La respuesta parece evidente y, sin embargo, el libro de Singleton El cuerpo del yoga (Yoga Body) ha venido a hurgar en un punto, al parecer, sensible: la antigüedad y el origen del yoga contemporáneo. Con certeza el título más adecuado al contenido hubiera sido El yoga del cuerpo. Escribe Joaquín G. Weil
Subtitulado The Origins of Modern Posture Practice, los orígenes de la práctica postural moderna, Yoga Body alude al “cuerpo formado a través de la práctica del yoga”. Ese cuerpo del título en español no remite entonces, como en un principio pudiera pensarse, a un “corpus teórico” del yoga, sino al cultivo del cuerpo en el yoga moderno. Tanto en este título ambiguo en español, como en el largo prefacio la edición española, se juega a una suerte de neti-neti (ni esto ni aquello) del academicismo respecto a la historia reciente del yoga.
El academicismo tiene un flanco débil, y es que valora más lo documentado que lo verosímil. Quitando que en el ámbito académico ocurre algo parecido al ámbito periodístico: igual que algunos periodistas no dejan que la verdad les estropee un buen reportaje, a algunos académicos tampoco les gusta que determinados hechos les estropeen una buena tesis.
Cuando hace años leí el libro de Sjoman The Yoga Tradition of the Mysore Palace, en el cual, en gran medida, se basa el libro de Singleton, tuve la misma la misma sensación que al leer ahora el libro de éste: aportan datos que contradicen sus principales tesis. Centrémonos en el libro El cuerpo del yoga (editorial Kairós) o «El yoga del cuerpo”.
¿Cuál es exactamente la tesis de Mark Singleton en este libro? Bien, en palabras del autor: “La práctica moderna de asana emergió de una relación dialéctica con la cultura física y la gimnasia armónica: absorbió muchas de estas enseñanzas y, tras reivindicarlas como propias, se las vendió de vuelta al público de Occidente como la más pura expresión de la cultura física india” (pág. 313 de la edición española).
Gimnasia armónica
¿Tiene esta tesis algún fundamento? Está claro que para desentrañar un fenómeno tan complejo como el que estamos tratando, casi no basta con documentarse con bibliografía, revistas, entrevistas y otras fuentes, incluso habría que recurrir a los mismísimos archivos akáshicos, por así decirlo.
El cuerpo del yoga de Singleton es con certeza un libro bien interesante que considero todo profesor de yoga o practicante comprometido debería leer, más que por sus tesis o postulados, por la cantidad de datos interesantes que aporta sobre la historia moderna del yoga. Si bien, como dije arriba, está claro que Singleton, como es lógico y natural, selecciona los datos y los ordena de modo que refuercen su tesis principal arriba mencionada.
Para empezar con el origen de la así llamada “gimnasia armónica” descrita por el propio Singleton, en su tesis habla de la “relación dialéctica”, de la que emerge la práctica moderna de asana. ¿Qué significa esto de la “relación dialéctica” en lenguaje cotidiano aplicado al caso? Pues que antes de que la gimnasia armónica influyera en el hatha yoga, voilà, ya el hata yoga había influido en dicha gimnasia. Así Mollie Gagot Stack, la principal promotora o fundadora de la así llamada gimnasia armónica, antes de desarrollar su sistema “aprendió algunas asanas y técnicas de relajación de un tal Mr. Gopal”.
Esto me recuerda a aquel chiste academicista (Small World: An Academic Romance, David Lodge, 1984) sobre la influencia del poeta contemporáneo T. S. Elliot en el dramaturgo isabelino Shakespeare. En otras palabras, cuando se habla de influencia, además de la semejanza es necesaria la precedencia temporal.
Y esto lo vemos en el libro de Singleton en más de una ocasión. Por ejemplo, cuando habla de la influencia de Wilhem Reich y de Alexander Lowen en el yoga moderno. No sólo que Alexander Lowen, como Singleton reconoce, estudiara yoga, sino que Wilhem Reich era discípulo de Freud, cuya teoría básica del inconsciente no se entiende sin la influencia del budismo (ver Lenoir, El Budismo en Occidente). Por lo tanto, afirmar que Wilhem Reich tiene influencia en el yoga contemporáneo está claro que entraña una gran “relación dialéctica”, por decirlo en términos de Singleton.
