En Pune, India, murió a causa de un fallo cardíaco el gran maestro de yoga BKS Iyengar, uno de los profesores que más contribuyó a la difusión y popularización del yoga en todo el mundo, incluyendo su propio país. Tenía 95 años y era el 20 de agosto. Escribe Joaquín G. Weil.
Su nombre ha dado origen a una escuela, una enseñanza y un estilo caracterizado principalmente por el hincapié en la práctica asidua y constante de las asanas y el pranayama, junto con el uso intensivo de accesorios como tacos de madera, sillas, cuerdas, cinturones, etc. Y también por las instrucciones minuciosas, con componentes anatómicos, centradas en cada posición, que se ejecutan de modo separado durante un tiempo algo más extenso.
Fue un niño y un joven débil que perdió a su padre y a dos hermanos a causa de enfermedades, y estando él mismo, según sus testimonios, al borde de la muerte, comenzó a aprender yoga con su cuñado, el gran maestro de yoga Krishnamacharya. La práctica de los ejercicios de yoga en poco tiempo le devolvió la salud y la fuerza. A partir de entonces continuó aprendiendo, practicando y enseñando yoga a lo largo de su vida.
Otra de las singularidades de B. K. S. Iyengar, en cierto modo paradójica, fue su enorme labor como teórico del yoga, sobre todo, y esto es lo realmente innovador, no tanto en disquisiciones espiritualistas o filosóficas como en asuntos relacionados con la práctica de las asanas y el pranayama. Ahí queda como principal exponente su gran colección de discursos recopilados con el nombre de Astadala Yogamala, de lectura recomendable. Además de los más conocidos manuales sobre la práctica de las asanas y el pranayama.
Suele decirse que los maestros brillan a través de la valía de sus discípulos. En este sentido, B. K. S. Iyengar ha dado a conocer la enorme figura de su propio maestro Krishnamacharya, con quien también aprendieron el menos conocido B. N. S. Iyengar, A. G. Mohan, Pattabhi Jois y el hijo de aquel, Desikachar. Sin embargo, a diferencia de su maestro, que dejó tras de sí un impresionante plantel de reconocidos maestros fundadores cada cual de sus respectivos estilos, B. K. S. Iyengar deja como legado una escuela sólidamente estructurada y jerarquizada, además de una dinastía encabezada por sus hijos Geeta y Prashant, ya en edad provecta, que desde hace años vienen destacando con nombre propio, y ahora también sus nietos.
La falta del patriarca además de un gran vacío y nostalgia nos deja con la incógnita de si en su escuela se procurará emular su genial inventiva en la práctica y la enseñanza del yoga o si quedará más como un memorial museístico de sus creaciones y enseñanzas, o si tal vez alcanzará a encontrar un sabio equilibrio entre ambas posibilidades. De cualquier modo, sin duda, es un legado necesario y básico en el mundo del yoga tal como ahora lo conocemos.
Dado que, según él mismo afirmaba, B. K. S. Iyengar no tuvo un aprendizaje exhaustivo con Krishnamacharya y se vio en la necesidad de desarrollar por sí estos conocimientos a través de su propia práctica, esta es precisamente la principal enseñanza de este gran maestro: la posibilidad que tenemos todos de conectar, a través de nuestra propia práctica, con la esencia verdadera del yoga.
En lo personal, como tantos millares de personas, le debo numerosos beneficios a las enseñanzas de B. K. S. Iyengar. Por lo tanto, gracias, maestro.
Quién es
Joaquín García Weil es licenciado en Filosofía, profesor de yoga y director de Yoga Sala Málaga. Practica Yoga desde hace veinte años y lo enseña desde hace once. Es alumno del Swami Rudradev (discípulo destacado de Iyengar), con quien ha aprendido en el Yoga Study Center, Rishikesh, India. También ha estudiado con el Dr. Vagish Sastri de Benarés, entre otros maestros.
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