El yoga es un sistema para liberarse de la ilusión cósmica (maya), que somete a esclavitud al ser humano. Pero también es un método de mejoramiento integral: puesto que la persona dispone de un cuerpo y una mente, el yoga ha ensayado un colosal arsenal de técnicas psicofísicas y psicomentales para hacer posible el perfeccionamiento humano. Escribe Ramiro Calle.
Incluso el hatha-yoga (yoga psicofísico), si trabaja con el cuerpo, sus funciones y energías, es para crear un tipo de mente de orden superior. Se ejercitan todas las técnicas a la luz de la consciencia como medio de des-automatización y para, asimismo, reequilibrar todas las energías y convertir el cuerpo en un aliado hacia la autorrealización.
El cuerpo, en el hatha-yoga, se convierte en un instrumento liberatorio, y bien poco tiene que ver ello con el denominado yoguismo, que solo rinde obsesivo culto al cuerpo y afirma un compulsivo narcisismo. El yoga es autoconocimiento y mutación interior, para poder desplegar una consciencia capaz de ver lo que se escapa a la consciencia embotada. Si no se va produciendo una transformación interior, es que no hay yoga.
Día a día el practicante serio va modificando su actitud y con ello su conducta cuando es necesario.
El yoga trabaja en todas las esferas de la persona: motriz, instintiva, sexual, emocional y mental. Se trata de ir reunficando las fuerzas dispersas y orientarlas hacia una percepción más elevada y transformativa.
Las técnicas son necesarias, pues son el modo práctico de conseguir que no nos perdamos en ensoñadoras teorías que no transforman. Hay un gran número de técnicas, tanto fisiológicas como psicomentales. La meditación es una técnica medular, pues mediante su práctica uno va conectando con lo más real. Meditar es parar para ser, desconectar para estar. La meditación enseña a meditar.
Todas las técnicas meditacionales de las distintas vías de autorrealización han surgido o se han inspirado en los métodos milenarios del yoga. La práctica es muy valorada, porque es lo que realmente transforma. No basta con ser un grandilocuente erudito si la mente sigue encapsulada en sus ideas, dogmas, puntos de vista estrechos e ignorancia básica.
No se trata de leer el prospecto de la medicina, sino de ingerir el medicamento. No merece la pena invertir ni una hora en el yoguismo, pero sí toda una vida en el verdadero yoga. Por algo las grandes mentes han considerado que el método más fiable de transformación es el yoga, que además es una fuente de bienestar psicosomático y un medio para al conocerse uno mejor y conocer mejor a los demás.
Ramiro Calle
Más de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.
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