Es un tema bastante controvertido. Podemos encontrar varios tipos de respuestas dependiendo de cada formación. Yo digo que sí: los ajustes ayudan a mejorar el “bienestar optimizado” dentro de las posturas, proporcionando una mejor efectividad para que cumpla la funcionalidad postural. Escribe: Keilla Dias.
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Foto de Pavel Danilyuk
En otras palabras, los ajustes ayudan al alumno a encontrar una alineación más segura y efectiva y profundizar en la postura. Sin embargo, no siempre son necesarios si logras desarrollar una práctica que genere una mayor consciencia corporal y sean tus propios alumnos los que hagan sus propios autoajustes.
Históricamente a lo largo del tiempo la práctica del yoga se ha transmitido principalmente de manera oral, brindando las instrucciones necesarias para su adecuada ejecución. Hoy en día es frecuente que el instructor realice demostraciones, facilitando así la comprensión de las posturas por parte de los alumnos, que aprenden más visualmente. Además, hay maestros que prefieren guiar con instrucciones verbales según vayan viendo las necesidades de todo el grupo, y otros a través del toque, y todo está bien. Diría que lo ideal es tener claro lo que quieres comunicar y combinar varias formas de enseñar, porque no todos tenemos la misma forma de aprender.
Cuándo ajustar y cuál es tu finalidad
Ante todo, hay que identificar la necesidad del ajuste. Primero, para que el alumno pueda hacer la postura con total seguridad, y segundo, si no hay esa necesidad, dejar que el alumno pueda explorar sus propias capacidades dentro de la postura sin quitarle la autoconfianza. La finalidad, dado el caso, es modificar la postura para que esta se adapte a las necesidades y capacidades de cada alumno. Pueden ser realizados por el profesor o por el propio alumno a través de indicaciones con el objetivo de encontrar una alineación más efectiva y que el practicante pueda experimentar una sensación de empoderamiento interno.
Algunos estilos de yoga, como Iyengar, enfatizan los ajustes manuales y con accesorios para refinar la alineación, mientras que otros, como el Vinyasa, pueden priorizar la exploración personal del movimiento. En Fascia Yoga, además de las demostraciones, preferimos ampliar un vocabulario que permita la autoexploración y el autoajuste, porque partimos del principio de la biotensegridad para generar un estado de bienestar optimizado.
¿Qué es la biotensegridad?
La biotensegridad son las fuerzas internas de tensión y compresión. Este término viene de tensegridad, término utilizado en arquitectura que significa que la tensión e la integridad están integradas y distribuidas por las fuerzas de tensión, creando estructuras ligeras y adaptables, aportando inteligencia estructural. Es el yin y el yang de la biomecánica.
¿Qué es el bienestar optimizado o generalizado? También llamado Third force, es un estado donde nos sentimos autoorganizados, sin tensiones, sin dolores, sin molestias. Un verdadero estado de plenitud que nos encontramos cuando las fuerzas de tensión y compresión se encuentran en equilibrio, generando una sensación de armonía y bienestar.
Cómo ajustar a través de la biotensegridad
1. No imponer una alineación rígida
El cuerpo no es una estructura fija, sino una red adaptable de tensiones y fuerzas. En lugar de forzar una postura idealizada, los ajustes deben guiar al alumno hacia una organización más orgánica, funcional y equilibrada dentro de su propia estructura.
2. Escuchar la respuesta del cuerpo
Cada persona tiene una arquitectura biotensegrítica única. Un ajuste que funciona para un alumno puede no ser adecuado para otro. Observar cómo responde el cuerpo al ajuste es clave para evitar compensaciones innecesarias o bloqueos en la continuidad de la red fascial. Escuchar las necesidades de su propio cuerpo es una forma de enseñar con seguridad y evitar lesiones.
3. Facilitar la autoorganización
Más que «colocar» al alumno en una postura, el ajuste debería ayudarle a sentir y explorar su propio equilibrio interno. En lugar de depender de la corrección externa, el practicante desarrolla mayor propiocepción e interocepción.
4. Respetar la continuidad fascial
El cuerpo funciona como una red continua de fascias, y un ajuste en una parte del cuerpo puede generar efectos en otras zonas. Ajustar con conciencia de estas conexiones evita generar tensiones innecesarias y potencia la integridad del cuerpo. Enseña al alumno ser gentil y amable con su propio cuerpo.
Los ajustes no son imprescindibles
En resumen, cuando ajustamos a los alumnos desde la perspectiva de la biotensegridad, dejamos de pensar en la «alineación perfecta» y pasamos a un enfoque más orgánico y adaptable, donde el cuerpo encuentra su propio equilibrio a través de la percepción y el ajuste inteligente.
En definitiva, los ajustes pueden ser beneficiosos pero no son imprescindibles. Lo más importante es fomentar una práctica consciente y respetuosa con el cuerpo desde la consciencia corporal del alumno. Hay varias formas de poder hacer ajustes, no solo en la práctica del yoga como también en otras prácticas de movimiento corporal. Deben realizarse con conocimiento, cuidado, respeto y con el consentimiento del alumnado.
Keilla Dias es profesora de yoga desde 2010, autora de herramientas pedayóguicas y desde 2014 viene especializándose en el sistema fascial con más de 500 horas certificadas. Ha desarrollado su propia metodología holística interdisciplinar llamada Fascintegrity que trabaja con la perspectiva de la fisiología y anatomía fascial aplicada al movimiento y al alineamiento postural. Es colaboradora en las formaciones de la Escuela Om Shree Om y la productora del Festival anual de Yoga en Familia Om Shree Om desde 2019.
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