A raíz de la publicación, el jueves pasado, del artículo ¿Estamos equivocando al personal?, que trataba sobre la proliferación de “nuevos yogas” y “pseudoyogas”, el facebook de Yoga en Red echó humo. Estas son algunas opiniones que hemos transcrito de allí.
Sonia De Andres Almeida:
“Estoy totalmente de acuerdo con los dos (artículos)… Yo creo que solo existe un» yoga», y lo que hay son muchas escuelas distintas. Pero si se obvia una cara de una misma moneda, ya no es una moneda. De igual manera, obviar la meditación, el pranayama… entonces eso no es yoga, aunque se practique con consciencia… que en algunas nuevas tendencias ni eso”.
Sandra Lafuente Portillo:
“He visto escuelas que promocionan no cantar ‘ni un solo OM’ como su mejor valor. Así que imagínate…”.
Juan Ruiz Shedden Karmadas:
“Personalmente pienso que están equivocados los que crean una nueva disciplina y utilizan de forma incorrecta el nombre de la ciencia milenaria del yoga. No se puede mezclar algo que es una ciencia para vivir mejor como es el yoga, con ejercicios físicos para ver quién lo hace más difícil, más bonito y hasta más rápido.
En ninguna de estas nuevas disciplinas son aplicables los sutras del Maestro Patanjali, todo esto es en detrimento de la ciencia y para alimento del ego y del bolsillo…!”
Altivolantis Tania Preuss
“Yoga como yogures hay de todos los sabores pero son de plástico. La vulgarización, lo masivo impera en nuestra sociedad. Hay que saber distinguir entre yoga y sucedáneos…”
Pepa Castro:
“Puede que en el yoga, como en todo, en esa oferta masiva de estilos, métodos y gimnasias predomine la tendencia a mistificar y a frivolizar. No deberíamos escandizarnos ni gritar anatema. O sí, pero entonces hagámoslo también cuando veamos manipular, maltratar y banalizar muchos otros valores y contenidos sociales y culturales.
No basta tampoco con proferir descalificaciones. Quizás para defender los valores intrínsecos del yoga tengamos que ponernos de una vez por todas a defender una causa más universal aún que el yoga y que le contiene: los valores que nos hacen humanos y espirituales, el arte que exalta la sensibilidad, la cultura que promueve nuestras potencialidades, las relaciones basadas en la honestidad, la compasión y la solidaridad.
No es solo el yoga auténtico el que está en peligro, sino todos los instrumentos que promueven la inteligencia, la libertad, el humanismo, en favor de aquellos otros que adocenan y adormecen la capacidad de discernir. Este debería de ser criterio suficiente para elegir el buen yoga , el buen cine, la buena literatura o los buenos amigos”.