele. El objetivo es llegar a decir: está bien con aquello que no está bien en nuestra vida. Esa es la práctica, y ahí cultivamos una vida consciente, es decir, una familia consciente, una comunicación consciente, una alimentación consciente, etc. Bañas cada momento con consciencia, pasas de hacer cada momento, en lugar de una rutina, un ritual.
Reconexión interior
De ahí que al reconectarnos con aquello que produce intensidad en el cuerpo, se crea un campo de posibilidades infinitas. Hacemos que el campo bioenergético del cuerpo individual está en completa resonancia con la conciencia sin límites. Una vida plena ocurre en la medida en que hemos entrado en el campo unificado de todas las posibilidades, a todos los niveles para su consciente integración.
En esencia, con la práctica consciente de las asanas y de la intensidad que a veces puede producir, te vuelves más integrado; te sientes menos fragmentado y más relajado; menos ansioso y más presente. Estás más flexible a todos los niveles. Más centrado y equilibrado. Los rígidos límites del cuerpo-mente se suavizan, haciéndonos más permeables a la sintonía del aquí y ahora, a todo aquello que en la vida pueda manifestarse. La armonía interior que cultivas se convierte en una parte de ti. Estás creando, cada vez más, un campo libre de nudos con múltiples canales de energía pránica vital.
Hay más compasión interior y exterior, sufres menos. Los eventos sinérgicos comienzan a suceder a tu alrededor en respuesta a lo que emanas. Atraes situaciones que te proporcionan lo que necesitas cuando lo necesitas. Tu práctica de Hatha Yoga empieza a desarrollarse a otro nivel porque tu conciencia está abierta a tu cuerpo tal como es. Con la práctica consciente de las asanas la transformación, desde lo profundo, es realmente posible.
Después de tu práctica de asanas, siéntate en meditación y observa si hay resistencias, permítete “estar” con la intensidad que se pueda manifestar en el cuerpo cuando practiques asanas. De esta forma nos permitimos vivir más integrados, menos fragmentados en el día a día, más compasivamente con uno mismo y con los demás. Fluyes en cada momento.
Denis Criado es Formador de Yoga y Meditación. Autor de Cuerpo consciente (Ed. Kairos)
Próximo curso 8 de marzo: Instructor/ra de Meditación y Mindfulness (EIY)
https://www.escueladeyogaonline.com/meditacion-mindfulness/