Conocí el ayurveda a través del yoga. Desde jovencito me sentí fascinado por el dominio del cuerpo y la mente de los yoguis. Practicaba devotamente las secuencias que aprendí con mi primer profesor de yoga, al tiempo que leía abundante literatura acerca de asanas, bandhas y demás aspectos relacionados con este bello arte del cultivo de la fuerza vital y la salud. Escribe Pedro Arce Cifuentes.
Pero, como les pasa a muchos investigadores que se adentran a buscar respuestas en lo desconocido, a veces el propio proceso es caprichoso y tiene reservados destinos distintos a aquellos por los que comenzó la búsqueda.
En mis lecturas acerca de yoga, entre líneas empezaron a aparecer conceptos como los doshas o la existencia de diferentes tipos de prana, que insistentemente me remitían a esta medicina ancestral hindú.
Guiándome por mi intuición decidí ir a formarme directamente a la fuente. Estaba listo para lo que sería la aventura de mi vida. Viajé a Kerala, India y estuve estudiando con la doctora Gheeta S.R. Allí fue donde sentí el verdadero ayurveda y revolucionó muchos de los conceptos que había aprendido de la lectura de mis libros. El ayurveda afectó incluso a mi propia práctica del yoga.
En el mundo de las terapias, ya no es nuevo argumentar que un concepto holístico de sanación debe englobar una perspectiva física, mental y espiritual. Afortunadamente hoy sabemos que una técnica de manipulación física, como puede ser un masaje, afecta profundamente a la persona más allá de los ligamentos o tendones. Todo está armoniosamente entremezclado. Pero lo que más me atrajo del ayurveda fue el trabajo específico en el plano espiritual del ser humano. Daiva-vyapasaraya Chikitsa o terapia espiritual que fomenta el uso de la meditación, los mantras o la sanación pránica, entre otros.
La curación, la fe y la paciencia
En India me impresionó cómo la gente se entregaba en cuerpo y alma a la sanación. Aunque deseaban curarse cuanto antes, para ellos el tiempo de recuperación no era lo más importante, y tenían la paciencia necesaria para que el cuerpo se equilibrara de forma natural y sanara de nuevo. Tenían fe en el proceso.
Tampoco es nueva la relación entre el yoga y el ayurveda. El sentido último del yoga es espiritual, y el trabajo energético o pránico es de gran importancia para alcanzar este fin. En India los buenos maestros de yoga tienen extenso conocimiento de los puntos marma o puntos por los que fluye y se manifiesta el prana. Saben cómo tratarlos mediante manipulaciones, aceites o ejercicios de concentración. De esta forma potencian el efecto terapéutico de cada postura y de la práctica.
En el ayurveda se hace un estudio de la constitución de cada individuo llamado pakriti, que es el equilibrio de los tres doshas: Vata, Pitta y Kapha para cada persona. Según esto, se define enfermedad como un desequilibrio en este sistema tridosha. De esta forma, dependiendo de los desajustes que se produzcan serán requeridas diferentes medidas terapéuticas necesarias para armonizarlos. Obviamente este pakriti no es igual para todos, como tampoco lo son nuestras cualidades individuales. Según el ayurveda si gestionamos nuestra vida en función de este pakriti, será más fácil preservar y potenciar nuestra salud. Nuestra alimentación por ejemplo, debería estar en sintonía con esto. Y nuestro sentido común y experiencia, nos dice que un mismo alimento no es igual de beneficioso para todo el mundo, pudiendo en algunos casos llegar a ser perjudicial para algunas personas.
Del mismo modo, nuestra práctica del yoga debería estar también en sintonía con nuestros doshas. Hoy en día en Occidente, cuando hablamos de yoga debemos acompañarlo de un apellido que nos aclare, si es Kundalini, Vinyasa, Hatha… Pues aunque las asanas sean las mismas, cada uno enfatiza en diferentes aspectos de la práctica. Unas serán más meditativas y sensitivas como Yin Yoga, por ejemplo. Otras pueden ser más físicas y enérgicas como puedan ser el Asthanga.
Yoga adaptado a tu dosha
Desde el punto de vista del ayurveda, la práctica del yoga en sí misma es una medicina natural. Pero como cualquier tratamiento curativo, la posología debe ajustarse a cada persona. Un practicante con constitución predominantemente Vata, por ejemplo, basado en los elementos aire y éter, que abuse de una práctica de yoga demasiado dinámica o física, será presa fácil de problemas articulares y cierta agitación mental. Aquella persona con energía Vata, inestable por naturaleza, con tendencia natural al movimiento, encontrará armonía en una práctica en la que pueda sentirse tranquilo y abandonarse confiado. Ya seamos profesores de yoga o practicantes, la perspectiva ayurvédica tiene muchísimo que aportarnos.
El ayurveda habla de buscar equilibrio en nuestros doshas y todos los aspectos de nuestra vida, en un mundo cada vez más polarizado y desnaturalizado.
Curso de Medicina Ayurvédica Integral
Pedro Arce Cifuentes es licenciado en ciencias químicas y formado como terapeuta ayurvédico reconocido por el Gobierno Indio por la Dra. Gheeta S.R. en Kerala, India. Profesor de Medicina Ayurvédica Integral en el Instituto de Estudios Naturales El Vergel
Ha diseñado un curso de Medicina Ayurvédica para IEN El Vergel con profundo respeto por el ayurveda y por su maestra. Intenta dar un enfoque real y holístico de las herramientas que estudió en India: alimentación, práctica física, práctica energética y práctica espiritual, técnicas manuales de sanación, uso de fitoterapia, cosmología, técnicas de limpieza y panchakarmas y un apartado para la belleza.
Duración: 108 horas
Inicio: viernes 10 de enero a las 17 horas. Las clases serán todos los viernes de 17 a 21 horas.
Más información: http://www.ienelvergel.com
ॐ सह नाववतु ।
सह नौ भुनक्तु ।
सह वीर्यं करवावहै ।
तेजस्वि नावधीतमस्तु मा विद्विषावहै ।
ॐ शान्तिः शान्तिः शान्तिः ॥
OM, señor protégenos a todos
Permítenos aprender juntos
Permítenos trabajar con energía y vigor
Permite que nuestro aprendizaje sea brillante
Y evita los malentendidos entre nosotros
¡¡¡OM, paz, paz, paz!!!