Nuestra lectora practicante de yoga, La alumna veterana, nos ha vuelto a enviar sus notas. Nos habla esta vez de los bulos del yoga en torno a las enseñanzas de los maestros interpretadas desde el fundamentalismo. Para comunicaros con ella: info@yogaenred o redes sociales (@yogaenred) con vuestros comentarios.
Gracias, amigas de YogaenRed, por estar siempre dispuestas a publicar mis notas de alumna contestataria (a veces) con ciertas actitudes que he vivido en las salas de yoga.
«Esto hay que hacerlo como decía el Maestro». ¿Nunca habéis dado clase con un profesor o profesora que no osaba salirse ni un milímetro de lo que se supone enseñaba su maestro hace lustros? El bulo venía continuación: «Y si lo haces de otro modo, no vale para nada».
Hoy quiero dejaros mi opinión sobre los profesores/as que deciden seguir al pie de la letra (no se sabe siempre qué letra, pues no tantos maestros conocidos dejaron por escrito sus enseñanzas) las técnicas del estilo de su tradición, aunque esto suponga (según sus «reglas» estrictas) comprimir cervicales o colapsar rótulas.
Las enseñanzas de maestros que crearon linaje o estilo nos llegan a través de las interpretaciones de sus discípulos a lo largo de varias generaciones. Por tanto, cerrarse en banda respecto la realización de un ásana sin tener en cuenta las condiciones físicas del alumno, sus limitaciones anatómicas, sus problemas previos, no tiene mucho sentido. Los buenos profesores, sean de la escuela que sean, deben ser competentes para construir sus sesiones aplicando los ajustes y variaciones necesarias con creatividad y buena comprensión actualizada de anatomía y biomecánica.
¿Qué pensáis de esto?
Personalmente he tenido la suerte de practicar con estupendos docentes y la mayoría no pertenecía a una tradición de guión fijo, sino que más bien adaptaban estilos a su propia formación pedagógica y experiencia personal. Pero tengo que decir que alguno que otro sí me ha retorcido más de la cuenta por no preparar previamente, por ejemplo, una postura avanzada, o por hacerme entrar o salir de un ásana por las buenas, para completar de pe a pa la tabla fija que supuestamente legó el maestro. ¿Dónde queda ahí la idea de ahimsa, la no-violencia?
El dolor bueno no existe. Afirmar lo contrario sí que es un bulo insano que apela a la copedendencia y al masoquismo, y habría que hacérselo mirar. Ya he aprendido a escuchar a mi cuerpo y respetarlo gracias al yoga, así que cuando me dicen «tú puedes», hago exactamente eso: lo que puedo. Y me vale, ya lo creo que me vale.
Mercedes, La alumna veterana. Una lectora de YogaenRed practicante de yoga. La podéis escribir a info@yogaenred.com y la haremos llegar vuestros correos.