Yoga en Red entrevista a Lakshmi, profesora en el curso de formación de profesores de Yoga Sivananda en España, que tendrá lugar en La Casa Toya, Aluenda, Zaragoza. del 15 de agosto al 11 de septiembre del 2016.
Los Centros Internacionales de Yoga Sivananda Vedanta fueron los primeros en impartir Cursos de Formación de Profesores de Yoga en Occidente. Swami Vishnudevananda conservó para la formación el sistema indio tradicional del Gurukula, en el cual el profesor y el alumno viven juntos en el ashram. A través del contacto con el profesor, el alumno se abre física y mentalmente y adquiere una gran experiencia del Yoga, que transmitirá más adelante a los demás, en su calidad de profesor. Con el fin de crear estas condiciones favorables, la formación inicial y avanzada, se realiza exclusivamente a través de Cursos intensivos en los ashrams.
Este verano, como los anteriores, el ashram de la formación de profesores de Yoga Sivananda se traslada durante casi un mes completo a La Casa Toya, en Aluenda, Zaragoza.
Yoga en Red quiere presentaros a los profesores y profesoras de este veterano Curso.
Lakshmi es profesora de la Bhagavad Guita en el curso de formación de profesores de yoga Sivananda.
Pregunta: ¿Cuál es tu aportación “especial” como profesora al TTC (Teachers Trainning Course?
Creo que lo “especial” que puedo aportar es lo gratificante que resulta estar todo un mes con los estudiantes, ver su transformación, su esfuerzo y su confianza en conseguir el objetivo, en el grado justo para cada uno.
Además me toca hablar sobre la enseñanza de la Bhagavad Guita. Algo que me apasiona y de lo que cada año aprendo. Según me dicen “se nota mucho que me gusta”, en el sentido que no me aburro en las clases e intento que a nadie le pase. Sigo estudiando la Bhagavad Guita y creo que es algo que no tendrá nunca fin. El estudio del libro es la propia finalidad del libro.
¿Qué es lo principal que esperas poder transmitir a los alumnos de este curso?
El gusto por la lectura de los libros sagrados del Yoga, que son imprescindibles en la vida. Ser conscientes de la responsabilidad que adquieres en el momento de nacer, de cultivar tu mente, tu intelecto, para que cuando aparezca el hallazgo sepas reconocerlo y dar ese salto más allá de tu mente, de tu intelecto.
Los libros te llevan y te guían, como un maestro, pero luego hay que saltar y esa fe es un regalo. Son libros que no te llevan fuera de tu propia experiencia, que no te alejan de ti mismo, son libros que te centran, que aportan riqueza a tu ser. Cuando abres un libro de los que aportan sabiduría, el sentimiento de aislamiento se desvanece. Te das cuenta de que “el sentirse sólo” o “perdido” es una cuestión del ego; seguro que hay mucha gente en ese momento leyendo ese libro. A veces me pregunto cuánta gente estará leyendo la Bhagavad Guita en este momento. Pura conexión.
Creo que el verdadero lujo actual es el concepto de tener tiempo.Tomar un libro y abrirlo con la mente dispuesta a aprender es un verdadero lujo. Y está al alcance.
De tu dilatada experiencia de profesora de los Cursos de Formación de Yoga Sivananda, ¿qué es lo que más valoras?
El cambio.Yo siempre pensé que la gente nunca cambia, hasta que hice el curso de formación de profesores. La transformación se produce porque hay voluntad y certeza. Es espectacular para algunos el gran cambio que se produce en sus vidas, de tal forma que es justo decir que hay un antes y un después.
Cuando yo tomé el curso hace muchos años, teníamos un compañero muy creativo y nos regaló a todos una camiseta maravillosa donde se veía cómo el curso lo comenzaban gusanos que se transformaban en mariposas. Me encantó y todavía la guardo.
Por supuesto que todos los estudiantes salen del curso con capacidad para dar una clase de yoga completa, con seguridad en lo que están enseñando. Pero esto se presupone en un curso de formación; lo que explicaba en el párrafo anterior es lo que se produce sólo en un curso intensivo.
¿Qué crees que diferencia este tipo de curso intensivo de otros cursos de formación?
Por supuesto: la experiencia de “vivir en yoga”. Apartar tu vida diaria y cambiar la perspectiva de observación.
Hablo de mi experiencia y para mí fue un regalo. Durante un mes no tuve que preocuparme nada más que de aprender. Fuera quedó mi trabajo, mi casa, mi familia, la lista de la compra, el traje me pondría para ir a trabajar (¡qué descanso!, adoré el uniforme). Durante un mes me lo dieron todo hecho, me alimentaron física y espiritualmente, me cuidaron y ni siquiera me planteaba si estaba bien lo que estaba haciendo allí.
Mi asignatura más difícil fue la convivencia (luego he visto que es la de la mayoría) y todas las limitaciones que pude superar y todo lo que aprendí de mí misma en un mes de convivencia.
Un recuerdo, una anécdota que atesoras especialmente de alguno de los cursos pasados en Aluenda.
No es una anécdota realmente. Siempre me quedo “tocada” con las personas que van a hacer el curso y llevan grandes “maletas”, grandes cargas con ellos. Unas veces son enfermedades, otras limitaciones externas o autoimpuestas, etc. Hay un día en el curso donde los estudiantes muestran sus talentos, el día del “talent show” (bien disfrutado por todos) y es asombrosa la riqueza de los estudiantes y sus talentos. Somos muchos y cada uno diferente. El punto que tenemos todos en común es el amor por el Yoga.
Recuerdo un chico que tenía ataques epilépticos y me enseñó cómo ser más eficaz para ayudarle. Todavía recuerdo cómo desde la camilla de la ambulancia me decía: “Por favor, dejadme acabar el curso”. Y pudo acabar su curso.
También recuerdo a una mujer de 63 años que estaba pasando por su noveno cáncer y no había quién la parara, quería hacer todas las actividades y, aunque pactamos con ella que tendría que tener más tiempo de descanso que los demás, no quería ni oír hablar del pacto.
También recuerdo un chico con 17 años, en plena adolescencia, haciendo el curso con una disciplina y madurez increíble y era el que ayudaba a todo el mundo… seguro que esa entrega la debía traer de otra vida.
Durante un TTC me caí caminando y acabé con una pierna estirada, vendada y un brazo en cabestrillo. Tenía que dar la última clase de la Bhagavad Guita y recién había llegado del hospital, pero yo tenía tanta energía que cuando los estudiantes, viéndome de aquella guisa, se lamentaban y me querían consolar, a mí me salió: «No, por favor, estoy bien. Es sólo mi cuerpo el que se ha caído, pero yo estoy genial”. Acabamos la clase y me tuve que venir a Madrid para una ecografía.
Siempre, siempre, con cada grupo de futuros profesores viene un maestro a enseñarme algo. Así que estoy expectante por ver la lección para este verano.
¿Quieres ver imágenes de la experiencia del curso de formación de profesores?
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=0RJHHRBaI9M[/youtube]
Más información y reservas en: http://www.sivananda.es/curso-de-formacion-de-profesores-de-yoga-en-espana
Centro Internacional de Yoga Sivananda Vedanta de Madrid. T 913615150 www.sivananda.es
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