Por muy flexible que sea, un profesor de yoga no puede caber en un currículum. Pedir uno es como pedir un helado al vapor. O se es un Ferran Adriá o un imbécil. Y sólo hay un Ferran Adriá. Escribe Roberto Rodríguez Nogueira.
Un profesor de yoga no cabe en un currículum más que como ejercicio surrealista:
María Felisa Contreras, yoguini por la gracia de dios, no nace, sino que decide encarnarse en Ribadesella el 27 de octubre de 1966. Asturiana pues. Decide dedicarse al yoga desde que cata el aire, descubre que le gusta y se vuelve adicta. No pudiendo curarse decide propagar el vicio y abre una escuela de yoga el año 2005 (tras llevar enseñando cinco años en asociaciones), en Teruel, tras divorciarse.
Intentó trabajar de jefa del departamento internacional de Zara para poder dejarlo después y tener algo llamativo que poner en este currículum, pero a Amancio Ortega no le dio la gana contratarla. Así que fue madre y secretaria del taller de reparación de vehículos del marido sin estar dada de alta en ningún momento por ninguno de ambos trabajos. Así que oficialmente jamás ha trabajado, la muy vaga. De la misma forma jamás ha hecho yoga porque, a pesar de acudir a clase desde que tenía 20 años, a pesar de practicar a diario en casa, a pesar de enseñar desde hace más de 15, no tiene documentos que lo prueben.
Y aunque no tiene documentos, ha dado de comer a sus hijos, les ha dado techo y, sobre todo, los ha hecho humanos gracias al yoga que no existe.
Actualmente Maru sigue con su escuela, con sede en la sala de su casa, donde da clase a gente del barrio que se lo puede permitir, y a algunos que no pero ayudan poniendo carteles de vez en cuando o pintando la cocina. Casi todos llegaron los tres primeros años. Los que la conocen no la sueltan fácilmente y te la recomiendan siempre.
Practicante sistemática de meditación, hizo todo un máster desde que tuvo la certeza absoluta de que su matrimonio era una mierda pero no sabía cómo librarse de él (1997, octubre, un jueves por la tarde) hasta que pudo expresar serena y firmemente todo el dolor, la frustración, la rabia y su deseo de libertad y obtuvo el divorcio y la custodia de los hijos (noviembre, 2005, un viernes por la mañana). Convencida y conocedora como pocos del poder práctico de la meditación, dirige grupos de no muchos pero muy fieles, entusiastas y dedicados alumnos desde el año 2006.
Diagnosticada de hipotiroidismo, que se trata con meditación y medicina natural y no la molesta, y con un dolor de espalda que a veces la hace cojear ligeramente y libera cuanto puede con el yoga y la visualización, sabiendo no molestarse con él, ha sido rechazada por la cadena de gimnasios Mcflurry´s por vieja, gorda y coja y han contratado a una flaca de 24 años. A Maru no le importa lo más mínimo porque su práctica de yoga y meditación, corriéndola plenamente por las venas desde un corazón salvaje y calmado, la hace disfrutar de todo, desde su dolor de espalda, que para ella no es nada, hasta de la profunda estupidez humana que ha aprendido a acoger con compasión y una sonrisa. La flaca titular la ha mirado estupefactada, por encima del hombro, al verla presentarse al casting de profe de yoga de sala de gym Mcflurry´s sin malla, sin currículum, gorda y lenta, y no ha podido evitar dar un codazo a la colega de bodypump con la que estudió yoga dos fines de semana seguidos.
Maru las ha oído reírse y las ha bendecido mentalmente antes de olvidarlas sin esfuerzo. La flaca y la amiga la recordarán muchas, muchas veces en su vida, pero aún no lo saben. No saben reconocer un yogui cuando lo tienen delante.
Quién es
Roberto Rodríguez Nogueira es profesor de yoga, blogger y escritor.