La intención del presente artículo es ofrecer una breve explicación de lo que fue la consolidación y expansión del budismo, y la importancia que en ello tuvieron especialmente dos territorios como Magadha y Gandhāra. Escribe Diego Borrego.
En el periodo que va del siglo VI a.e.c al II e.c, el budismo va a nacer en Magadha, se va a consolidar en esta región –mahājanapada– y va hacer una primera expansión hacia Gandhāra a través de la Uttarāpatha –o ruta del norte–. En Gandhāra se darán toda una serie de factores que facilitarán y favorecerán la conexión con la Ruta de la Seda, que será elemento clave para un definitivo salto hacia China y de esa manera empezar a establecerse como una religión/filosofía universal.
En la Magadha del siglo VI a.e.c se estaba dando la aparición de nuevos paradigmas mentales que buscaban explicar la relación del hombre con el universo más allá de lo ritual [1]. El brahmanismo y su mundo “ceremonial” marcaba hasta ese momento la tendencia mayoritaria en cuanto a esa relación [2]. El movimiento śramanico, ya presente en Magadha, parece haber sido el germen de toda una serie de corrientes heterodoxas que surgieron en contra de la ortodoxia del brahmanismo que ofrecían una nueva propuesta “filosófico/religiosa” y de entre las cuales destacaban el budismo y el jainismo. En todo caso, ese rechazo a la ortodoxia brahmánica no parece ser elemento único explicativo del nacimiento, consolidación y expansión del budismo. Sin duda el contexto socioeconómico va a ser decisivo y explicativo del desarrollo de los acontecimientos.
Ese contexto mostraba unos elementos que empezaban a estar muy presentes en los primeros reinados de la dinastía Haryanka. Durante esta dinastía se comenzaban a poner las bases de lo que después acabó siendo el gran imperio de los Maurya. Se organizó el espacio hacia un desarrollo social y económico que iba a dar lugar a la segunda gran urbanización [3] de la India. Magadha iba a ser un territorio en continuo desarrollo y prosperidad desde este momento hasta el siglo II a.e.c. gracias a una mejora del rendimiento de la actividad agrícola, que a su vez vino determinada por una consolidación en la introducción del hierro como materia básica en la construcción de herramientas. El hierro no solo facilitó la aparición de nuevas armas, más robustas que las anteriores, sino que –y principalmente– permitieron una mayor facilidad tanto en la desforestación de nuevos territorios, como en unas nuevas herramientas que mejoraban el rendimiento de las cosechas. Esto motivó grandes excedentes que dieron lugar al acceso de más población a cierta adquisición económica, lo que motivó una mayor demanda de elementos relacionados con la artesanía, el lujo, produciéndose de esa manera la consolidación del comercio de largo recorrido, y a todo esto la aparición de nuevos tributos [4].
Fue en ese contexto en el que nació el Buda y se desarrolló el budismo temprano. Al margen de esos nuevos paradigmas, el budismo “aprovechó” la coyuntura de estratificación social que se estaba dando –a consecuencia de esa nueva realidad socioeconómica– y fue capaz de ofrecer espacio tanto a nuevos “ricos [5]” para su reconocimiento social, como a la gente más desfavorecida –pobres y mujeres–. Ese nuevo espacio tenía que ver con la participación en lo religioso, a lo cual el budismo estaba aportando los conceptos de dharma, karma y reencarnación. A partir de ahí todo el mundo tenía la oportunidad de intervenir en su destino.
El budismo temprano empezó a consolidarse ya en los tiempos del Buda y gracias a las donaciones y al patronazgo real pudo ir elaborando toda una red de stūpas y monasterios, fortaleciendo un importante tejido de comunicación y apoyo que permitió que numerosos monjes renunciantes abandonaran su espacio itinerante y se instalaran en estos monasterios; monasterios que de esta manera también hacían su aparición en la historia.
Todos estos procesos se verían reforzados en la dinastía de los Nanda, que por una parte serían patrones tanto del budismo como del jainismo, y por otra seguirían participando del desarrollo como imperio de Magadha, cosa que va a ser vital para la expansión budista y que se verá culminado con el reinado de los Maurya [6].
Pero fue la llegada del reinado de Aśoka lo determinante para una expansión más generalizada del budismo. Aśoka fue un gobernante del imperio Maurya quien asumiendo el mandato del dhamma budista, decidió expandirlo y consolidarlo en todo el territorio perteneciente al imperio, con la intención además de proyectarlo más allá.
