A la «caza» de hombres santos: De este mundo pero más allá de este mundo

2019-09-16

El haber sido durante tantos años recibido por yoguis, sabios, eremitas y swamis con tan buena disposición me dejó la huella imborrable de todos estos encuentros y forjó en mí una actitud indeleble de ser accesible a todas las personas y demostrar al menos parte de la infinita paciencia con la que ellos me obsequiaron. Escribe Ramiro Calle.

Acharya Shama Ramiro Calle

 

A menudo mis interlocutores han sido tan pacientes que me siento lleno de gratitud y admiración hacia ellos. Y esa paciencia la estaba ahora comprobando con Acharya Shama, un hombre muy solicitado por sus grandes conocimientos y su erudición, pero al que yo había logrado acceder y estuve entrevistando a lo largo de muchas horas.

–¿Podría hablarme del cuerpo sutil?

Me mira fija e intensamente y hace una breve pausa, pues es como si quisiera incursionar en lo más profundo de mí. Después dice:

Según la filosofía hindú no solo disponemos de este cuerpo físico,  sino que tenemos también otros. Todos están fundidos en uno, pero presentan cualidades independientes, de la misma manera que el agua puede tener color, sales disueltas o puede estar fresca o caliente. Cada una de estas características del agua posee su cualidad individual, pero todo se ha fundido en el agua,  y esta absorberá la cualidad de cualquier cosa que se mezcle con ella.

Este símil nos sirve para comprender nuestro cuerpo, que dispone de cinco capacidades diferentes, de cinco cuerpos que están en uno.  El cuerpo sutil es uno de ellos, tiene su bioenergía, sus propias funciones y redes, está conectado con el cuerpo físico y con la consciencia profunda. El prana lo sustenta; la persona, con diferentes técnicas, puede hacerlo más y más poderoso, hasta que llegue a trabajar por sí solo cuando es muy fuerte.  Él tiene la posibilidad de materializarse y desmaterializarse. Un yogui muy avanzado puede hacerlo.

-. ¿Qué le ocurre a una persona durante el samadhi?

Según  la filosofía india -responde-  el samadhi tiene dos aspectos. Uno conocido como ‘samadhi material’, durante el cual el cuerpo está como muerto sin estarlo, en una relajación muy profunda, mucho más que la que provoca el sueño. Pero los órganos continúan funcionando, aunque el corazón no trabaje como de costumbre.  Existe un completo descanso. Es el samadhi material o jada samadhi.  Todas las funciones se ralentizan e incluso el yogui podría ser introducido en una fosa durante un tiempo y mantenerse perfecto. 

El otro tipo de samadhi es al que hace referencia el Bhagavad Gita como «ciudad de los brahmanes». Durante el mismo la persona actúa con normalidad, pero siempre se mantiene en samadhi, ya que su consciencia permanece siempre conectada con la supraconsciencia. Es el ‘chitta samadhi’. No se desciende ya de él; la consciencia se mantiene en el mismo.  Como dijo Krishna a Arjuna, una vez que se llega a esta ciudad nunca se pierde esa posición. Nuestro ser esencial está conectado con la supraconsciencia y ya no se desgaja de ella.  La persona continúa  su vida ordinaria en apariencia, pero permanece conectada con la supraconsciencia, sin que pueda producirse ningún desligamiento.

Hemos hablado de otros aspectos de la reencarnación, de la evolución interior y del papel importante del jivanmukta o liberado-viviente, del que se dice que es de todos y de nadie y que está en este mundo sin ser de este mundo, y algo que encierra un sentido o significado muy esotérico: mientras él duerme los otros están despiertos y mientras los otros están despiertos, él duerme. El jivanmukta ha trascendido el ego y por tanto el apego y el miedo. Está sin estar, nunca deja de estar conectado con lo Otro.

Me han dado a beber un delicioso y refrescante vaso de agua de cebada. Me gustaría repetir, pero me reprimo. Hay un adagio que me gusta utilizar con mis amigos bromeando: «No corresponder a la hospitalidad con la devastación». El acharya estrecha mis manos con mucho cariño.

Vuelva a verme. Tenemos mucho de que hablar, pero también podremos meditar juntos e invocar a la supraconsciencia desde la pureza y silencio de nuestro corazón espiritual.

La búsqueda no cesa; si no  hay preguntas, no hay respuestas. No he reparado en ningún tipo de esfuerzos o incluso riesgos por poder acercarme a toda persona que pueda impartirme enseñanzas espirituales.

Por fin he logrado combinar un encuentro con el Dalai Lama, tras no haber podido acceder en dos anteriores que se me había concedido, por problemas de desplazamiento. Esta va a ser una ocasión única para preguntarle muchas cosas a Su Santidad. Estamos hablando de muchos años antes de que recibiera el Premio Nobel.

Con el Dalai Lama

Cruzo el precioso y exuberante valle de Kangra en dirección a McLeod Ganj, donde tiene su residencia el Dalai lama, entre un circo de apabullantes montañas.  Ya estoy ante él, en compañía también de Almudena Hauríe. Su Santidad tiene un contagioso y abierto sentido del humor. Ni un gesto de solemnidad. Es fluido y cariñoso y enseguida juntamos nuestras manos. Formulo una pregunta bien directa:

–¿Cómo ve Su Santidad el futuro de la humanidad?

El ser humano -responde- necesita la espiritualidad, porque el ser humano ha tenido siempre que enfrentarse a los tres tipos básicos de sufrimiento: la enfermedad, la vejez y la muerte. Si se ha desarrollado espiritualmente, si interiormente ha progresado lo suficiente, le será más fácil aceptar y superar el sufrimiento y los problemas que entrañe su vida.

Hoy en día, en una época que se caracteriza sobre todo por la violencia y el odio, la espiritualidad es muy importante, ya que lleva consigo un mensaje de amor y comprensión que es muy necesario. Nuestra sociedad necesita del progreso espiritual. Progreso material y mental deben caminar juntos. El progreso material proviene del desarrollo técnico y científico, y el espiritual sobreviene con la práctica de la vida espiritual y la ejecución de los métodos para el desarrollo interno. La paz y la felicidad del ser humano vendrán de la combinación del desarrollo tanto exterior como interior, tanto del tecnológico como del  mental. Ambos progresos son necesarios. A través de ellos conseguiremos  genuina paz. La vida  espiritual es imprescindible y creo que el factor espiritual seguirá desempeñando un papel de primera importancia en la existencia futura del ser humano.

Muchos temas nos quedan por tratar. Es una tarde ventosa y lluviosa. Todavía estaremos reunidos cuatro horas, desbrozando temas relacionados con la evolución humana. En nuestro próximo trabajo incluiremos parte de esta prolongada conversación, tras la cual el Dalai Lama me obsequió con varios de sus libros y lo más valioso: su amplia, natural y reconfortante risa.

Ramiro Calle

RamiroCalleMás de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.

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