Una de mis celebraciones favoritas es el Guru Purnima de julio, cuando honramos a los maestros en todas sus formas. Este año quiero dedicar mis respetos a aquellas prácticas que nos incomodan, que nos sacan de nuestras casillas y nos molestan, que nos remueven por dentro y por fuera, porque todas ellas son grandísimas maestras. Escribe Zaira Leal.
Vivimos en una sociedad donde imperan las actitudes comodonas y la autocomplacencia. Siempre buscando un bienestar que, sin saberlo, es una trampa. Parece que todo vale mientras yo esté a gusto, pero ¿de verdad nos sienta bien tanta comodidad? Es curioso porque el proceso yóguico de transformación y despertar habla de lo opuesto; de hecho, puede resultar bastante desagradable.
Hace años cuando vivía en el noreste de Estados Unidos aprendí que tanto confort no es saludable en ninguno de los sentidos. Recuerdo que una de las mujeres que trabajaba muy cerca de mí llevaba el mismo tipo de ropa todo el año, ya nevara o hiciera un calor de treinta grados siempre la veías con sus vaqueros largos, mocasines, camisa de manga larga y chaquetita de punto. Bueno, variaba si llevaba abrigo o no. El caso es que no necesitaba cambiar porque en invierno se movía en espacios con calefacción: del sofá al coche, al banco drive-thru y también se compraba el desayuno de este modo, así que cuando llegaba al trabajo seguía estando calentita. En verano se repetían este tipo de rutinas, pero con aire acondicionado. El margen de su umbral de tolerancia a los cambios y su capacidad de adaptación eran muy estrechos y las consecuencias de esto se manifestaban en su salud tomando forma de problemas respiratorios, cutáneos y alérgicos, pero también sufría a nivel mental pues era una persona que se estresaba cuando tenía que salir de esa rutina y mostraba reacciones exageradas a situaciones naturales o comunes que le llevaran a sentir más de lo normal. Tenía miedo a que las cosas dejaran de ser como eran.
Me he dado cuenta de que muchos de nosotros, en mayor o menor medida, también nos comportamos así cantidad de veces en nuestra práctica de yoga. Nos acaloramos y pensamos que nos vamos a deshidratar; la secuencia nos reta y en seguida nos decimos que el nivel es demasiado alto y que nuestro cuerpo no puede hacer tal o cual cosa; llega la hora de hacer las invertidas en clase y nos vamos al baño. Pues bien, el yoga es retador y debe serlo porque cuando estamos muy cómodos dentro de nuestros límites de confort no sucede la transformación y con los tiempos que corren… nadie se va a quedar como está porque hay mucho karma que transmutar.
Los siguientes tres conceptos yóguicos nos hablan precisamente de esto:
El primero es raga, uno de los pancha kleshas o los cinco pensamientos que nos impiden evolucionar.
Raga es la adicción a lo que nos “gusta”, y entrecomillo gusta porque se refiere a todo aquello que es agradable como el puré de patatas de mi abuela o el helado de vainilla. No practicar lo que supone un reto, repitiendo las mismas posturas dulzonas, haciendo únicamente lo que nos apetece y moviéndonos siempre de la misma forma aumenta raga. Con esto no quiero decir que haya que estar buscando retos constantemente, sino que siempre debemos apuntar alto en el camino, y esto incluye el desarrollo de nuestro cuerpo físico también. Su estado actual en el aquí y ahora no es el estado en el que te vas encontrar en el futuro y sus cambios pueden ser a mejor, muy a mejor incluso cumpliendo años y haciéndonos mayores, pero eso sucede cuando nos enfrentamos a desafíos que nos incomodan.
Tales desafíos varían de persona a persona; quizá para alguien que practica yoga asana todos los días a un nivel alto, el antídoto para su raga pueda ser practicar menos en lo físico y hacer más prácticas internas. Lo opuesto puede sucederle a una persona que medita todos los días durante periodos largos de tiempo y cuyo cuerpo físico está rígido o débil; este último debería sudarse la práctica de yoga asana por lo menos durante un tiempo para observar los cambios evolutivos que inevitablemente sucederán.
El segundo es otro de los pancha kleshas y está muy relacionado con el anterior, se trata de dvesha o la aversión a lo que nos incomoda.
La verdad es que nos vendría muy bien a todos ampliar los márgenes sensoriales, y abrirnos a las experiencias que de principio solemos rechazar, no necesariamente durmiendo en una cama de pinchos, pero sí, por ejemplo, dándonos duchas de agua fría, pasando un poquito de hambre, ya que en general comemos en exceso, o diciéndoles sí a todas aquellas asanas que más nos hacen sentir. Hay muchas cosas que no nos gustan y que son precisamente las más beneficiosas. El estilo de vida actual es tal que la práctica física hay que currársela, las agujetas, el ardor en los muslos, brazos o glúteos es bueno pues despiertan el tejido que tan dormido está debido a la cantidad inhumana de horas que pasamos sentados, a causa también de todo el azúcar o carbohidratos refinados que tomamos y muchas cosas más.
Nos beneficia mucho ampliar nuestros niveles de tolerancia a la presencia de esas personas que nos aprietan los botones, que nos irritan o nos caen fatal, aunque seguro que no las elegiríamos como compañeros en una isla desierta, tienen el mismo derecho a existir que tú o yo y por algo han aparecido en nuestras vidas. Por lo menos durante un tiempo, digámosle “sí” a lo que nos incomoda.
El tercer y último concepto que quiero compartir contigo hoy es tapas, cuyo significado literal es calentar y se refiere al fuego transformador de la práctica.
Las cualidades del elemento fuego hacen que tapas sea agudo, penetrante, fogoso, caliente, cáustico y ¡también incómodo! Tapas es uno de los niyamas, o los preceptos yóguicos para una vida consciente, y crea la fricción imprescindible para que se dé la transmutación de los karmas y condicionamientos del pasado. Esta metabolización permite que la energía pura del Ser que mora en el interior continúe su viaje evolutivo. Tapas funciona en muchos niveles no sólo en la práctica de asana, también quema trabajos, relaciones o cualquier cosa en nuestras vidas que necesite ser transformada para que podamos avanzar. Los cambios profundos que surgen de la práctica de tapasya nos hace pasar por tránsitos incómodos, pero necesarios.
Bien yogins, este Guru Purnima, abrochémonos los cinturones, centrémonos y confiemos en la Consciencia Pura que somos auténticamente. Ella sabe muy bien por dónde nos está llevando para que crezcamos en Luz, Sabiduría y Amor.
Jai Jai Guru Dev
Zaira Leal es autora de Una fiesta para el alma y de Yoga en la cocina, Ed. Urano. Se considera yoguini desde la cuna y empezó a enseñar yoga en el año 2000. zaira@zairalealyoga.com / T +34 636814338
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