La Uttarāpatha [7] o ruta del norte se presenta básica en ese proceso de expansión, ya que hará posible el contacto especialmente con Gandhāra que permitirá una evolución del budismo temprano. En la Uttarāpatha se generaron espacios de dinamismo cultural, religioso y filosófico en gran parte de su recorrido. De este modo se fue consolidando como una gran arteria por la que circularon mercaderías, productos de lujo, “militares” y todo tipo de administradores.
La consolidación de esta ruta tendrá como elemento principal el patronazgo que de ella hizo Aśoka, en su insistencia de expansión, no solo del budismo sino de su reinado, construyendo lugares dentro de las rutas para facilitar el descanso y promoviendo su desarrollo.
Hay pruebas arqueológicas que sitúan monasterios y stūpas budistas siempre cerca de esta ruta –y sus “afluentes”– y en la proximidad de territorios urbanos o agrícolas en los que la población autóctona tenía cierta capacidad económica para poder participar de las donaciones –dharmadāna [8]–. Esos monasterios, además de las ayudas imperiales, necesitaban de estas donaciones para poder subsistir y convertirse en elementos esenciales para la expansión budista siendo también lugar de descanso, no solo para monjes y monjas, sino para todo tipo de mercaderes. De esta manera se convertirían en espacios de intercambio de ideas, y sobre todo en zonas de instrucción y divulgación de las enseñanzas budistas.
El objetivo de Aśoka se vio cumplido y pudo controlar de manera absoluta la Uttarāpatha en su conexión de Magadha con Gandhara. A partir de su reinado, el budismo comenzó a desarrollarse como una religión panindia, convirtiéndose finalmente en un planteamiento filosófico/religioso mundial. Fue en ese momento cuando Gandhāra pasó a formar parte del mundo budista.
Después de la caída del imperio Maurya los indogriegos y otros grupos como los indoescitas –Śakas– tomaron el relevo como autoridad del espacio del norte de la India, aunque en ningún caso ocuparon una extensión como la que los Maurya llegaron a controlar. El dominio sobre Gandhāra de estos grupos, de culturas y origines distintos, dotaron a la región de un crecimiento y un mestizaje que dieron lugar a un extraordinario desarrollo en todos los sentidos, especialmente en el arte. Los indogriegos en los últimos siglos a.e.c fueron mecenas del arte griego en Gandhāra, de ahí las primeras representaciones del Buda –claramente helenizado– dentro de un contexto de “aparición” y consolidación del budismo Mahāyāna. Tantos los indogriegos como los persas, y anteriormente los Maurya, fueron muy permisivos en lo que se refiere a creencias religiosas. Aunque existen numerosas representaciones en el periodo entre siglo II a.e.c y I e.c tanto de dioses persas como de dioses hindúes, parece ser que en esta época la presencia y consolidación del budismo en el territorio es clara.
Ya a mediados del siglo I e.c., los Kuṣāṇa, una rama de las hordas Yuehchi del noroeste de China, conquistaron el valle de Kabul y Gandhāra. Gandhāra, como hemos visto, ya era un territorio próspero y dinámico, y aunque los Kuṣāṇa traían consigo básicamente el zoroastrismo como creencia básica, su contacto con esta tierra hizo que empezaran a asimilar elementos griegos, hindúes y especialmente budistas. A esto ayudo el carácter nómada de los Kuṣāṇa, que abrió la posibilidad de adquisición de nuevas tendencias religiosas. Esto se dio de tal manera que su figura más importante, el rey Kaniṣka se convirtió al budismo ya en el siglo II e.c.
Va a ser bajo el reinado de Kaniṣka que el imperio Kuṣāṇa va a obtener su momento de esplendor. A Kaniṣka se le suele emparentar la figura de Aśoka ya que los dos participan en principio de un mismo perfil, grandes reyes conquistadores con muchas simpatías hacia el budismo, patrocinadores de rutas, stūpas y monasterios. Durante su reinado se celebró el cuarto concilio budista que establecerá los principios decisivos para el desarrollo del budismo Mahāyāna. En ese concilio se codificaron las enseñanzas del abhidharma Sarvāstivāda, que tanta presencia va a tener en la expansión budista hacia la China, Japón y Corea.