Pero no sólo eso, sino que, por ceñirnos a este puntual caso y no extendernos demasiado, Freud toma estas ideas de Schopenhauer, que a su vez las tomó de Kraus. Por lo tanto considerar que ahora teorías occidentales contemporáneas influyen en el yoga, obligaría examinar cuidadosamente aquellas teorías referidas para determinar su filiación exacta, si oriental o bien occidental. Las ideas de Oriente, esto es: yoga, vedanta, budismo, etc. llevan siglos influyendo en Occidente. Es lo que yo llamo “ideas semilla”.
La influencia del cuerpo sobre la mente
La idea básica, que anda rondando todo el libro de Singleton, de que el cuerpo, su ejercicio y su cuidado influyen en la mente y sus pensamientos, es precisamente uno de los postulados principales del mencionado Schopenhauer y de su seguidor Nietzsche, y de ahí en numerosos autores y pensadores. Indudablemente es una idea de origen yóguico y budista, como ya hemos dicho. Si bien ya estaba presente en los grecolatinos: mens sana in corpore sano. Nietzsche, está claro, no practicaba asanas, sino que daba largos paseos por los Alpes mientras daba forma a sus ideas filosóficas. (Se me acaba de ocurrir un aforismo yóguico-nietzscheano: mens sana in corpore asana; de momento es una frase que no arroja resultados en Google.)
Luego, en el prefacio a al edición española del libro ya citado (pág. 10), Singleton reformula o pule su tesis sugiriendo que el hatha yoga prosperó en un entorno proclive a la cultura física (casi como no podía ser de otro modo).
Para saber si las tesis de Singleton tienen algún fundamento, lo primero sería entender qué es en realidad el hatha yoga, o el hard yoga, por así decirlo. No querremos pretender que Swatmarama nos hablara de los músculos psoas, ni mucho menos de los más controvertidos músculos piramidales. Está claro que cada época tiene sus modos de expresión y su cosmovisión. El hatha yoga de aquella época se desarrollaba y expresaba en una cosmovisión o paradigma religioso, y el de nuestra época se comprende desde una cosmovisión y paradigma científico o cientifista (médico y anatomista, en el caso concreto, como se ve desde los inicios de su recuperación en tiempos modernos con Yogengra y Kuvalayananda).
El hatha yoga evidentemente en sí mismo es una tradición rica y de diversas expresiones, si bien, en el espacio breve de un artículo quiero centrarme en el Hatha Yoga Pradipika o Luz sobre el Hatha Yoga. En I.4. refiere este conocimiento de las asanas a los antiguos yoguis Goraksha y Matsysendra. Y a continuación lo remite a un largo linaje que pasa por el mismo Buda, hasta llegar al propio Shiva.
Sigue diciendo Swatmarama en I.10: “El haṭhayoga es un refugio para quienes padecen de los tres tipos de dolor”. Puede haber, y de hecho hay, diversas interpretaciones sobre qué son esos “tres tipos de dolor”. Lo qué sí está claro que uno de los dolores más evidente es el dolor causado por la enfermedad tanto física como mental. Por lo tanto, el hatha yoga está orientado en origen y en esencia a ganar salud física o corporal, entre otros aspectos.
También se dice en este libro a continuación: “Para todos los que se dedican al yoga, el hathayoga es la base que soporta su práctica”. En otras palabras, una vez más se supera la artificiosa distinción entre los así llamados “yoga físico y yoga mental”. Por otra parte, antes ha dicho I.2: “El yogui Swatmarama, después de saludar solemnemente a su maestro, establece desde el principio que el hathavidya (conocimiento del hatha) es solamente un medio para la realización del rayayoga (el yoga descrito por Patanjali).”
No hay yoga sin cuerpo
En resumen, según Swatmarama: El hatha yoga es la base de la práctica del raya yoga. Y el raya yoga es el objetivo del hatha yoga. No tiene por tanto sentido, desde el punto de vista del hatha yoga, diferenciar un yoga físico o corporal de otro que no lo sea. No hay yoga sin cuerpo. Y esa es una de las razones por las que los espíritus viene a encarnarse en la Tierra: para poder practicar yoga.
En la siguiente entrega mostraré cómo algunos datos de Singleton contradicen precisamente las tesis de Singleton. El hatha yoga con objetivos parecidos a algunos contemporáneos (si bien bajo una diferente cosmovisión o paradigma) ya existía antes de la llegada de la gimnasia sueca, armónica, calistenia, etc. Y por otra parte, es cierto que gran parte del yoga contemporáneo es fisioculturista con algún aderezo de Patanjali. O sea, Singleton tiene razón en esto.
Joaquín G. Weil es autor del manual formativo conforme al Temario Oficial de España Dominio de las Técnicas Específicas del Yoga: https://iayoga.org/servicios/manuales/