A menudo nos preguntan cómo hacemos nosotros para tranquilizar a los niños, qué técnicas o herramientas pueden servir para que paren un momento, dejen aparcada su actividad característica y escuchen. Nuestra respuesta suele despertar sorpresa: solemos decir que, para que haya paz en casa, debe haber paz en todos los miembros de la familia, Escribe Escuela Mahashakti.
Por tanto, no son sólo los niños y niñas los que deben calmarse; nosotros, los adultos, también.
Con frecuencia la agitación, la inquietud, la dificultad para echar el freno y vivir más pausado se transmite de generación en generación. ¿Cómo podemos pedirles a nuestros hijos que estén tranquilos cuando nosotros estamos todo el día de aquí para allá, resoplando, con mil temas en la cabeza? ¿Cómo querer que ellos sean capaces de aburrirse cuando nosotros corremos a llenar cada minuto con algún entretenimiento o actividad? El viernes por la tarde invitamos a los amigos a cenar, el sábado todo el día al parque de atracciones, y el domingo a algún centro comercial.
Yoga para niños… y sus papás
La naturaleza es sabia y hace a los niños y niñas especialmente buenos en dos habilidades: observar e imitar. Todas las pequeñas criaturas del mundo están diseñadas para eso, para enfocar la atención en los comportamientos, actitudes, hábitos y formas de ser de sus progenitores. Saben que esta tarea puede suponer la diferencia entre sobrevivir y ser aceptados por la comunidad o no. Por esta razón, nuestros pequeños nos miran tanto, para luego reproducir nuestros gestos, palabras, etc.
Es obvio que si, desde recién nacidos, nos ven ansiosos, nerviosos por alguna historia, incapaces de disfrutar de algo tan pequeño y tan sencillo como sentarnos frente a la ventana a observar el cielo, tratarán de comportarse de manera similar. Consciente o inconscientemente entenderán que ésa es la mejor manera de afrontar la vida, y se mantendrán fieles a ella.
Así, encontramos que la mayor parte de padres y madres que traen a sus hijos a yoga “para que se tranquilicen”, necesitarían asistir a yoga también. En algunos casos, y sólo cuando se haya generado una buena confianza de base, podemos indicárselo sutilmente.
Para algunos este momento supone todo un insight, pues de repente caen en la cuenta de que viven con mucha ansiedad y tensión de fondo. Como en la sociedad en la que estamos esto ha pasado a normalizarse, podemos caer en el error de pensar que es la única forma de relacionarnos con los hechos cotidianos. De la sensibilidad del profesor o profesora de yoga y de la apertura de los progenitores dependerá en gran medida que este mensaje cale hondo y pueda dar sus frutos en el momento oportuno. La experiencia nos ha demostrado que finalmente hay muchos adultos que deciden sumarse al cambio y se apuntan a clases regulares.
Aun con todo, debemos ser realistas y saber que la mayoría de las veces tendremos a esos padres y madres que traen a sus hijos a yoga, pero que se niegan a practicarlo en primera persona. Aquí tendremos que confiar en que sean los pequeños los que aprendan las técnicas de esta ciencia milenaria y después puedan enseñarlas y dar ejemplo en sus hogares.
Cómo introducir el Yoga Integral en la familia
Ahora bien, ¿hay algo que podamos hacer todos juntos en casa para ir introduciendo el yoga de manera sencilla y divertida? Desde la Escuela Mahashakti creemos que sí. Algo que solemos proponer para iniciarse en esto del Yoga Integral es empezar por unos saludos al sol en familia. Podemos disponer, por ejemplo, de media hora los fines de semana, idealmente antes de desayunar, como forma de empezar el día con buen pie. Para niños y niñas de 3 a 10 años suele funcionar cantar una canción mientras lo hacemos. Después de los saludos al sol, conviene realizar algunas asanas. Recordar que a los pequeños les gustan mucho las posturas de equilibrio, y aquellas que tienen nombres de animales.
Empezaremos siempre con asanas de pie, pasaremos a las sedentes y acabaremos con savásana, es decir, tumbados boca arriba con los brazos y piernas separados del cuerpo. En este momento, aprovecharemos para estar relajados, podemos dejar a nuestros pequeños que apoyen la cabeza sobre nuestro vientre y traten de sentir cómo sube y baja con la respiración. Esto les relaja mucho y mejora su concentración.
Para terminar la sesión, ¿qué mejor que una meditación en familia? Sugerimos empezar con unos pocos minutos, y luego ir aumentando con la práctica. Una buena idea para meditar con ellos es hacer Tratak, es decir, observar la llama de una vela en silencio, y ver cómo fluctúa con el aire. También podemos llevar la atención al centro del pecho y tratar de sentir los latidos de nuestro corazón, conectando con las personas a las que queremos. Para concluir, a los niños les suelen fascinar los mantras sencillos. Podemos cantar el “om” o inventarnos nuestro propio mantra. Después de esto nos daremos un abrazo y ya podremos irnos a desayunar.
Como veis, el mensaje es claro: todos estamos sometidos a estrés, a inqes posible introducirlo en el hogar. uietudes y angustias internas; todos precisamos un poco más de yoga en nuestras vidas. Y hay una buena noticia: No hacen falta conocimientos muy avanzados, sólo una buena base, predisposición, y muchas ganas de empezar a vivir desde otro lugar. El Yoga Integral nos da esa perspectiva y esa calma que tanto anhelamos. Que tanto necesitamos. Que nos corresponde por derecho. Os deseamos suerte en el camino.
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