“A partir de hoy no diré ni una sola palabra desagradable contra nadie”. Reflexiones sobre la paz de Swami Sivananda. Información facilitada por el Centro Internacional de Yoga Sivananda Vedanta de Madrid.
La paz, nuestro derecho de nacimiento
La paz es una cualidad del alma.
La paz es un estado de quietud.
Consiste en estar libre de la perturbación, la ansiedad, la agitación, el descontrol o la violencia.
La paz es armonía, silencio, calma, reposo, descanso.
Es la ausencia o el cese de la guerra exterior e interior.
La paz es el estado natural y feliz de la persona.
Es su derecho de nacimiento.
La guerra es su desgracia.
Todo el mundo desea la paz y la reclama.
Pero ésta no llega fácilmente.
E incluso cuando lo hace, no dura mucho tiempo.
El lugar de la paz
La paz se encuentra en el corazón de las personas sin deseos que hayan controlado sus sentidos y su mente.
La avaricia, la pasión, los celos, la envidia, la ira, el orgullo y el egoísmo son los enemigos de la paz. Aniquila a estos enemigos con la espada del desapasionamiento, el discernimiento y el desapego, y disfrutarás de una paz perpetua.
La paz no se halla en el dinero, las propiedades, las casas ni las posesiones.
La paz no habita en las cosas externas, sino dentro del alma.
El dinero no puede proporcionarte la paz.
Puedes comprar muchas cosas, pero no puedes comprar la paz.
Puedes comprar una cama mullida, pero no puedes comprar el sueño.
Puedes comprar buenos alimentos, pero no puedes comprar el apetito.
Puedes comprar tónicos pero no puedes comprar buena salud.
Puedes comprar buenos libros, pero no puedes comprar la sabiduría.
Abstráete de los objetos externos.
Medita y descansa en tu propia alma.
Alcanzarás entonces la paz duradera.
Nada puede proporcionarte la paz sino tú mismo. Nada puede proporcionarte la paz sino la victoria sobre tu ser inferior, el triunfo sobre tus sentidos y tu mente, sobre tus deseos y tus anhelos. Si no tienes paz dentro de ti mismo, es inútil que la busques en los objetos y fuentes externas.
Paz interior
No puede disfrutarse de una seguridad perfecta y una paz plena en este mundo, pues éste es un plano relativo. Todos los objetos están condicionados por el tiempo, el espacio y la causalidad. Son perecederos. ¿Dónde puedes, entonces, buscar una seguridad plena y una paz perfecta?. Puedes hallarla solamente en el silencio, en el Ser Inmortal. Él es la encarnación de la paz. Él está más allá del tiempo, el espacio y la causa.
La paz verdadera y más profunda es independiente de las condiciones externas. La paz verdadera y perdurable es la quietud maravillosa del Alma Inmortal interna. Si puedes descansar en este océano de paz, todos los ruidos habituales del mundo difícilmente pueden afectarte. Si penetras en el silencio o en la calma maravillosa de la paz, silenciando la mente bulliciosa, refrenando los pensamientos y abstrayendo los sentidos que tienden hacia el exterior, todos los ruidos molestos se desvanecerán. Ya puede haber coches pasando por la calle, niños gritando a voz en grito, trenes que pasen cerca de tu casa, carros, molinos funcionando en la vecindad: ninguno de esos ruidos te molestará lo más mínimo.
La paz es vital para el crecimiento
La paz es la posesión más codiciable de esta tierra. Es el mayor tesoro en todo el universo. La paz es el factor más importante e indispensable para todo crecimiento y desarrollo. Es en la tranquilidad y en la quietud de la noche, cuando la semilla surge lentamente del suelo. El capullo abre en la profundidad de las horas más silenciosas. Así también, en un estado de amor y de paz, las personas evolucionan, crecen en sus respectivas culturas y desarrollan la civilización perfecta.
Reforma individual y transformación social
Refórmate a ti mismo y la sociedad se reformará por sí sola. Expulsa lo mundano de tu corazón y el mundo cuidará de sí mismo. Expulsa al mundo de tu mente y el mundo estará en paz. Esa es la única solución. Esto no es pesimismo, sino un optimismo glorioso. No es escapismo, sino el único modo de afrontar la situación.
Sumérgete en la Paz
Alberga sólo pensamientos positivos
Habla despacio
Utiliza palabras suaves que no hieran
Permanece en silencio
No ofendas a nadie
Decide: “A partir de hoy no diré ni una sola palabra desagradable contra nadie”
Sé amable.
Acepta que la no violencia absoluta es imposible
Incorpora la no violencia en todos los actos de tu vida diaria
Reemplaza el odio por el amor
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