El camino del yoga, con su aportación de crecimiento interior y reflexión interna, nos ofrece muchas respuestas a nuestras búsquedas. Sin embargo, parece que las mujeres necesitamos además un terreno saludable y seguro para expandirnos, relacionarnos y conocernos más a nosotras mismas sintiéndonos más fuertes y llena de amor. Escribe Nita Miralles.
«En 2009 el Dalia Lama declaró en la visita a la Cumbre Mundial por la Paz en Vancouver, que el mundo será salvado por la mujer occidental. Si bien las cualidades femeninas de interconexión, vulnerabilidad, relación y cooperación han sido infravaloradas históricamente en una sociedad patriarcal que celebra en gran medida la individualidad, el dominio y la competencia, existe una creciente sensación de que se está produciendo un despertar universal. A pesar de las apariencias externas de destrucción y deterioro, la conciencia humana está evolucionando a un ritmo muy rápido y, en estos tiempos cambiantes, los principios femeninos son fundamentales al nuevo mundo que está naciendo”. (Aleya Abdulla and Sacred Earth Journeys)
Cuando entramos en el camino del yoga, con crecimiento interior y reflexión interna, comenzamos a encontrar respuestas. Sin embargo, parece que aun así como mujeres nos falta algo. De alguna manera, necesitamos refugio, un terreno saludable y seguro para expandirnos y recuperar.
Construir y revaluar nuestras vidas. Es lo que también se llama «Círculo de mujeres».
Los círculos de mujeres son lugares en los que nos sentimos refugiadas y seguras para poder abrirnos desde dentro sin filtros ni condiciones.
Donde aprendemos a ser compasivas con nosotras, y asimismo con las otras mujeres, dando espacio al crecimiento colectivo, a la hermandad, en vez de al resentimiento, envidia o competitividad.
No es un lugar donde dar y recibir consejos (eso siempre lo puedes pedir); se dejan fuera críticas, juicios, miedos y comparaciones. Es una oportunidad para verte como Mujer. Juntas recordamos quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, qué sueños tene y cómo podemos conseguirlos. Juntas proyectamos.
Elevar a otras mujeres, nos eleva a nosotras. Al mismo tiempo, encontrar nuestro lugar nos ayuda a tener mejores relaciones personales. Dando espacio al otro/u otra a encontrarse a sí mismo.
En mi caso, durante años desarrollé excesivamente mi parte masculina más que la femenina, dejando mi feminidad relegada a un rincón. Como si fuera menos útil que la masculina. Con el despertar, me fui dando cuenta de que algo no encajaba, de que había un gran desequilibrio y desconexión conmigo misma.
El apoyo solidario
Al igual que los hombres tienen su propio papel, nosotras, debido en gran medida al contexto socio-histórico de los últimos siglos, hemos descuidado nuestro verdadero papel, nuestra verdadera naturaleza. Es por eso que ahora es el momento de las mujeres, para sanar lo que nos impide ser quienes realmente somos. Cuando entramos en esa feminidad, automáticamente damos espacio para que los hombres hagan lo mismo. Podemos comenzar a tejer esta nueva realidad para estar en sintonía con nuestra verdadera naturaleza: nuestras condiciones físicas, nuestro ciclo lunar, nos recuerdan constantemente que somos cambiantes, fluctuantes, abiertas y vulnerables, por lo que podemos amar infinitamente y sin condiciones.
Para sanar y reconectar con nuestra verdadera sabiduría necesitamos despertar y asumir la responsabilidad de nuestras profundas decepciones, dolores, negaciones y permitir que se produzca la curación. Permitir sentir las energías y sus cualidades.
En un círculo de mujeres, o en un retiro de mujeres, los pilares se construyen en base a la tolerancia y confidencialidad, el no juzgar, permitir y honrar la perfecta imperfección.
Uno de los libros que recomiendo leer, si no lo has hecho ya, es Mujeres que corren con lobos, de Clarissa Pinkola Estes:
“Somos mujeres valientes, con una gran necesidad de amar, comprender y, sobre todo, crecer, madurar; ir al encuentro de nuestra mujer salvaje, la mujer ancestral que habita nuestra piel y nuestros huesos, nuestras células y nuestra memoria”.
Este proceso es absolutamente necesario. No podemos pretender que un hombre nos aporte lo que no está en su esencia. Es injusto e inadecuado, además de frustrante y conflictivo. Al contrario, tenemos la capacidad de vivir en armonía relacionándonos con el otro género de forma segura, saludable y beneficiosa para ambos, pero para ello es vital reconocer que necesitamos la hermandad, el apoyo y amor de otras mujeres.
Liberación de la feminidad
En los albores de la humanidad los estrechos círculos creados por mujeres contribuyeron a sustentar la vida. Nuestros lazos están unidos tanto biológica, evolutiva y emocionalmente.
Vivir conscientemente y marcar una diferencia en nuestras realidades y en el mundo que habitamos es una obligación como ser evolucionado y consciente.
Y para vivir desde el amor y de forma consciente, la práctica de Yoga junto con la liberación de la feminidad constituyen dos piezas que forman un puzzle perfecto.
Recuerda amarte y que yo te amo, Mujer.
Nita Miralles es profesora de Yoga. Ver su biografía y su blog aquí: http://elreinodenita.com/nita/
Nita ha organizado un Retiro por y para Mujeres, del 2 al 5 de mayo en una masía del siglo XVIII en la zona de Peñíscola (Castellón)
Durante este retiro tendrás tiempo para practicar Yoga, profundizar técnica y filosóficamente, cultivar la divinidad femenina, aprender a amarte y conocerte mejor. Disfrutarás de la piscina, y muchísimas otras actividades. Conocerás a personas maravillosas que aportarán a tu vida y tú a la de ellos.
Mira todos los detalles: http://elreinodenita.com/retiroporyparamujeres/