Nació y creció en Buenos Aires. Se preparó mentalmente para aprender Arquitectura, pero acabó estudiando Ciencias Económicas. Comenzó la práctica del yoga en los años de Universidad y ya no la abandonó, especialmente en la época en la que las dificultades de la vida se hicieron patentes. Comenzó a meditar con regularidad y cambió completamente su vida. Es una entrevista Yoga en Red.
Algunos años más tarde abría sus puertas el Centro Sivananda de Buenos Aires y llegar allí fue como el regresar al hogar. Concluida la etapa y el rol de educar a su hijo y con su bendición, comenzó su camino de renuncia, viviendo en el Centro de Yoga primero y tomando votos de sannyas, renuncia, más tarde.
Swami Dayananda es una de las profesoras principales del curso de Formación de Profesores de Yoga Sivananda que se celebra del 18 de agosto al 14 de septiembre en La Casa Toya, Aluenda, Zaragoza.
¿Cómo encontró al yoga en su trayectoria vital y cómo ha sido su evolución en relación al yoga? ¿Cuál es su trayectoria hasta convertirse en Swami Dayananda?
Podría decir que encontré el yoga por “casualidad”, si creyera que la casualidad existe. Lo descubrí a través de un programa de televisión en el que un profesor hablaba sobre de yoga y mostraban imágenes de una clase, algo bastante extraño de ver hace más de treinta años. Queriendo saber más, compré un libro que me acompaña desde entonces: Hatha Yoga, de Swami Sivananda.
La “casualidad” siguió operando cuando al caminar por una calle, por la que no solía transitar, vi un cartel que decía «Yoga» y al ingresar encontré al mismo profesor que había visto en el programa televisivo. Allí comenzó mi formación basada por “casualidad” en las enseñanzas de Swami Sivananda, porque este profesor, de origen húngaro, se había formado en India con un discípulo de Swami Sivananda.
Luego de practicar en ese lugar varios años comencé a peregrinar por diferentes centros buscando, sin saberlo entonces, una conexión más directa con los Maestros y la enseñanza. La encontré al llegar por primera vez al Centro Sivananda. que recién abría sus puertas en Buenos Aires. Lo que había leído y aprendido comenzó a tomar cuerpo y a adquirir real significado.
A medida que avanzaba en mi práctica, se desarrollaba la convicción de que el yoga era un camino que quería transitar plenamente. Pasaron varios años más para que esto se cumpliera, pero fue positivo que así fuera.
Había aún otras cosas por hacer y aprender, cosas que enriquecieron el camino y me prepararon para esta etapa, como Swami, que llegó sin esfuerzo y en el momento oportuno.
Mirando en retrospectiva, hoy puedo ver que hubo una energía que dirigió mi vida por el sendero que me llevaría a tomar votos de sannyas, renuncia. Es como si siempre hubiese sabido que sería así, aunque sólo ahora pueda verlo.
Desde mi primer encuentro con el yoga algo despertó en mi interior que me condujo paso a paso por este camino, ayudándome a iluminar los momentos más difíciles y oscuros de mi vida con la luz de la sabiduría del yoga.
¿Qué le gustaría transmitir principalmente en su próxima participación en la Formación de Profesores de Sivananda en Aluenda, España?
Quisiera ser capaz de transmitir las enseñanzas del yoga en toda su pureza, sin alterarlas con convicciones personales.
Nuestros Maestros, Swami Sivananda y Swami Vishnudevananda, enseñaron el Yoga de las Escrituras, un conocimiento ancestral que conserva una total vigencia luego de miles de años.
Los avances científicos pudieron demostrar, después de siglos, la validez de principios enunciados por los yoguis sobre la creación del universo, la materia y la energía. Experimentos modernos demostraron los efectos de la práctica de asanas, pranayama y meditación a nivel del cuerpo y la mente. Todo esto pone en evidencia el elevado conocimiento que estos seres obtuvieron y dejaron como herencia a la humanidad.
¿Qué destaca del enfoque de los cursos de profesores de Yoga Sivananda en el mundo?
Los cursos de formación de profesores son una “inmersión en el yoga”. En lo personal considero que fue mi primera experiencia verdadera en el yoga, a pesar de que cuando lo hice llevaba ya varios años practicando.
Sin importar si se tiene experiencia anterior o no, el curso lleva a vivenciar y sumergirse en todos los aspectos del yoga.
La práctica intensiva, el entorno adecuado y el estilo de vida potencian los efectos de la práctica y permiten instalar nuevos hábitos de vida más positivos y saludables en el lapso de un mes.
¿Cuáles han de ser las cualidades de un buen profesor, en su opinión?
Un factor importante es que el profesor no descuide su práctica personal, ya que eso se proyecta en la enseñanza que transmite. Se dice que un buen profesor de yoga será también un buen estudiante, porque el aprendizaje no se limita a graduarse en un curso de profesores, a tomar cursos de especialización o seguir cualquier otra formación teórica. Lo aprendido tiene real valor cuando se aplica en la vida diaria.
El yoga cambia la perspectiva desde la que se vive lo cotidiano, convirtiendo la vida diaria en una escuela de autoconocimiento.
La práctica misma va desarrollando o afirmando aptitudes adecuadas para enseñar yoga, como son:
la humildad,
el pensamiento positivo,
la apertura mental y el desarrollo de amor
y el respeto por toda criatura.
¿Cómo vive usted el yoga actualmente y qué cree que le sigue aportando al cabo de tantos años de dedicación a su enseñanza?
Hoy vivo el yoga con un profundo agradecimiento. No encuentro mejores palabras para describir mi amor por el yoga y por el privilegio de poder transmitirlo a otros. Cada curso de profesores es una experiencia única en la que quienes estamos enseñando aprendemos mucho más.
¿Hay diferencia entre cómo está evolucionando el yoga en Latinoamérica respecto a España u otros países?
La cantidad de practicantes de yoga sigue aumentando en todo el mundo, lo cual queda demostrado por el número de cursos y de nuevos Centros de Yoga que aparecen. Las diferencias que pueden verse entre distintos países son mínimas y están dadas principalmente por las características culturales de cada uno.
Hay países en los que el énfasis está más en la práctica física, en algunos el canto devocional es lo que genera gran entusiasmo, mientras que hay otros más inclinados a la filosofía y la meditación.
Una característica particular del yoga en Latinoamérica es la expansión que está teniendo entre gente muy joven, especialmente en los cursos de formación de profesores.
En España hay un debate siempre abierto sobre la evolución del yoga tradicional y la gran oferta actual de “yogas modernos”. ¿Cómo valora este tema?
Creo que quien está en proceso de evolución es el individuo y en ese proceso va cambiando su forma de conectar con el yoga, pero la meta final del Yoga, que es el conocimiento del Ser, no puede evolucionar porque ya es el Conocimiento Supremo.
Personalmente considero que todos los “yogas modernos” conducirán finalmente al yoga tradicional a quienes sigan una práctica regular, y en muchos casos son un impulso para un primer acercamiento al yoga de personas que no lo harían a través de la práctica tradicional.
¿Le gustaría comentar algo especialmente sobre el yoga?
Simplemente resaltar la universalidad del yoga y su mensaje de unidad en la diversidad, promoviendo la paz y la unión entre los todos los seres.
Más información de la presencia de Swami Dayananda en el curso de formación de profesores de yoga Sivananda, que se celebra del 18 de agosto al 14 de septiembre en La Casa Toya , Aluenda, Zaragoza, en www.sivananda.org/madrid