Todo lo que siempre te intrigó y nadie te contó claramente: respuestas a dudas frecuentes (y necesarias) de quienes desean iniciar una práctica de yoga físico. Por Roberto Rodríguez Nogueira
1.- La elasticidad no es un requisito. Será una consecuencia (lejos de ser la mejor) de la práctica. No eres tan tronco como crees, fijo.
2.- La juventud tampoco. La mayoría de nosotros antes éramos más jóvenes (incluidos profesores). Iyengar, maestrazo, enseñó a la reina de ¿Dinamarca creo que era? a ponerse sobre la cabeza cuando su alteza tenía 92 años… en su primera clase. ¡Supérala!
3.- El estado físico, igualmente. Vienes para mejorarlo. Debes informar a tu profe de tus achaques y asesorarte con un profesional de la medicina de tu elección acerca de cualquier atención especial que pudieras requerir en clase. Un profesor de yoga no es un médico. Pero no dejes que no ser Usain Bolt te disuada de empezar a practicar.
4.- Ídem para la capacidad de relajarte o “dejar la mente en blanco”. Si ya supieras no serías un principiante. Es decir, no tienes que llegar hecho al yoga. Vas porque buscas algo; normal que aún no lo tengas ¡Enseñarte es el trabajo del profesor! No hay problema.
5.- Eres albañil, bombera, bailarina, minero, héroe de acción: busca un yoga suave. Ya estás en forma. Relajarte, suspender el sufrimiento, te saldrá mejor en un entorno de calma evidente.
6.- Eres testador de colchones, parte humana de un ordenador, conductora de autobús, teleoperador, profesora, juez, dependiente. Te irá bien un yoga más atlético y vigoroso:después (y durante) te relajarás más fácilmente.
7.- Eres ama de casa. Por Dios bendito, ¡apúntate ya! El oficio más complejo, útil e importante de la sociedad encuentra grandes beneficios en cualquier estilo de yoga.
8.- Parado, despedida, ERE, autónoma sin empresa, sin un duro y acosado telefónicamente por las benéficas financieras, contratada por horas, fotocopiador de los libros de texto de tus hijos, miembro de lista de morosos, albañil sin ladrillo, científico sin subvención, mayor de 45… ¡Haz yoga! Si no tienes dinerito fresco, infórmate de otras opciones, o incluso acude a un centro de yoga y propón un intercambio justo. ¡Eres útili y necesari@!
Si de verdad crees que eres algo de lo que he dicho arriba, ¡necesitas el yoga! Porque ¡¡¡no lo eres!!! Eres Dios bendito viéndose desde un punto de vista único, maravilloso y sensacional. Superas toda definición y rebosas posibilidades. El yoga es una puerta excelente a la que llamar para recordarlo cuando las cosas se ponen chungas. Para eso está.
9.- Quieres conocer a Dios, trascender los velos de lo sensible, vencer al mundo, aplacar las pasiones, controlar tu mente, renunciar a todo apego, abrir tus chakras, dejarte rastas… Cuidadín. Mejor haz una lista de lo que realmente quieres sin avergonzarte por ello. Asegúrate de que tu novio no acaba de dejarte, que el amor de tu vida no acaba de casarse con otro o de lo que joroba pagar un 22% de iva. Asegúrate de que no es que te parezca más fácil jugar a abrir chakras que mirar a los ojos a quienes te rodean y ver tu propio sufrimiento reflejado en ellos.
Antes de poder renunciar a algo hay que amarlo. El yoga puede ser una huida, y es mejor que otras, pero ése es un mal enfoque.
10.- ¿A qué estilo debo apuntarme? ¿Cuál es el mejor? ¿Cuál es el auténtico? El que auténticamente te vaya bien. Hasta que no lo pruebes no lo sabrás. Que no te trastoque la vida cotidiana ¿Cuánto tiempo podrás acudir a un centro que está a una hora de camino de tu casa? Si encuentras un estilo muy riguroso y no te sientes a la altura de sus exigencias porque los rigores ya los tienes en casa o en el trabajo, no es el mejor para ti (pero seguro que sí lo es para otros). O puede que un estilo de yoga físico muy light con relajaciones de 45 minutos tampoco sea exactamente lo que necesitas (pero a otras personas les irá de maravilla). Si te parece demasiado mundano o demasiado perfumado a santidad oriental… sólo puedes decidirlo tú.
No te dejes aconsejar por otros más que por tu corazón. Eso sí, te animo a que pruebes un mes. Una clase (normalmente) no es suficiente. Personalmente creo que las clases de prueba son una promoción un poco falsa porque sólo podría valorarlas un profesional, no un alumno. Puede resultar muy útil apuntarse a varias clases con el mismo profesor. El yoga funciona como proceso.
Quién es
Roberto Rodríguez Nogueira es profesor de yoga, blogger y escritor.
(A continuar en la 2ª parte ¡en breve!)