Tranquilo, no se trata de comer boca abajo; es algo mucho más sencillo. El yoga nos enseña a vivir aquí y ahora, a vivir con atención plena (mindfulness) cada instante de nuestras vidas. A lo que me refiero cuando hablo del «yoga del comer» es precisamente a eso: a comer poniendo toda nuestra atención y nuestros sentidos en el acto de alimentarnos. Escribe Noelia Insa Satorre.
¿Cuántas veces te has encontrado comiendo porque estás aburrido, triste o ansioso? A esto se le llama “comer emocional” o emotional eating, y tiene muy poco que ver con una necesidad auténtica de nutrirnos o alimentarnos.
Igualmente, puede que más de una vez hayas comido hasta sentirte demasiado hinchado/a y luego te hayas sentido culpable. O bien te has encontrado a ti mismo engullendo una hamburguesa o una bolsa de patatas fritas frente al ordenador sin dejar de trabajar. Todos estos son ejemplos de un comer inconsciente, que no producen ningún placer y que pueden perjudicar nuestra salud si se convierten en un hábito.
El problema que subyace en todos estos comportamientos es que hemos perdido la conexión con nuestro cuerpo. Nuestros pensamientos, ocupados en las múltiples distracciones de la vida actual, se ocupan muy poco de las señales que envía el cuerpo. En medio de la ruidosa vorágine de la vida contemporánea, apenas podemos escuchar nuestra voz interior. El yoga del comer consiste en recuperar esta conexión, en estar atentos a interpretar correctamente las necesidades nutricionales de nuestro cuerpo. Si prestamos una atención adecuada, pronto aprenderemos a distinguir el hambre de los impulsos de comer debidos a emociones. Aprenderemos a reconocer los alimentos que realmente necesita nuestro organismo.
¿Cómo se practica el Yoga del comer?
Antes de empezar a comer:
- Pregúntate si realmente tienes hambre o si te dispones a asaltar la nevera llevado por el aburrimiento, una decepción amorosa, la ansiedad, etc.
- Si has decidido comer, pregúntate qué te apetece de verdad, qué te pide el cuerpo. Al principio es posible que requieras un esfuerzo adicional para optar por alimentos de origen vegetal y de temporada. Con la práctica, este esfuerzo se hará innecesario porque será este tipo de comida la que más te apetezca. Observarás como, “mágicamente”, ¡dejan de apetecerte las galletas de chocolate y las patatas fritas! Puede que te suceda como a mí y, un día, al terminar una sesión de yoga, te encuentres deseando vivamente un aguacate o un batido de frutas.
- Una vez hayas elegido tu comida, tómate un momento para prepararla con cariño y cuidado. Aunque sea una ensalada de bolsa, no olvides aliñarla con delicadeza.
- Bebe un vaso de agua para preparar el paladar para saborear los alimentos. Esto además te ayudará a no confundir el hambre con la sed, que son señales que el cerebro con frecuencia no distingue.
- Observa el plato: fíjate en los colores, tamaños, etc. de los alimentos.
- Olfatea la comida: cierra los ojos y dedica unos segundos a percibir los olores que provienen de tu plato, con todos sus matices.
Durante el acto de comer…
- Haz que todos los sentidos participen en el acto de comer: nota los olores, colores, texturas, etc., no sólo el gusto de los alimentos.
- Sírvete porciones pequeñas; comer de un plato más pequeño puede ayudarle a evitar comer en exceso.
- Saborea bocados pequeños y mastica, mastica, mastica. Dependiendo de lo que estés comiendo debes masticar alrededor de 20 a 30 veces, lo que permite reducir la velocidad de la ingesta, y mejorar la digestión. Además das tiempo al cerebro a percibir la sensación de saciedad.
- Puede que quieras incluso practicar una pequeña meditación: pregúntate cuánto sol cabe en cada uno de los bocados que te llevas a la boca. Por ejemplo, yo suelo hacerlo con mis tostadas de cereales con aceite de oliva y semillas de todo tipo que tomo para desayunar. Mientras las mastico pienso en el sol que han tomado los cereales, y las olivas del aceite, y en toda la maravillosa energía que me van a proporcionar.
Después de comer…
- Permance unos segundos en silencio recapitulando aquello que has comido y disfrutando la agradable sensación de satisfacción.
- No olvides practicar la gratitud: agradece a la naturaleza que te ofrezca tantos alimentos llenos de propiedades.
¿Qué beneficios tiene comer consciente?
- Alimentación más saludable: sin esfuerzos, te encontrarás optando por la comida saludable.
- Lograrás tu peso ideal y lo mantendrás sin dietas. ¿No me crees? Haz la prueba.
- Aumentarás tu bienestar y felicidad: cada comida puede convertirse en una celebración.
Noelia Insa Satorre lleva 20 años practicando yoga. Ha estudiado con algunos de los mejores profesores del mundo: Jon Isaacs, mi maestro. Katrin Kutner, Sonya Genel, Sean Feit, Jean Mazzei, David Nelson, Marisa Torriggino, Michelle Myhre, Darren Main, Pete Guinosso, John Friend y Desi Springer…
Más información: http://insayoga.com/
* Créditos: Mindful eating, mindful life, Thich Nhat Hanh