Cada día, al comenzar una de mis clases de yoga y meditación, dedico unos minutos a ayudar a mis alumnos a desconectarse del exterior y a reconectarse consigo mismos. Les animo a que retraigan sus sentidos del exterior y se enfoquen en el interior, practicando Pratyahara, el recogimiento de los sentidos. Escribe Beatriz Recio.
Es el momento en el que el verdadero yoga comienza, dando paso a la concentración, la meditación y la aceptación del momento presente, el aquí y el ahora. Este simple ejercicio es excelente para disminuir el incesante parloteo mental, el descontrol emocional y la sensación de estrés y ansiedad.
Sin embargo, en nuestra sociedad las personas cada vez están más conectadas con el exterior y desconectadas de sí mismas. Aun con todos los dispositivos que les permiten estar en contacto con otras personas, se sienten cada vez más aisladas. Y queriendo huir del aislamiento, acaban estando solas a pesar de tener a otras personas a su lado.
La aportación que las nuevas tecnologías realizan a diario en todos los ámbitos es innegable: se han acortado las distancias físicas, se puede mantener el contacto con muchas personas y se ha ampliado nuestra capacidad de aprendizaje. Sin embargo, no todo son ventajas, y es que hay que saber cómo emplear saludablemente estas tecnologías.
Demasiados estímulos digitales pueden predisponer a las personas a sufrir trastornos emocionales. De hecho, recientemente se ha publicado un estudio que muestra cómo un determinado uso de la red social Facebook (revisar los perfiles de las personas para “cotillear”) puede causar síntomas de depresión. El estar todo el tiempo conectados con el exterior puede causar estrés y ansiedad, así como disminuir el rendimiento intelectual.
Es muy reveladora la experiencia de un equipo de cinco investigadores norteamericanos del área de las neurociencias que pasaron una semana en el área recreativa National Glen Canyon (EEUU), en plena naturaleza y totalmente desconectados (sin móviles, ordenadores, relojes…). Fue un viaje primitivo con un objetivo sofisticado: entender cómo un uso intensivo de los dispositivos digitales y otras tecnologías cambiaban la forma en que pensamos y nos comportamos. También querían comprobar si el contacto con la naturaleza podía revertir esos efectos.
Estos investigadores ya barajaban la idea de que el uso intenso de la tecnología puede inhibir el pensamiento profundo y generar ansiedad. David Strayer lo expresa de la siguiente forma: “La atención es el Santo Grial. Todo aquello de lo que uno es consciente, todo lo que dejas entrar en tu mente, lo que recuerdas y lo que olvidas, depende de la atención. Demasiada estimulación digital puede convertir a personas que en condiciones normales estarían perfectamente en psicológicamente vulnerables”. Durante su estancia en Glen Canyon, los investigadores pudieron comprobar en primera persona cómo la naturaleza les refrescaba, les tranquilizaba y reequilibraba sus sentidos.
Estos resultados también se relacionan con los de la Universidad de Michigan, que muestran que las personas aprendemos de forma más efectiva tras dar un paseo por el campo que después de caminar por una calle transitada.
Disponemos en la actualidad de muchas posibilidades de estar conectados con el exterior, pero no olvidemos que la mejor conexión es la que desarrollamos con nosotros mismos. Te animo a que te desconectes del exterior todos los días durante un tiempo. Te aseguro que tu sensación de paz interior, de tranquilidad y de plenitud aumentará día a día.
Beatriz Recio. Profesora certificada de Yoga, Meditación y Desarrollo Personal. Experta en Técnicas de Relajación y Gestión del Estrés. Terapeuta gestáltica, counselor y escritora, se dedica a ayudar y asesorar a personas que quieren vivir una vida plena, serena, feliz y saludable.
Es autora del libro Mindfulness y Meditación y de Yoga Antiestrés, que pueden encontrarse en Amazon.
Es la directora de Sereniam® Su web es www.sereniam.com
Puedes ver sus videos de yoga en Youtube.