En los últimos meses, el tema de la Inteligencia Artificial (IA) ha entrado muy fuerte en la mente colectiva. Es fácil hablar sobre ello prácticamente con cualquier persona. Como en todo, hay quienes la veneran y otros que la repudian, otros que la ignoran y muchos que la temen. Escribe Escuela Mahashakti.
Los medios de comunicación masivos y las redes sociales, han creado ruido y debate en torno a este tema, pero si hacemos un poco de repaso histórico podemos ver que no es tan nuevo y que llevaba muchos años llamando a la puerta.
Para conocer la historia de las IA, hemos hecho un prompt (palabra utilizada para describir la pregunta que se le hace a una IA) a una muy conocida. Resumiendo la respuesta, nos dice que su origen está en la década de 1940. Su desarrollo fue lento a lo largo del siglo XX, una lentitud que dio sus frutos en el año 1997, cuando la conocida IA de IBM “Deep Blue” ganó al campeón del mundo de ajedrez del momento. Ya en el siglo XXI avanza a un ritmo frenético y realmente penetra en nuestras vidas a través de los sistemas operativos de los distintos dispositivos de pantalla (smartphones, tablets y p’cs) a partir de 2010.
En estos últimos años es donde se ha empezado a especular sobre la repercusión que va a tener en nuestras vidas, ya que se prevé que afecte a un número muy elevado de profesiones y puestos de trabajo, y también al yoga.
En el ámbito del yoga, las IAs sencillas ya se han hecho patentes en la vida de muchos practicantes. Apps sencillas, pero cada vez más desarrolladas, son capaces de monitorear las métricas físicas del practicante y desde ahí ofrecerle consejos y prácticas posibles. Otras aplicaciones ofrecen respuestas y consejos sobre aspectos anatómicos, filosóficos, emocionales etc.
Esto nos lleva a plantearnos una pregunta: ¿Podrían sustituir las IAs cada vez más evolucionadas la figura del profesor/a de yoga?
Las claves de la enseñanza
Para poder responder a esta cuestión vamos a hacer referencia a una máxima que escribía Sri Aurobindo, padre del Yoga Integral, mucho antes de la aparición de las primeras IAs. Él decía que se puede enseñar yoga por Instrucción, Ejemplo y Presencia.
– Enseñar por Instrucción es lo que los profesores con menos experiencia suelen realizar. Aprenden una serie de cuestiones técnicas y las transmiten, siendo esta la manera más básica de enseñar. La capacidad memorística y tiempo empleado harán que sea de una calidad u otra, pero a la hora de llegar al practicante tendrá una limitada capacidad de penetración.
– El siguiente nivel de enseñanza es realizarlo por el Ejemplo. No sólo se instruye, sino que el docente ejemplifica lo que dice ya que lo tiene integrado en su vida. Además de haber aprendido las instrucciones, las ha practicado y forma parte de su vida. Esta forma llega mucho más hondo que la anterior; no sólo se habla de los beneficios de tal técnica sino que se da fe de ello a través de una misma.
– La Presencia es el nivel más profundo de los tres. La presencia no es la autoridad externa del profesor/a sobre el alumno, sino el poder de su contacto, de la proximidad de su alma con el alma de otra persona, infundiendo en ella, hasta en silencio, lo que él es y posee.
Cualquier profesor/a de yoga instruye simultáneamente desde los tres niveles y cada una lo haremos desde el verdadero lugar en el que estamos. Podemos fingir el nivel de instrucción pero en el de ejemplo y presencia nuestra vibración, palabras y gestos mostrarán la realidad espiritual que cada una vivamos.
Desde esta perspectiva una IA no podrá llegar nunca a los niveles profundos; desarrollará magistralmente la instrucción, pero su propia naturaleza artificiosa le impedirá desarrollar el ejemplo y la presencia.
Sin el ejemplo y la presencia la enseñanza que se traslada es fría, hueca y teórica. Sobre el papel todo funciona, pero si como profesores ejemplificamos lo que decimos, la profundidad de nuestras palabras cala mucho más hondo.
Para nosotras, en el yoga integral, el papel de una buena profesora es el de acompañar a nuestros alumnos para que conecten con la verdad de su corazón, esto se hace con una buena instrucción técnica de meditación o ásana pero a veces un silencio o una simple sonrisa es más efectiva.
Los profesores/as de yoga tenemos que seguir practicando cada día la gran riqueza que es la enseñanza del yoga, vivir con entusiasmo cada práctica en la esterilla, sentada en el cojín de meditación o estudio del texto con el que estemos. Esto garantizará que nuestra enseñanza llegue, por ejemplo y por presencia. Las IAs podrán sustituir la técnica pero nunca el corazón ni el alma que tenemos las personas.
La respuesta de la IA
A la misma IA que le hacíamos la pregunta le hicimos también esta otra: ¿podrán sustituir las IAs a los profesores de yoga?
Respuesta literal:
Sustituir completamente a un profesor de yoga por una inteligencia artificial (IA) tiene sus desafíos y limitaciones, aunque existen aplicaciones y herramientas basadas en IA que pueden complementar la enseñanza del yoga. Aquí hay algunas consideraciones sobre el tema:
Ventajas de la IA en la Enseñanza del Yoga
- Accesibilidad: La IA puede hacer que el yoga sea accesible a más personas en cualquier momento y lugar, especialmente a través de aplicaciones móviles y plataformas en línea.
- Personalización: Las aplicaciones de yoga basadas en IA pueden personalizar las rutinas de yoga según el nivel de habilidad, los objetivos personales y las limitaciones físicas del usuario.
- Monitoreo y Corrección: Algunas herramientas de IA pueden utilizar la visión por computadora para monitorear las posturas del usuario y proporcionar correcciones en tiempo real.
- Costo: Puede ser una alternativa más económica en comparación con las clases presenciales con un profesor de yoga.
Limitaciones de la IA en la Enseñanza del Yoga
- Interacción humana: Un profesor de yoga humano ofrece una interacción personalizada, adaptándose a las necesidades inmediatas del alumno, algo que la IA aún no puede replicar completamente.
- Corrección precisa: Aunque la IA puede ofrecer correcciones basadas en la visión por computadora, la precisión y el enfoque personalizado de un profesor humano son insuperables, especialmente en ajustes físicos.
- Conexión emocional y motivación: Los profesores de yoga a menudo ofrecen apoyo emocional, inspiración y motivación que son difíciles de replicar con una IA.
- Adaptación a cambios inmediatos: Un profesor humano puede adaptarse rápidamente a las necesidades cambiantes de los alumnos durante una clase, algo que las herramientas de IA aún no pueden hacer con la misma eficacia.
Conclusión
Si bien la IA puede ser una herramienta valiosa para complementar la enseñanza del yoga, proporcionando accesibilidad, personalización y monitoreo, no puede reemplazar completamente a un profesor de yoga humano.
Que la luz del yoga siga inspirando a nuestros corazones y seamos capaces de hacerla llegar a muchas otras almas.
Om Shanti.