El cuarto chakra es la casa del aire, de la empatía y de la comunicación, de la superación de lo egoísta en lo colectivo y fraterno, el nosotros. Ese nosotros que es la primera persona del plural; es decir, yo pero grande. Tan grande que cabe todo el mundo. Escribe esta sección Carmen Viejo.
“_ ¿Quién se sentó en mi sillita?, ¿quién comió en mi platito?, ¿quién comió de mi pan?, ¿quién comió de mis legumbres?, ¿quién pinchó con mi tenedor?, ¿quién cortó con mi cuchillo?, ¿quién bebió en mi vaso?… Y el séptimo descubrió a Blancanieves en su lecho. _¡Oh, mi Dios,-exclamaron- qué bella es esta niña! Y sintieron una alegría tan grande que no la despertaron y la dejaron proseguir su sueño. (Blancanieves, de Grimm)
“Yo soy el mundo”, dice el aire al pasar por nuestros pulmones. Ese aire que no conoce fronteras y se ríe en nuestras narices y pulmones del sentido individualista.
No hay fronteras individuales. Todos los seres del planeta estamos inmersos en ese líquido amniótico en el que se gesta la conciencia del planeta. Inhalamos y exhalamos la misma corriente, contagiándonos de un mismo karma, un mismo origen y un mismo destino, causa y consecuencia compartida en cada inhalación y en cada exhalación, hermanándonos.
La comunicación corre por el aire, la empatía salta de corazón en corazón, en un latir unísono desde el más pequeño ser del planeta al mayor. Todo está en el aire. Y necesitamos comprenderlo para confiar cada vez que abrimos nuestros pulmones y dejamos paso libre a la corriente que nos lleva y nos trae.
Inhalar y exhalar conscientemente es la razón de ser del Yoga. Decía Mircea Eliade que la respiración es lo más inherente a esta disciplina. En el aire está la puerta que puede hacernos crecer del yo al nosotros. Un nosotros que no es “yo y los demás”, sino “yo soy los demás”, yo colectivo, yo sin barreras, el mundo es yo y yo soy el mundo. Y eso es amor. La conciencia del amor. Pues entre la inhalación y la exhalación está la conciencia.
Y esto es amor
La respiración yóguica tiene tres niveles, que intercomunica las cuatro primeras estancias o chakras: el primer nivel es un impulso pasivo de apertura que relaja el vientre y los esfínteres, ablandando el abdomen; el segundo nivel, es un esfuerzo sutil de apertura costal que desarrolla la sensibilidad, nos humaniza y permite que entren los demás en nuestro microcosmos; el tercero es un diluirnos, endulzarnos, y entrarnos en un lugar sin espacio, donde se aguarda…, se aguarda paciente el reflujo de la ola, que comienza en el silencio interno y se desliza de nuevo hacia el exterior, llevándonos en su seno.
Así nacemos y morimos en cada respiración. Así nacimos. Así moriremos. Si lo hacemos en una respiración yóguica, morir será entregarnos en un deslizamiento de fusión.
Anahata chakra rige el espacio central entre los omóplatos y, desde ese punto central, influencia los hombros, brazos, manos y dedos, el pecho, los pulmones y el corazón. Lo que hacen nuestras manos, es influenciado e influye en el espacio del corazón…
Entre los 22 a los 28 años, necesitamos abrirnos a los valores, a la utopía colectiva, a la comunidad de corazones, al primer amor comprometido con quien formar equipo, al nosotros. Ese nosotros que llegados a los 72 y hasta los 78, se transformará en el “meta yo”, donde lo mío o lo tuyo se desvanece en lo universal, disolviéndonos en la confianza del que ha vivido, ha sabido vivir y está agradecido por ello.
Anahata es la suma de los tres primeros chakras: el agradecimiento, el respeto y el dominio personal. Y eso es amor. Lo demás es querencia, egoísmo disfrazado de enamoramiento. No nos enamoremos: sencillamente confiemos.
Solo desde esa confianza sin barreras, podremos abrir las alas etéricas que nacen en el centro entre ambos omóplatos, y prepararnos para el paso ligero de equipaje que requiere el siguiente chakra, el quinto… (próximo artículo)…
…pero antes hay que exhalar… y morir un poco para fundirnos con el aire…
“Aire, entrada y salida,
Primer hálito y último suspiro,
fluido único y continuo,
En ti somos uno”.
Mi dolor compartido por la gente que se nos está yendo.
Y cómo se nos está yendo.
No estáis solos.
Estamos unidos aquí y allá.
Confianza y solidaridad: la lección de Anahata…
Carmen Viejo (Ahimsa). Profesora de Yoga, Licenciada en Ciencias de la Información y titulada por la Asociación Española de Practicantes de Yoga (AEPY) y por la Escuela Sivananda.
Talleres, retiros y clases en Granada, www.presentia.es
Aplazado el comienzo del “II Curso de Capacitación en Yoga, una experiencia personal de iniciación y transformación”.Más información: www.presentia.es
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