Es una de las maestras mejor informadas sobre cómo está evolucionando el yoga, por su participación en asociaciones nacionales e internacionales. Esta entrevista, la segunda que le hicimos en su día, despertó mucha expectación, y es que Mayte siempre habla claro. La titulamos con esta frase: «El yoga se está abriendo a nuevas realidades». Es una entrevista YogaenRed.
Una de las personas más destacadas de la enseñanza del yoga en España, su capacidad y coraje para emprender es innegable. A favor siempre de la evolución del yoga, no duda en abrir nuevos caminos, como el de llevar la formación a todas partes con ayuda de la tecnología: «¿Y por qué el yoga va a volver la espalda a eso? «. Lo hace desde el conocimiento que le otorgan más de 25 años de experiencia.
Mayte Criado es fundadora y directora de la Escuela Internacional de Yoga, uno de los centros punteros en la enseñanza del yoga en nuestro país, sigue abriendo nuevas rutas al compás de la evolución de los tiempos. Y es que está dispuesta a demostrar que yoga y modernidad son una pareja posible y deseable.
En el largo camino de la transmisión del yoga de maestro a estudiante (desde la gurukula a la formación online que ya desarrolla la Escuela Internacional de Yoga), ¿qué hemos perdido y que hemos ganado? ¿Qué opinas de la evolución del yoga?
Es un tema muy complejo pero la idea base es que nuestra conciencia está cambiando, y mucho, y hay cada vez más personas con disposición hacia ello. Para mí, este cambio implica un proceso de inclusión del legado del yoga que hemos recibido.
El legado del yoga es la tradición, sin lugar a dudas, las enseñanzas de muchos maestros, las propuestas de muchas escuelas y de muchas corrientes de pensamiento, incluso de escuelas de Hatha yoga. Pero hay nuevos descubrimientos sobre la biomecánica del cuerpo, sobre las emociones en relación al cuerpo, sobre las emociones en relación a la mente, sobre la mente en relación al cuerpo y a los sentimientos… Son cuestiones que la tradición ha ido tratando de una manera muy excluyente, muy sesgada, a veces proponiendo técnicas sin que estas se coordinen realmente con la idiosincrasia de la persona, o con su cultura, o con su manera de pensar, sentir o emocionarse. Y pienso que la tradición en ese sentido debe ser también evolucionada.
Siempre digo que una gran novedad respecto a lo que la tradición nos propone es la incorporación de la mujer al yoga; es innegable que no se había tenido en cuenta a la mujer. Ni tampoco los ritmos a los que nos vemos sometidos hoy día tanto mujeres como hombres; ni el tipo de educación que recibimos, que también es algo que hay que evolucionar y cambiar; ni a lo que nos dedicamos, ni a los nuevos pensamientos a los que nos sometemos, ni las emociones que hoy día gestionamos.
Es evidente que la tradición del yoga no ha podido tener en cuenta todo esto. Sin embargo, la sabiduría que nos ha legado nos proporciona las herramientas que podrían incluir estos nuevos fenómenos. En ese sentido mantengo que vamos hacia una conciencia inclusiva donde la tradición se halla dentro pero también incluye diferentes formas de pensar, maneras de mirar la realidad de hoy día, la educación, la terapia y la psicoterapia, etc.
¿Qué ‘novedades’ más relevantes del siglo XXI debería integrar el yoga en su continuo evolucionar?
El primer aspecto es la mujer y el giro hacia lo femenino, en el sentido de esas características que ya no tienen que ver con una sociedad y una tradición patriarcal -la del yoga más que ninguna otra-, donde de alguna manera los altos ideales están fabricados de mucha codicia, a veces de mucha violencia y de mucho abrirse camino a través de la competición. Y la vuelta hacia lo femenino implica otras actitudes y facetas que tienen que ver más con la compasión, la bondad, el amor. Para mí esa conciencia está cambiando.
