Este es el Memorandum de la sargento Gertrudis Soldevilla. Escribe Roberto Rodríguez Nogueira ‘Yoga Pirata’.
En el batallón gallego de la Serenidad Suprema hemos hecho un descubrimiento inquietante. Afirmamos que en el entrenamiento actual del yogui de infantería se subraya demasiado el acondicionamiento físico y táctico de sala.
Es evidente, a poco que se mire una guerra, que a una emboscada no se va con cita. “Lo dejamos para el lunes, que el martes he quedado con el enemigo para que me escabeche” es como decir: “No puedo ir al cine porque tengo yoga”. El yoga no se tiene, y menos un rato en un sitio y luego se suelta.
Esperar lo inesperado. Adaptarse con fluidez y eficacia. Eso es es lo que distingue a un yogui o a un boina verde de un guerrero de fin de semana. Eso no se “tiene” un rato dos veces por semana. Eso se hace con técnicas de kato Yoga: ¡SHAAAAAAAAAAA!
El comandante Guruberto y yo misma hemos desarrollado la operación, nombre en clave “Kato Yoga”, o yoga de asalto, inspirándonos en la película de Blake Edwards La Pantera Rosa. En la cinta, el inspector Clouseau era leal y metódicamente emboscado por su asistente Kato.
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Siguiendo los esfuerzos de Kato, hemos diseñado varios programas similares para nuestra tropa.
Decidimos desechar por inviables y anticuadas las emboscadas artesanales, hechas en persona y a mano. y optamos por el uso de la tecnología digital. Bombardeamos sin piedad y sin avisar el uasap de cada infante con órdenes breves (ejercicios de no más de un minuto), fulminantes e inesperadas a lo largo de varios días. Estas ordenes respondían a dos tipos básicos: relajación o activación. Así testamos en la tropa:
1.- Su flexibilidad y mimetismo para realizar, sin que se note en público, una técnica yóguica súbita.
2.- El aumento en A.- la atención relajada y sostenida, B.- los niveles de fuerza física y C.- El optimismo tras la breve práctica
3.- Su capacidad de adaptación creativa: “No puedo hacer el pino en el quirófano ahora mismo, pero puedo hacer una meditación de un minuto después del by-pass”, o “En diez minutos me escaqueo de la ofi, me encierro en el baño y me calco unas retracciones escapulares en la tubería del agua”.
Resultado
La mayoría (80%) lo dejó para luego y nunca hicieron nada.
El 10% se estresó con tanto uasap.
Un 5% lo intentó un rato.
Un 5% ejecutó la maniobra con éxito en cada uno de los tres puntos testados. Este grupo logró permanecer en un estado de atención relajada y contundente durante todo el día. Los soldados, lejos de refugiarse en la cómoda zona de queja, salieron a campo abierto a hacer lo que se les pedía cuando cuando se les pedía, o al rato si en el momento no era posible.
A cambio de su esfuerzo, los vencedores refirieron que los días del ejercicio vivieron su jornada habitual con mucho más interés, energía y sosiego que de costumbre, tanto como para seguirlo practicando, con la moral alta, el resto de la semana. En este sentido el Método Kato ha sido un éxito. Ahora es preciso motivar al resto de la tropa para que lo adopte.
Análisis de los resultados
Estudiando al grupo que culminó la misión advertimos inmediatamente que tenían algo en común ya antes de comenzarla. Hemos intentado reproducir ese algo para contagiar a la panda vagos restante… Y ha sido muy interesante porque…
…El 5% vencedor estaba formado por principiantes…
Este hecho nos condujo a preguntarnos: ¿Qué hace que un principiante se desempeñe mejor en el conflicto urbano que un practicante habitual? Sospechamos que la repuesta viene incluida en la palabra “habitual”. El principiante no ha hecho del yoga un hábito. Para un principiante la práctica del yoga es tan deseada, desconocida, grande y atractiva que se le desparrama por la mente y por el cuerpo y la vive con una intensidad irrefrenable. Un principiante “no tiene” yoga. Un principiante lo flipa, por lo menos. Vamos que no le importa el horario o no estar en la sala de prácticas para aprender yoga.
El nuevo desafío es: ¿Cómo hacer de un yogui resabiao, hábil con los Saludos al Sol, diestro en los Guerreros, sensible en los pranayamas, versado en los sutras y vago como la chaqueta de un caminero, un principiante?…
Difícil cuestión la de desaprender yoga…
Roberto Rodriguez Nogueira. Profesor de yoga desde 1992. Escritor y bloguero. Estudia, practica y enseña diferentes enfoque de chamanismo, filosofía y magia.