En YogaenRed contamos con la valiosa colaboración de Javier Ruiz Calderón, doctor en filosofía especializado en pensamiento indio y filosofía de la religión, que nos ofrece respuestas sobre el yoga, su filosofía y sus técnicas desde una visión de la tradición yóguica actualizada y crítica. Podéis escribir a Javier a info@yogaenred.com planteando vuestras dudas o incertidumbres.
Pregunta: Qué propósitos de año nuevo sugieres en relación con el yoga?
Respuesta: Depende de qué sea el yoga para cada uno. Recordemos que hay que distinguir entre el «yoga higiénico» y el «yoga espiritual» (aunque pueden darse más o menos combinados). Para los que practiquen yoga con el objetivo de mejorar su salud y bienestar físico y mental, y les vaya bien, el propósito evidente sería ser regular en la práctica. Para los que practiquen yoga buscando la liberación de la ignorancia, el apego y el sufrimiento, la cosa es más complicada.
En primer lugar, hay muchas formas de yoga espiritual. Depende de con qué tradición o maestro se identifique cada uno. El yoga de Shivananda, el de Satyananda, el Kundalini Yoga de Yogui Bhajan, el Siddha Yoga de Baba Muktananda, el yoga vedántico de la Ramakrishna Mission, el yoga integral de Shri Aurobindo, los yogas de Sai Baba, de Amma, el bhakti yoga de los Hare Krishna… tienen elementos comunes y grandes diferencias.
En general, el yoga espiritual es una forma de vida que se expresa mediante unas determinadas prácticas: ásanas, pranayama, meditación, oración, cantos espirituales, recitación de mantras, servicio desinteresado, lectura espiritual, cultivo de virtudes morales (no violencia, veracidad, no robar, una vida sexual ética, austeridad…), retiros, prácticas ascéticas (ayuno, silencio, vigilias…), práctica colectiva… El objetivo de esa forma de vida es acercarse al máximo al estado de libertad, ecuanimidad, amor y compasión y plenitud personal que llamamos «la liberación». Quien ha entrado en ese camino y aspira a la liberación puede plantearse los siguientes propósitos:
1) En primer lugar, hacer la práctica (sádhana) lo mejor posible. Es lo más importante en nuestra vida. Solo hemos nacido como seres humanos para buscar la liberación. Todo lo demás es accesorio. Para ello, ayuda poner por escrito un programa de práctica e ir comprobando cómo lo vamos cumpliendo. ¿Qué prácticas voy a hacer diariamente? Otras solo las podré hacer cada semana. Otras cada mes. Otras (como retiros yóguicos, pasar un tiempo con el maestro o la maestra, etc.) una o unas pocas veces al año. Tenemos que comprometernos con nuestra práctica, y ese tiene que ser el principal propósito del nuevo año.
2) Poco a poco, el yoga tiene que ir pasando de ser un aspecto más, junto a otros, de nuestra vida, a ser lo más importante; y, finalmente, a ser lo único importante. La liberación solo puede alcanzarse cuando el yoga se practica de manera «prolongada, constante y con dedicación» (Yogasutras 1.14). Al principio, solo podremos dedicar un rato cada día a las prácticas. Después, poco a poco, iremos aumentando el tiempo de práctica. El yoga irá llenando todos los huecos que nos dejen nuestras otras actividades: el trabajo, la familia, etc. Cada día, los fines de semana, las vacaciones, se irán llenando de yoga. Si podemos, nos haremos renunciantes y nos dedicaremos exclusivamente a la sádhana. Si no nos hacemos renunciantes porque nuestro anhelo de liberación no es lo suficientemente intenso o porque tenemos deberes familiares que atender, haremos toda la sádhana que podamos. El segundo propósito es, pues, hacer el máximo posible de sádhana. Pero sensatamente, claro: la sádhana tiene que ser equilibrada; no dedicar todo el tiempo a los ásanas o al estudio, sino realizar prácticas que vayan espiritualizando el intelecto, la afectividad, la vitalidad, el cuerpo, la actividad, las relaciones personales… es decir, todos los aspectos de la vida personal. Y tampoco hay que pretender hacer más de lo que se puede razonablemente, por las circunstancias personales o el grado de motivación que se tenga, para no crear conflictos innecesarios con nuestro entorno y para no quemarnos y acabar dejando completamente la práctica.
3) Pero, como a lo largo del día hay muchos momentos en que no podemos hacer práctica formal, parece que los que no somos renunciantes no podemos realizar esa práctica ininterrumpida que nos pide Patáñjali, por mucho anhelo espiritual que tengamos. Pero sí que podemos intentar, en todo momento posible —por ejemplo, al esperar el autobús, al caminar por la calle, al hacer tareas físicas que no requieran especial atención, como fregar, etc.— tener la mente orientada hacia la Meta practicando la meditación, la oración o el japa (recitación del mantra) continuos. Cuando se ha practicado lo suficiente, según dicen —todavía no es mi experiencia—, se puede realizar cualquier actividad manteniendo a la vez la conciencia de la Realidad. Pero, los que no hemos llegado a ese nivel, todavía no somos capaces de seguir meditando mientras hacemos determinadas cosas que requieren gran atención, como trabajar, estar con la familia, etc. En ese caso, lo que podemos hacer es, antes de empezar la actividad, ofrecerla a lo Divino o por el bien de todos los seres recitando algún mantra u oración; durante la actividad, realizarla con actitud de servicio desinteresado y adoración / contemplación; y, al terminarla, dar gracias por haber podido hacerla y volver a ofrecerla. De ese modo, espiritualizamos nuestras actividades cotidianas y las convertimos en yoga. Es el yoga de la acción, el gran descubrimiento de la Bhágavad Guita, que nos permite, si tenemos la suficiente motivación, ser yoguis de dedicación exclusiva, practicar yoga ininterrumpidamente y, de ese modo, alcanzar la liberación, la meta de nuestra existencia, sin hacernos renunciantes.
En resumen, algunos de los propósitos de año nuevo que puede plantearse quien practica yoga como camino espiritual son: 1) hacer la práctica lo mejor posible; 2) hacer el máximo posible de práctica; y 3) mantener la conciencia yóguica en todo momento, espiritualizando así todas sus actividades.
¡Feliz año nuevo a todos los yoguis y yóguinis!
Javier Ruiz Calderón (Shánkara) es doctor en filosofía especializado en pensamiento indio y filosofía de la religión. Es profesor de filosofía oriental, hinduismo y budismo en la Universidad Complutense (Madrid) y discípulo de Amma. Lleva más de cuarenta años estudiando y practicando yoga y vedanta. Ha publicado ocho libros y decenas de artículos sobre esos temas. Contacto: jruizcalderon@yahoo.es