¿Qué es lo más importante?

2014-06-23

Quiero compartir con los lectores de yogaenred.com esta perspectiva sobre la concentración en la práctica. Un profesor de yoga experimentado puede saber si los estudiantes están distraídos cuando realizan sus asanas. ¿Cómo? Si eres alumno o profesor y no estás muy seguro de la respuesta, por favor, sigue leyendo. Escribe Joaquín G. Weil. En la imagen, la profesora de yoga Isabel Martínez. Foto: José Mª Corral.

Isabel Martinez foto Jose Ma Corral

En algunos textos espiritualistas se afirma que las personas, cuando nos aferramos a las distintas distracciones de la vida, somos como niños que se llenan los bolsillos de piedras corrientes considerándolas objetos valiosos. Entre esas distracciones principales están las relaciones pasionales, las riquezas, el poder y la fama o los honores (quien quiera puede añadir alguna otra). Cuando estos chicles de la mente se cruzan en nuestro camino, la mente suele hacerse diferentes figuraciones o elucubraciones para lanzarse en plancha a ellos y, de paso, al olvido de lo que una vez pensara. Es como lanzarse a las aguas del río Leteo. «The Big Ice Cone» que decía Baba Ram Dass (Dr. Ricard Alpert), el gran cucurucho de helado que nos hará felices.

Recientemente planteé en clase un yoga-koan para resolverlo sobre la esterilla: ¿qué es lo más importante? No hace falta responder que si el sol o la luna o la República, sino sencillamente meditarlo sobre la esterilla de yoga.

Igual que las personas con un sistema digestivo fuerte necesitan abundantes alimentos principalmente crudos, difíciles de digerir, y las personas muy vigorosas necesitan el ejercicio enérgico, los intelectos poderosos también necesitan materia con la que entretenerse, y que les sirva de provecho. Considero que este es uno de los motivos de los koan, que son los enigmas zen encaminados hacia la iluminación.

Algunas personas cuando comienzan a practicar yoga o meditación se desesperan al comprobar su poca capacidad de concentración. Si en la vida ordinaria se sienten dispersos, basta que se sienten a meditar para que su cabeza parezca el smartphone de un bachiller. Suelo explicar que es lo normal; la concentración sobre los movimientos, las posturas del cuerpo y la respiración, suscitan o despiertan múltiples samskaras, burbujas del inconsciente.

Como en la escultura de Bernini que representa a Teresa de Ávila desmayada porque su alma ha volado a otras esferas, así nuestro cuerpo pierde tono y fuerza cuando la mente está en otra parte. Y no estoy hablando del famoso «viaje astral», sino en realidad de cualquier dispersión de la mente. La buena noticia, como suele ocurrir en la práctica del yoga, es que si la distracción desmaya el cuerpo, por el contrario, si imprimimos movilidad y energía a nuestra práctica, esta actitud, Dharana, nos sirve para centrarnos de nuevo en el aquí y al ahora, o sea, a la realidad.

Meditación sobre la esterilla

Por otra parte, siempre he defendido que los distraídos pensamientos que nos asaltan durante nuestra práctica tienen una calidad especial, al menos son más claros y manifiestos, puesto que la respiración es más amplia, natural y fluida y los movimientos y las posturas del cuerpo más libres. Si consultar un problema con la almohada nunca ha sido una buena estrategia, salvo para alcanzar el insomnio, tal vez sí sea una buena idea depurar los asuntos que nos ocupan a través de la práctica de la meditación y el yoga. Así nuestra práctica se convierte en cierto sentido en nuestro coach o, incluso, en nuestro oráculo a quien consultarle, de un modo premeditado o espontáneo, desde asuntos pedestres hasta las grandes cuestiones metafísicas. Pues toda posible respuesta, toda verdad y toda ciencia, ya están dentro de notros o ante nuestros ojos. «Pensar desde el fondo del no-pensamiento», decía el maestro zen Deshimaru.

«Concentración» significa en español hacerse uno con su propio centro. La concentración fina y minuciosa en los mínimos detalles internos y externos de las posiciones y los movimientos del cuerpo logran que, cuando irrumpe el pensamiento distraído, se haga más manifiesto. Se trata de la yoga-meditación: la observación clara de lo que pasa por la mente cuando estamos sobre la esterilla.

Me llama la atención que quienes han descrito el logro del samadhi, o el kenshó, o los primeros vislumbres de la iluminación, no suelen definirlo como algo extraordinario y sorprendente, sino que suelen decir «siempre lo he sabido», «siempre lo he tenido delante de los ojos, sólo que hasta ahora no me había dado cuenta». Así todo lo que andamos buscando en realidad ya está en nuestra mano.

Hay un viejo cuento budista sobre un rey y una reina que están enamorados el uno del otro. De repente les surge la duda de qué o quién es lo que más aman. Después de meditar durante un largo tiempo ambos, cada uno por su lado, llegan a la conclusión de que, aunque aman mucho al otro, lo que en realidad más aman es a sí mismos.

¿Qué es, entonces, lo más importante? ¿El sol, la luna, el Banco Central Europeo, los libros, el vegetarianismo, la República, el fútbol, las elecciones primarias, el índice de desempleo…? ¿Qué es lo más importante?

El koan, el enigma o la pregunta, puede ser como el guijarro que arrojamos a la poza del inconsciente para observar qué onda, reflejo o sonido nos devuelve.

Considero que es mejor que lo meditemos realizando nuestras asanas sobre la esterilla.

Si quieres, puedes escribirnos a: info@yogaenred.com

Joaquin Garcia Weil (Foto: Vito Ruiz)Quién es

Joaquín García Weil es licenciado en Filosofía, profesor de yoga y director de Yoga Sala Málaga. Practica Yoga desde hace veinte años y lo enseña desde hace once. Es alumno del Swami Rudradev (discípulo destacado de Iyengar), con quien ha aprendido en el Yoga Study Center, Rishikesh, India. También ha estudiado con el Dr. Vagish Sastri de Benarés, entre otros maestros.

Más información:

http://yogasala.blogspot.com

https://www.facebook.com/yogasala.malaga