No es muy conocida la labor de expansión del yoga en España gracias a ciertas mujeres pioneras. En este artículo Ramiro Calle las recuerda como un homenaje.
A partir de la creación del centro de yoga Shadak en 1971, donde jugó un papel muy destacado como organizadora y profesora Almudena Hauríe Mena, comenzaron a darse una serie de acontecimientos que iban a ayudar mucho a difundir el yoga en nuestro país.
Aunque era practicamente desconocido en España y el número de practicantes era muy reducido, los medios comenzaron a hacerse eco de esta milenaria disciplina que se proponía como un método de enorme eficacia para combatir la ansiedad y lograr una mejor calidad de vida psíquica y física. Recuerdo que en un solo día me convocaron para tres espacios de TVE, cuando pocos años antes eran rarísimas las personas que habían escuchado el vocablo yoga.
Creo que es de estricta justicia recordar a dos de las más grandes profesoras del verdadero Hatha Yoga con las que ha contado este país, pioneras indudables de esta técnica de autorealización en España. Me refiero a Almudena Hauríe y a Mari Nieves Corral.
En esos lejanos años, el rector de la Universidad Autónoma de Madrid de entonces, Gratiniano Nieto, me nombró profesor especial de yoga. Impartí clases durante cinco años en el rectorado de la Universidad, en tanto que Mari Nieves Corral era mi profesora adjunta en la Facultad de Medicina, donde impartió clases a lo largo de un lustro.
Mientras tanto, Almudena Hauríe ejercía como profesora en las Aulas de la Tercera Edad, dependiente del Ministerio de Cultura, donde impartió clases con una extraordinaria acogida a lo largo de varios años. Así el yoga iba expandiéndose lenta pero inexorablemente.
De vez en cuando había noticias en los medios que despertaban la curiosidad hacia esta misteriosa ciencia psicosomática, como, por ejemplo que Cari Grand se había quitado de fumar con la ayuda del yoga o que un astronauta ruso iba practicando yoga en uno de sus viajes espaciales.
La entrada del yoga en la Universidad fue un hito muy importante y a causa de ello fui solicitado para muchos medios. Ya se habían hecho años atrás en otros países buen número de pruebas científicas para validar el alcance de las técnicas del yoga. Llegó el momento de que yo mismo me sometiera a un buen número de pruebas médicas con diversos especialistas, para evidenciar la sana influencia de los asanas, el pranayama y la relajación profunda.
Comenzaron a acudir al centro de yoga como alumnos un buen número de médicos de distintas especialidades: traumatólogos, internistas, psiquiatras, oncólogos y demás. El interés por el yoga iba creciendo y una destacada editorial me contrató una colección de 52 fascículos sobre las distintas modalidades yóguicas.
Paulatinamente el yoga se iba filtrando en numerosos ámbitos, aunque ha sido en estos últimos diez años cuando se ha producido esa «yogomanía» que ha convertido el yoga en una disciplina sobre la que muchos hablan, menos leen y menos practican, aun habiendo ya decenas y decenas de miles de practicantes en España y un número creciente de centros, institutos, gimnasios y establecimientos donde se imparten clases de yoga y de meditación.
Calculo en 500.000 personas las que han pasado ya por nuestro centro. Por fortuna, aún los más gratuitamente escépticos han comenzado a darse cuenta del saludable alcance del yoga. Y no olvidemos que, como reza el antiguo adagio yóguico, «Vale más un gramo de práctica que toneladas de teoría».
Ramiro Calle
Más de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.
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