En esta serie de artículos iremos ofreciendo las principales claves y orientaciones que deben conocer quienes se inician en este noble arte de vivir que es el yoga.
Dice el Dr. Ramón Rosselló (Yoga para gente muy ocupada, Ed. Océano) que los buenos profesores poseen amplia experiencia y disponen de un extenso arsenal de posturas pata hacernos superar nuestras limitaciones físicas. Generan entusiasmo y creen en las mentes de sus alumnos porque predican con el ejemplo.
Es conveniente hablar con alumnos que hayan trabajado antes con ese profesor en concreto. ¿Qué opinan ellos de la calidad de las enseñanzas? ¿Se les animó que leyeran materiales suplementarios?
Dedica un tiempo a hablar directamente con el profesor. Puedes comentar las lesiones eventuales que padeces, como dolores en la espalda.
Pide autorización para asistir a una clase de prueba, pues incluso aunque le profesor sea muy competente y te guste, puede que el estilo no se adapte a tu naturaleza.
Danilo Hérnandez (Swami Digambarananda Saraswati) dice en una entrevista que encontrarás aquí mismo, en YogaenRed: “Un buen profesor antes que nada tiene que ser un buen practicante. Un punto clave es que tenga una buena preparación, es decir, un conocimiento y comprensión profunda de la teoría y la práctica del yoga».
«Algunas de las cualidades que definen a un buen profesor de yoga son: la honestidad, la humildad, el realismo, el sentido común, no ser dogmático ni sectario, un notable espíritu de servicio, el afán de superarse, etc. Y si posee buen sentido del humor, mejor que mejor».
«Ha de tener también la capacidad de ponerse en la piel del alumno y comprender cuáles son sus verdaderas necesidades y el modo de satisfacerlas. Y por supuesto ha de ser una persona decidida a seguir aprendiendo, creciendo y ayudando».