Si logramos alcanzar la atención plena con la mente sosegada, hemos iniciado el camino… El objetivo principal de una secuencia extática es realizar ordenadamente unas posturas concretas de yoga con una intención muy clara: la de activar y armonizar nuestro potencial (nuestra energía, sensibilidad e inteligencia) y crecer en creatividad, amor y sabiduría. Escribe Pedro López Pereda.
Cuando nuestros ojos ven la luz blanca, lo que realmente vemos es una radiación electromagnética que está compuesta por todas las longitudes de onda y frecuencias del espectro visible. Es decir, la luz blanca es la unión física de todos los colores del arcoíris con sus cualidades: rojo (energía), naranja (creatividad), amarillo (sensibilidad), verde (amor), azul (inteligencia) y violeta (sabiduría).
De la misma forma, un Ser de Luz sería una unidad espiritual con unos atributos superiores cuyas frecuencias de vibración no son cuantificables, pero que se corresponden con las cualidades que hemos visto en el párrafo anterior. Es decir, lo que es arriba es abajo, pero en planos cualitativamente distintos: el de abajo es un plano de tiempo, espacio y materia, y el de arriba es absoluto, sin límites ni tiempo.
Dicho lo anterior, al realizar una secuencia extática de yoga nos convertimos en un arcoíris inverso que consigue unir en el interior del chakra Sahasrara todas las frecuencias de los colores del espectro visible y sus cualidades, para posteriormente “trasladarlas” al plano superior mediante el cordón de plata. Este proceso es difícil de entender, pero es la forma en que nuestras acciones conscientes se convierten en Luz, una Luz a la que volvemos y de la que realmente nunca habíamos salido.
Recapitulando, el objetivo principal de una secuencia extática es realizar ordenadamente unas posturas concretas de yoga con una intención muy clara: la de activar y armonizar nuestro potencial (nuestra energía, sensibilidad e inteligencia) y crecer en creatividad, amor y sabiduría. Todo ello en perfecta compatibilidad con las acciones de nuestra vida cotidiana. Es un proceso complejo, pero plenamente integrado en nuestra naturaleza esencial.
Las 9 posturas de la secuencia extática
La secuencia extática que vamos a exponer se compone de nueve posturas, de nivel medio-alto, ordenadas según la frecuencia de vibración del chakra que activa. Para realizarse correctamente es necesario tener experiencia previa en cada una de ellas.
La postura de inicio que explicamos en esta primera parte nos va a ayudar a estar centrados en la actividad, mejorando nuestra atención y sosegando la mente.
Para realizar esta secuencia necesitaremos varios elementos de apoyo; lo más sencillo es utilizar mantas de lana reciclada (como las utilizadas por los operarios de mudanzas), complementadas por un bolster (cojín largo de forma cilíndrica) y dos bloques de yoga.
1.Postura de inicio: Viparita Karani sobre bolster de yoga y con las piernas apoyadas en la pared
Aunque sea una postura de inicio, Viparita Karani posee un gran contenido, con lo que se cumple el dicho de que las posturas más sencillas generan los efectos más profundos.
Viparita Karani sosiega la mente, calma el sistema nervioso, fortalece el sistema circulatorio y aumenta la irrigación sanguínea en el cerebro, lo que nos va a permitir rejuvenecerlo y mejorar nuestra atención.
Material de apoyo: Necesitamos un bolster para soportar la espalda baja. Se puede sustituir por dos mantas del tipo antes descrito, dobladas en forma longitudinal (con la altura y el ancho del bolster).
Realización de Viparita Karani:
Colocamos el bolster junto a la pared por su lado más largo.
Nos sentamos de lado en el centro del bolster, con un hombro y las piernas juntas tocando la pared.
En un giro de 90 grados levantamos las piernas sobre la pared sin bajar las nalgas del bolster y apoyamos la espada sobre el suelo con el tronco perpendicular a la pared. Los glúteos y la parte posterior de las piernas deben quedar en contacto con la pared.
Separamos los omóplatos, expandiendo la espalda sobre el suelo, y dejamos los brazos a los lados del cuerpo con las palmas hacia arriba (ver el gráfico).
En la quietud de la postura, elevamos los tobillos y alargamos los gemelos.
Las rodillas, como las piernas, se mantienen alineadas y orientadas hacia el frente proporcionando así firmeza y estabilidad a la postura.
Esta postura reduce el estrés previo a la práctica, mejora la flexibilidad corporal, incrementa la concentración y sosiega la mente.
Mantenemos la posición un mínimo de 10 minutos.
Para deshacerla flexionamos y cruzamos las piernas, apoyando los pies en la pared. Pasados unos minutos, elevamos un poco la pelvis para retirar el bolster. Después, con movimientos lentos, bajamos hacia un lado, permaneciendo unos instantes sobre un costado, y nos incorporamos poco a poco, mirando hacia el suelo, con la ayuda de las manos.
(El próximo lunes la segunda entrega de esta serie)
Pedro López Pereda. Creador del centro Namaskar de yoga y autorrealización en la línea de Antonio Blay. Presidente de la Fundación Yoga y de la Asociación Yoga Meditativo. Miembro de la Asociación Nacional de Profesores de Yoga. Maestro de Reiki.
Ha publicado, entre otros libros: El mandala oculto (2017), El cuenco vacío (2018) y Las leyendas del Yoga. El origen mitológico de la meditación, el pranayama y las posturas de yoga (2021).