El segundo aspecto a incluir sin lugar a duda sería la propia modernidad y postmodernidad, que tienen que ver con las fuentes de información y con la velocidad que recibimos esa información. Es obvio que la tecnología no podía estar incluida en la tradición del yoga, pero somos seres humanos y ahora nos caracterizamos también por lo tecnológico -quizás en este aspecto tecnológico habría que incluir la conciencia de lo femenino, para humanizarlo-. No podemos darle la espalda a esto, a lo que ha ido desarrollándose en nuestras sociedades.
Ahí tenemos que hacer un alto para hablar de la formación online de la Escuela Internacional de Yoga, pionera en España. Un salto muy grande en la enseñanza tradicional, que no siempre se interpreta favorablemente desde fuera…
Creo que para la enseñanza del yoga supone una oportunidad que ahora pueda llegar a personas y a sitios que tan solo hace diez años no podía. ¿Y por qué el yoga va a volver la espalda a esto? Lo que no puede ser es que se haga de cualquier manera.
Desde el momento en que en la escuela pensamos en la formación de yoga online, tuvimos muy en cuenta los aspectos que no solo podían humanizar la formación, a través de dispositivos, sino la manera de estar muy cerca de la persona aunque el medio para acercarnos fuera tecnológico. Y creo que lo hemos conseguido. El feedback que tenemos de las promociones que están en desarrollo ahora es muy positivo en este sentido, por la cercanía que logramos. La tecnología que hemos elegido para ese acercamiento es muy acertada, porque conseguimos ofrecer una atención profundamente personalizada: conocemos a cada persona y cada persona nos conoce a nosotros.
Estamos aprovechando e incluyendo los avances que el ser humano ha conseguido, por eso decía antes que la nueva conciencia es inclusiva; incluye la tradición y también incluye todo lo que el mundo moderno nos ofrece. Eso sí, con criterio, respeto y sentido común.
¿Y el tercer aspecto a incluir en la evolución del yoga?
Es una nueva conciencia de apertura total a las maneras de pensar y a las propias creencias y experiencia. Hoy día las grandes religiones están siendo contempladas de otra manera por esa nueva conciencia, para intentar, precisamente, extraer su legado de valor y darle una nueva dimensión. Lo mismo con los grandes caminos espirituales, y por supuesto está pasando en el mundo del yoga. Creo que hemos salido de una época en la que hemos fusionado y mezclado muchas cosas, y ahora vamos hacia una conciencia que no es mezcladora ni fusionadora, sino por una parte inclusiva y por otra extractora de los valores esenciales de cada perspectiva y cada forma de pensar.
Y esto es nuevo también, porque en la tradición del yoga tú perteneces a un linaje para toda tu vida, tienes un maestro para siempre y piensas de una manera -eres dualista, o monista, o advaita, o tántrico, o shivaita, o vishnuita-. Eso supone una perspectiva muy cuadriculada y limitada; en la nueva conciencia a la que el mundo se está abriendo ya no es así, sino que tiende a incluir e integrar aquellos valores esenciales que ahora tienes la capacidad de mirar y reconocer, de tal manera que estás abierto a muchas posibilidades aun cuando dichas posibilidades llegan desde diferentes orígenes.
El mundo de las posibilidades ha llegado a la conciencia, y esto es nuevo en la tradición del yoga. De alguna manera pienso que hay mucho movimiento en relación a esto, y me llena de esperanza porque es bueno que vayamos hacia ahí; eso significa que estamos mirando el momento presente. Y es bueno que las escuelas de yoga miremos también desde ahí y hacia ahí, desde este lugar más abierto, más inclusivo de nuestra propia realidad, que está llena de cosas que no ha tenido en cuenta a tradición, y hay que considerarlas.
¿Cuáles son los objetivos del yoga ahora, a la luz de esa nueva conciencia? ¿De qué nos tenemos que liberar concretamente los seres humanos que vivimos aquí y ahora?