A todo esto, se seguía dando en la “organización budista” un proceso continuo de “movimiento hacia afuera” y expansión persistente, proceso que comenzó ya en tiempos del Buda como sistema monástico y que facilitaba ese intercambio estructural de donaciones por méritos religiosos, que seguía haciendo posible la construcción el mantenimiento y el crecimiento de esos monasterios y entornos budistas cada vez más influyentes.
El patronazgo que de esa red hizo Kaniṣka es básica para que el budismo accediera a la ruta de la seda desde este territorio. El imperio Kuṣāṇa conquistó toda la región que conectaba Gandhāra con China, al norte de las montañas Karakórum, y abrió una ruta desde Gandhāra a China que permaneció bajo control Kuṣāṇa durante más de un siglo. Esa inmersión en la ruta de la seda fue fundamental para la llegada del budismo a China, y para ello la estrategia budista de “expansión persistente” tuvo que esforzarse más en lo que había venido practicando en los últimos siglos en difusiones previas. En ese nuevo camino a través de la ruta de la seda, el carácter pacífico del crecimiento budista se muestra como elemento indispensable a la hora de presentarse en territorios de gran movilidad, mestizaje y sobre todo en espacios con cultos y doctrinas ya consolidadas a las que asimilar y adaptarse.
El budismo desde su aparición en Magadha, se desarrolló y creció gracias a una inexorable necesidad de expandirse [9], y a una gran capacidad de asimilar todo aquello que iba encontrando por el camino. Aprovechando las diferencias sociales generadas por las nuevas dinámicas económicas supo “alzar la bandera de la igualdad”, en un contexto crítico con el mundo brahmánico.
Notas
[1] El famoso y discutido tiempo Axial de Karl Jasper.
[2] Hay teorías que hablan de la existencia de una cultura no védica aunque si indoaria en este territorio, negando de esta manera el surgimiento de las corrientes heterodoxas de budismo y jainismo en contrapartida de este brahmanismo que no tendría apenas peso en Magadha en esta época. En ese sentido destacar la existencia de montículos de tierras ceremoniales que nada tenían que ver con el mundo védico, y que se presentan como el antecedente de las stūpas budistas y jainistas.
[3] Consideramos a la Civilización del Valle del Indo como la primera gran civilización de la India.
[4] Entendemos que el proceso no queda reducido a una ecuación tan simple como la expuesta.
[5] Los comerciantes y artesanos que se habían ido enriqueciendo pedían un espacio socio /religioso que el brahmanismo se negaba a ofrecerles.
[6] Tanto los Haryanka como los Nanda como los Maurya estarían más próximos a estas líneas heterodoxas de budismo, jainismo e incluso del movimiento ajivika, que de la ortodoxia brahmánica.
[7] No es la única ruta importante a través de la cual el budismo se expandió. Existía también la ruta del sur o dakṣiṇapatha.
[8] Las donaciones importantes venían de familias de comerciantes.
[9] El budismo desde tiempos del buda, al contario que el vedismo, nace con un espíritu de expansión. El brahmanismo se enseña en secreto y de manera muy selectiva, en el budismo la enseñanza se le da a todo el mundo sin importar género ni casta.
Referencias:
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- Singh, Upinder. A History of Ancient and Early Medieval India”. Pearson. Dorling Kindersley 2022
- Shrarma,R.S. India’s Ancient Past”. Oxford India Paperbacks. 2005
- Pániker, Agustín. Las tres joyas. El Buda, su enseñanza y la comunidad”. Ed. Kairós. Barcelona 2018
- Pániker, Agustín. El Jainismo. Historia, sociedad, filosofía y práctica”. Ed. Kairós.
- Barua, Benimadhab. Historia de la Filosofía India prebudista”. Visión libros. Barcelona.
- Doniger, Wendy. The Hindus. An alternative History”. The Penguin Press. USA 2009
- Shatarupa, Dutta. Expansion of Buddhism during the Mauryas” Nalanda University, Rajgir, Bihar, India. shatarupa.dutta@nalandauniv.edu.in
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- Neelis, Jason. Polivalent perceptions of the Uttarapatha in History: Archaeological Evidence, Epigraphic Refe rences and Literary Demarcations en “Revisiting Early India. Essays in Honour of D.C. Sircar)»
- Schlieter, Jens. Did the Buddha emerge from a Brahmanic enviroment? The early buddhist evaluation of noble brahmins and the ideological system of bramins in “Dynamics in the History of Religions between Asia and Europe” Editado por Krech, Volkhard, y Steinicke Marion. Ed. Brill. Boston 2012