Realmente tenemos que liberarnos de muchas cosas; hay mucho trabajo por delante. Enlazando con lo que decía antes, tenemos que liberarnos de esa mente patriarcal y egocéntrica. Estamos muy acostumbrados a abrirnos camino con los patrones que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida y que nos han servido para protegernos, para luchar y crearnos un sitio en el mundo; un mundo que parece más una selva. La sociedad moderna y actual en la que vivimos es muy depredadora, y tenemos que sacar recursos muy masculinos.
Se me ocurre que lo más inmediato hoy día sería liberarnos de este tipo de recursos de los que echamos mano tanto hombres como mujeres. Lo que significaría realmente empezar a mirar los valores de lo femenino que están demostrando que se pueden integrar en nuestra vida diaria, en nuestra sociedad, con los cuales se pueden desarrollar grandes cosas, incluso grandes empresas, altos ideales también, a través de otra manera de desenvolverse en la vida.
El yoga propone técnicas hechas para lograr esa liberación también. Hace siglos esas técnicas servían para liberarte de cosas que el ego fabricaba en esos momentos históricos. Pero ahora nuestro ego fabrica muchos recursos alienantes que nos esclavizan y nos dejan atrapados en esa selva en la que debemos defendernos. Y a lo mejor es necesario desarrollar aspectos compasivos con nosotros mismos y reconocer que quizás no sabemos hacerlo de otra manera porque es lo que hemos aprendido, lo que nos ha sido transmitido y lo que al fin y al cabo nos ha servido durante años, para autoprotegernos. Y sin duda es necesario un compromiso y la voluntad de cambiarnos a nosotros mismos sin falsas indulgencias.
Hemos hablado de la evolución del yoga, pero ¿cómo ha evolucionado Mayte Criado, después de tantos años de profesión y de práctica?
Tengo claro que he crecido mucho. El yoga me ha dado la posibilidad de conocer a mucha gente que me ha enseñado mucho y que ha transformado, en diversas épocas de mi vida, mi visión, mi forma de entender y sentir, y por supuesto mi actitud. Y soy una persona completamente abierta a seguir creciendo. Tengo la voluntad de mirarme y reconocer, encontrar, transformar y seguir trabajándome a mí misma para poder estar disponible a lo que se presenta. Y no es fácil para mí ni para nadie. Creo fervientemente que no he terminado nada y que no he hecho más que empezar.
Esa apertura es la que me da la alegría, las ganas de vivir incluso los momentos críticos o inesperados. Y ojalá que mi vida se enfoque siempre a esa apertura porque es la que nos puede llevar a evolucionar como personas y como sociedad.
Ahora en la escuela estamos acometiendo otro proyectos: el yoga en la educación, porque, como dicen muchos expertos, a través de la educación verdaderamente se logrará que el mundo se transforme. Siempre he pensado que había que llevar el yoga a la educación de los niños, pero nunca había hecho nada en ese sentido. Y ahora la escuela ya ha empezado a organizar cosas importantes en torno a ello, a ver si podemos poner nuestro granito de arena…
Enseñanza online y contacto con el maestro
Dice Mayte Criado: “Hay una cierta confusión en algunas personas que creen que la formación online es aquella formación a distancia o ‘por correspondencia’ de hace un montón de años. Y se preguntan: ¿cómo me van a dar clases de yoga online, si el contacto con el maestro tiene que ser directo? Bueno, es que ese contacto directo puede tener ahora diferentes medios”.
“¡En los cursos online el contacto es más frecuente y extenso que en los cursos presenciales! (media hora semanal o una hora cada quince días). Te ves cara a cara con tu tutor en una sala de videoconferencias para corregir posturas y exponer dudas… hay una cercanía enorme. Y en las videoconferencias de grupo, la gente va interviniendo, y no sé si es porque se pone mayor atención o interés en que todo el mundo participe, los debates y la profundización son increíbles”.
Más información: http://www.escueladeyogaonline.com/
(Esta entrevista realizada por YogaenRed fue publicada el de 10 de abril de 2014 y ha tenido miles de lectores. Luego vineron otras entrevistas con Mayte Criado, que puedes abrir en los enlaces de aquí abajo).